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martes, 9 de agosto de 2011

Mel y las trampas del lenguaje "Roberto Quesada "

“Las palabras son como monedas, que una vale por muchas como muchas no valen por una”.--Francisco de Quevedo.

En todo, pero especialmente en política (por supuesto, superada por la literatura), el lenguaje es herramienta fundamental. Por eso cuando se dan crisis, como la de Bill Clinton y Monica Lewinsky, no se responde de inmediato sino que se estudia a profundidad que será lo adecuado. Se reúnen especialistas, asesores del presidente, hasta que logran dar con la palabra clave, pues todo dependerá de una palabra. Así fue como salió Bill Clinton aceptando, pero a su vez restándole importancia, minimizando la situación, cuando dijo que había tenido “relaciones impropias”.

Recuerdo que una ciudad tan liberal (en resistencia) como Nueva York, las declaraciones produjeron infinidad de chistes, bromas, cachondeo en los programas de comedias, pero la expresión cumplió con su función, que era suavizar los cuernos puestos por Bill a Hillary. La palabra clave fue “impropia”, que ya se utiliza normalmente en los círculos políticos estadounidense cuando algún político es atrapado cometiendo en secreto infidelidad, misma que en público condena.

Honduras no se queda atrás y ya practica, sin mucho éxito hasta ahora, ese lenguaje, mejor dicho esa expresión que se incube de inmediato en la colectividad. Sin duda, la más afamada (¿difamada?) es “sucesión presidencial”, que fue rotundo fracaso porque nunca logró su objetivo de penetrar en lo que llaman opinión publica, y se quedó allí, inyectada entre sus creadores. No sabemos por qué, quizá por la experiencia acumulada, el pueblo hondureño de inmediato le llamó a los “sucesos” del 28 de junio: golpe de Estado.

Por esas fechas se intentó también, en campañas de radio, televisión y prensa escrita, llamarle al gobierno que arribó al poder con las metrallas de las fuerzas armadas y de la policía “Gobierno interino”, otro intento fallido, por todos lados se le conoció como “Gobierno de facto”. Mucha gente no sabe ni tiene idea que quiere decir “de facto”, pero sin reparar en ello lo repetían convencidos/as de que de interino, nada.

En fecha más reciente, bajo la Administración Lobo, se cambió la palabra devaluación por revaluación. Algo así como se “revaluará el lempira’. La gente no se tragó el cuento y de inmediato se propagó el pánico por la inminente devaluación y los dólares desaparecieron hasta del mercado negro.

Cuando se firmó el Acuerdo de Cartagena, en el mismo consta que los cercanos al presidente Zelaya que hayan sido acusados pues tendrán la posibilidad de defenderse en libertad. Cuando el Poder Judicial, marionetado (me salió bonito el verbo) por el golpismo, aprovecha que el ex ministro de la presidencia Enrique Flores Lanza, se presenta voluntario, para dar dos golpecitos: uno moral al presidente Zelaya y el otro de advertencia para el presidente Lobo (algo así como que no crea que él manda sino el Poder Judicial), le imputa la ridícula fianza de 27 millones de lempiras y cárcel domiciliaria. Entonces el abogado Flores Lanza, con el única arma disponible, el lenguaje, tilda al Poder Judicial de “Sicariato Judicial”.

La expresión “sicariato judicial” pudo quedar allí, pero no, inmediatamente la reprodujeron los medios de comunicación, la asumieron en pancartas quienes protestan por esa injusticia, pero, sobre todo, corrobora su trascendencia la Asociación de Jueces y Magistrados de Honduras, Asojmah, quienes amenazaron con querellar a Flores Lanza por difamación al tatuarlos con lo de “Sicariato Judicial”.

De sobra sabido es que a raíz del golpe de Estado se formó la Resistencia contra ese golpe, luego se le llamó Frente Nacional de Resistencia Popular y ahora tiene su brazo político Frente Amplio de Resistencia Popular (FARP). También para nadie, con dos dedos de frente como diría mi abuela Mela, es desconocido de que este Frente Amplio lo conforma el pueblo hondureño con un pluralismo ideológico que coincide en que está contra el golpe de Estado y que desea cambios en Honduras simbolizados en una sola palabra: Constituyente.

Haciendo ridículo uso del lenguaje, los enemigos del presidente Manuel Zelaya y del pueblo hondureño, intentan minimizar a este movimiento nacional, llamándoles “zelayistas”. Eso con la intención de limitar la diversidad que se concentra en el Frente Amplio, y que por fin les de algunos resultados la saliva, imágenes y tinta gastada satanizando al Coordinador General Zelaya con el propósito de persuadir al pueblo hondureño y ponerlo en su contra.

Pero al llamar a todo el movimiento “zelayistas”, no espantan a nadie ni tapan el sol con un dedo, la misma CNN acaba de presentar esas multitudinarias concentraciones “zelayistas” (y que no anda en campaña sino saludando a su pueblo luego de dos años de exilio), lo que los medios golpistas llaman “grupos de zelayistas”. Vale más que el presidente Zelaya es una persona humilde sino él mismo se prestaría para que llamaran cada día más “zelayista” al movimiento, pues eso lo engrandece y lo pone a la par de los grandes iconos de la historia universal. Tratando de dañar a Mel y a la Residencia son victimas de su propia “trampa”, convierten el término “zelayista” en sinónimo de “resistencia”, y viceversa.

Digan si no: seguidores del Papa, papistas; de Bolivar, bolivarianos/as; de Sandino, sandinistas; de la Virgen María, marianos; de Napoleón, napoleónicos, de la Virgen de Guadalupe, guadalupanos; de Morazán, morazanistas; de Emiliano Zapata, zapatistas; de Cervantes Saavedra, cervantinos; de San Francisco de Asís, franciscanos; de Perón, peronistas… Qué gran privilegio para Mel, que la multitudinaria resistencia hondureña sea bautizada, por los mismos enemigos del pueblo, “zelayista”. ¡Felicitaciones presidente zelayista en resistencia liberal con el Frente Amplio!

Repito, vale más que Mel es humilde y hace caso omiso a eso del culto al personalismo, puedo constatarlo cuando aquel martes, tres días después del golpe de Estado, fue ovacionado por el mundo entero --aunque duela, nunca antes un hondureño obtuvo este reconocimiento planetario-- cuando se plantó frente al podium de las Naciones Unidas.

Le pregunto a un resistente hondureño en Nueva York, Oscar Armando Flores, coordinador del Movimiento al Frente con el Frente que si él es zelayista. Y me responde: “Nunca he sido de ningún partido, ni liberal ni nacional ni nada, soy de la Resistencia, pero si por ser de la resistencia me quieren decir que soy zelayista, pues yo les digo que sí, que a mucha honra, después de todo el es el máximo líder de la Resistencia”.
Bueno, ya ven que se los dije, tal como respondió Oscar: Zelayista es sinónimo de resistencia. Y viceversa.

Nueva York NY 7 agosto 2011. Feliz cumpleaños Ana, mi hermana.
robertoquesada@hotmail.com

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