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lunes, 19 de septiembre de 2011

El gobierno nacionalista y sus necedades " Eduardo David Ardón

Las necedades más grandes de este gobierno del Partido Nacional se iniciaron en la campaña electoral pasada cuando Don Pepe Lobo decía que este tendría como idea central el “humanismo cristiano” y que además seria la administración del trabajo y la seguridad.
El tiempo transcurrido testimonia, que todo era mentira y que las promesas no eran más que “agua de borrajas”.

Lo primero de todo, el humanismo cristiano en ningún momento se ha puesto en práctica. La barbarie, el salvajismo y la contrariedad que son inhumanas, fueron las acciones que se tomaron contra los hondureños que han recibido gases lacrimógenos, toletazos, aporreadas, torturas y asesinatos sin ton ni son, cuando este protesta, con razón, en contra de las medidas anti populares y dictatoriales del gobierno anti democrático que dirige Pepe Lobo.
Humanismo es generar empleo, desarrollar la democracia, respetar las leyes, darle paz y tranquilidad al pueblo y crear premisas adecuadas para el desarrollo económico.

Nada de lo anterior ha recibido la hondureñidad de este gobierno demagogo. El cristianismo, tampoco es un concepto vacuo, por el contrario, es la práctica de la solidaridad del bien común y del respeto a la vida del hombre o mujer.
En lo relacionado con el trabajo, Don Pepe Lobo ha fallado en toda la dimensión, pues el desempleo arroja cifras espeluznantes pues existen aproximadamente dos millones de desempleados por lo que nuestros compatriotas emigran a otras latitudes como Estados Unidos, España y Canadá, para poder conseguir empleo y enviar las remesas a sus familiares.
La política laboral es incorrecta, pues el invento del mandatario y de Juan Orlando Hernández, Presidente del Congreso, acerca del “trabajo temporal” solo fue “llamarada de tusa” pues hasta el mismo Felicito Ávila, Ministro del Trabajo, ha expresado su inconformidad pues el tal proyecto no funciona porque ha beneficiado a pocos trabajadores.
Por los resultados y por lo que vemos a diario, es que decimos que no hay trabajo y que por ello la crisis se ha vuelto más profunda y dura.

El otro aspecto del slogan presidencial, es el de la seguridad. Ningún ciudadano que posea cuatro dedos de frente, puede creer que el gobierno de los nacionalistas ha resuelto este complicado problema.
Por el contrario, se agudizo de tal manera que estamos indefensos hasta en nuestra propia casa.
Las autoridades de seguridad han fracasado en toda la línea, por lo que urge el cambio por otras más sensatas, juiciosas, capaces y que no tengan intereses políticos que los desvían de sus verdaderas funciones.
Las actuales, se han empantanado y las medidas que presentan, lejos de resolver el problema de la delincuencia más bien lo aumentan y profundizan.
Hasta la saciedad se les ha dicho, que deben depurar la policía de agentes infiltrados por el Crimen Organizado y hacen oídos sordos a tal reclamo.
Por ahí debe empezar una política integral de seguridad, depurando la policía. Por esa razón, es que la empresa privada se opone a la Tasa de Seguridad, de 1,500 millones de lempiras, porque la policía es corrupta y nadie garantiza el uso transparente de tanto dinero que el pueblo está seguro que lo utilizaran en la campaña electoral del señor Ministro de Seguridad.






Las medidas de aumentar el número de años las penas de los imputados, el gasto inoficioso de miles de millones de lempiras en cárceles de alta seguridad, las pantallas de televisión en las calles de las principales ciudades, son medidas de relumbrón que no solucionan el problema del crimen. Al contrario, sabemos que hoy las muertes y atentados, han llegado a la misma policía y hoy si están preocupados, porque se les quema el pellejo.
Urge poner en manos de técnicos y especialistas la Policía Nacional para solucionar el problema, primero, hay que empezar haciendo cambios tal y como han sido  con la  destitución del Ministro y Vice Ministro de Seguridad porque fracasaron en sus funciones y, segundo, hacer una depuración científica de la policía para seguir en el camino correcto de establecer una política integral del tema que nos ocupa. De nada sirvieron las propuestas equivocadas de Oscar Álvarez y Armando Caledonio, pues hoy tenemos una tasa de 86 homicidios por cada 100 mil habitantes. El crimen del sicariato cuenta ya con 3,602 muertos. Con estas cifras, ¿para qué continuar con las actuales autoridades?


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