Habemus
Frente
“¿Cómo se crea el poder?,
¿cómo se construye poder? Yo
siempre dije una
frase…cuando se habla de “tomar el poder”.
Todo el tiempo todo el
mundo hablaba de tomar el poder y
Yo decía: el poder no se
toma, se crea. Quería decir: para tomar
el poder hay que tener un
poder superior al poder. Ese poder,
¿de dónde sale? el poder
para tomar el poder, ¿cómo se construye?”.
Néstor
Kirchner
La
semana que concluyó ayer, marca un punto de inflexión en la vida política de
esta desventurada tierra con pretensiones de ser república, el pueblo ha dado
vida a una nueva organización política de carácter progresista, amplia, diversa,
plural y con propósitos democráticos. Unos años atrás, ni el Abad de San Pedro
lo hubiera soñado sobre todo, en una sociedad pre moderna como la nuestra,
adormecida por el opio de la ignorancia y la desesperanza en la que transcurre
la vida de la mayoría del pueblo.
Me
imagino que cuando se creó formalmente el primer partido político (el liberal)
en 1891, más de alguno, le ha de haber dicho a Policarpo Bonilla (su fundador)
que para qué fundar un partido con ideas “exóticas” – subversivas las llamarían
los nostálgicos del orden colonial - que
nadie conoce excepto unos pocos, en un país tan atrasado, analfabeto y
conservador. Algo parecido sucede en la actualidad con el surgimiento del
Frente Amplio en el seno de La Resistencia, los politiqueros del patio
siguen creyendo que el pueblo es “Bi”,
y, el orden oligárquico, tratará de atacarlo
ideológicamente y de reprimirlo por medio de la violencia, porque saben
el peligro que representa para el status
quo, gracias al apoyo del pueblo.
Frente Amplio: el nuevo referente político
El
retorno del ex presidente Zelaya coordinador del FNRP – a pesar de las necias
resistencias y los riesgos que se corrían con la aceptación del Acuerdo de
Cartagena- ha contribuido no sin dificultades, a que progresivamente se vaya
imponiendo la lógica política por sobre la lógica contestataria que sólo lleva
al inmovilismo. Ello comenzó a evidenciarse en la asamblea del 26 de junio
pasado, en la que se decidió crear una coalición de fuerzas políticas y
sociales de carácter nacional con capacidad de disputar con reales
posibilidades, el poder a la oligarquía que domina el país.
A pesar
de algunas voces interesadas, la inmensa mayoría de delegados decidió crear un
Frente Amplio y dotarlo de estatutos, definición ideológica y una carta
constitutiva para darle vida política propia y para ser inscrito oficialmente
como partido. Los esfuerzos han estado dirigidos a tal propósito, proceso que
culminará el próximo 3 de octubre con la solicitud formal de inscripción previa
recolección de las firmas requeridas por ley.
Ahora
bien, la existencia del Frente Amplio per
se no es suficiente porque se requiere mucho más que eso, entre otras
cosas, un cuerpo de ideas en relación a temas como la construcción de poder, un
discurso político diferenciador, una estrategia de campaña, una política de
defensa frente a la represión y la parte programática etc. En síntesis, luego
de la inscripción, el Frente entrará en una nueva racionalidad política que
pasa por asumirse como opción de poder real lo que conlleva desempeñar el papel
de la verdadera oposición y hacer planteamientos de país; y, a lo interno,
dotarse de un “cerebro” en forma de
equipo que le proporcione creatividad, coherencia, orden, innovación y sobre
todo, credibilidad a su accionar político.
¿Qué
significa que el Frente Amplio es un nuevo referente político? Los sistemas
políticos más o menos modernos que han podido desarrollar institucionalidad
democrática, contienen en sus espectro ideológico las principales corrientes de
pensamiento político que van de la derecha a la izquierda, con todas sus
variantes, pasando por el difuso y confuso “centro político”. Debido al poco
desarrollo político de la sociedad hondureña, en sentido estricto, no se puede
hablar de la existencia de una cultura política de izquierdas que identifique
al sector, entre otras razones, por su escaso desarrollo, la estigmatización de
que han sido objeto las fuerzas que se identifican como tales, el alto grado de
conservadurismo de la sociedad y los períodos de represión sufridos.
El
golpe de Estado creó condiciones excepcionales para el surgimiento de un
referente que podríamos llamar de centro izquierda (por las distintas
sensibilidades políticas que lo integran) moderno y democrático, mucho dependerá del nivel de
institucionalización que pueda alcanzar el Frente Amplio, de su capacidad para
crear condiciones internas para que una organización de extracción y voluntad
popular, permita que grupos sociales subalternos, den origen a una fuerza
transformadora capaz de crear un nuevo Estado. Un referente político con el que
podrá identificarse con claridad la clase media, que es el sector social sobre
el que recae principalmente todo el peso de las medidas económicas neo
liberales, se trata de un proyecto alternativo de mayorías desde la base con
vocación de poder y legitimada por la mayoría capaz de pensar un nuevo país.
A
este nuevo referente le tocará la reconstrucción democrática que claramente no
puede provenir de los mismos partidos políticos, pero tampoco de quienes creen
que todo pasa por la movilización permanente cuando sabemos que las sociedades
no pueden estarlo siempre porque para gobernar también se requiere de
estabilidad y si no, pregunten a Evo Morales, un movilizado y movilizador por
excelencia.
Un
reconocido político español argumenta que los movimientos de protesta y de
resistencia tienen una justificación moral, económica y política absoluta, pero
necesitan ser encauzados (materializarse agrego yo) y vinculados para que
tengan utilidad pública, de lo contrario, son como la espuma de un suflé, que
sube, sube y desaparece.
Por
último, el Frente Amplio contrario a lo que la derecha atrasada cree, será un
aire fresco al desvencijado sistema político no para mantenerlo, sino, para
transformarlo hasta cambiarlo con la democratización de la democracia pero
trascendiendo el concepto de eficacia institucional como sinónimo de
estabilidad, para ubicarlo más bien en el plano de la participación política y
de la acción colectiva. La política en Honduras, pasa por un momento
excepcional en términos de
posibilidades, porque se ha tenido una sociedad donde las mayorías sólo
asienten pero no presionan.
Todos son necesarios, pero no todo.
En
un proyecto político de esta naturaleza, inédito por demás, todas las fuerzas y
grupos que la integran cuentan, pues se trata de construir un horizonte de
futuro en el que la unidad resulta fundamental, por eso, en los estatutos del
Frente Amplio, la unidad adquiere carácter de principio. La diversidad y
amplitud de la Resistencia llevó a que cada grupo o individuo hiciera su aporte
en la lucha por la reversión del golpe de Estado, con lo que efectivamente, se
adquiere el derecho a participar, proponer, criticar, señalar y hasta
descalificar en muchas ocasiones; sin embargo, no siempre lo que se propone se
ajusta a la realidad política del momento.
Se
ha dicho que la Resistencia ha pasado por varias etapas lo cual es cierto, en
cada una de ellas todos o casi todos, algo hemos dicho, no obstante y más allá
del derecho adquirido, de lo que se trata es darse cuenta si lo que proponemos
concuerda con la realidad o no. Algunos ejemplos pueden servir para mostrar lo
que aquí se dice: a) la convocatoria para una Asamblea Nacional Constituyente,
¿de dónde salió esa idea? Seguramente de la tradición política – nefasta- que
después de un rompimiento constitucional, se trataba de enmendar la situación,
reformando o cambiando la constitución bajo el argumento que nuevas reglas
servirían para que en el futuro, tal situación no volviera a repetirse. También
puede decirse, que el golpe de Estado se produce por el agotamiento o ausencia
de los recursos constitucionales para evitarlo, porque la constitución ya no
responde a las realidades del presente etc.
Esa
idea fuerza (la convocatoria) no pudo ser desarrollada y tampoco implementada
en su momento, no pasó de ser un recurso político a pesar del gran esfuerzo que
supuso la recolección de más de un millón trescientas mil firmas, que ahora
esperan olvidadas, para que alguien rescate la valiosa información que
contienen y la ponga al servicio del trabajo de organización y documentación del
FA, b) la auto convocatoria, ¿quién se acuerda de ella? Algunos grupos
integristas casi la elevan a los altares con el agravante, que nunca explicaron
de qué se trataba, cómo se implementa,
sin contar con ninguna evidencia empírica y lo más alucinante, nunca
supieron a quien se le ocurrió.
Estos
ejemplos, sirven para darse cuenta que las cosas no se consiguen simplemente
porque se desean, y menos en política.
Lo
que no se necesita es “el maximalismo y el infantilismo revolucionario que no
tienen en la actualidad, incidencia en la política práctica porque después de
todo y – muy a pesar de los pesares- ambas posiciones nunca han tenido la más
mínima posibilidad de disputar el poder por su debilidad, y tampoco han contado
con un líder que catalice una situación como la actual”. Hay quienes sin haber
incursionado nunca en política, creen que la política se reduce a los dos
metros en los que cabe su grupo y en un acto que demuestra su escaso manejo de
la variable del poder, se cierran hacia adentro, en lugar de flexibilizarse
hacia afuera; el todo o nada es el equivalente a “patria o muerte” ignorando
que hace mucho tiempo la política dejó de tener esa parte heroica que la
caracterizó por mucho tiempo, se trata
de acumular fuerza social. Ya viene el tiempo para demostrarlo.
Si
en verdad se está comprometido con el cambio social, superar los viejos vicios
de la izquierda tradicional y conservadora requiere de autocrítica y prefigurar
un proyecto de todos, porque la verdadera radicalidad, está en la capacidad de
unirse, abandonar las vanguardias y la posibilidad de cambiar. Los
infantilismos han sido desde que Lenin acuñó el término, el enemigo histórico
de la izquierda, ah, en el sur lo tuvieron que superar para llegar al poder.
S.L.
19/9/2011