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miércoles, 13 de julio de 2011

Rodolfo Pastor Fasquelle sobre El Reporte Final de la Comisión Presidencial de la Verdad‏

No se que diga La Comisión de la Verdad nombrada por el Presidente Lobo sobre las imputaciones que se hacen a Enrique Flores Lanza. Yo se que lejos de ser un ladrón vil, como se le quiere representar, es un hombre falible como yo, que (equivocado o no, en indistintos momentos) ama a su patria y lucha para defender a su pueblo y contra quien se han ensañado los soberbios oligarcas que nos gobiernan, mientras que pretenden encubrir sus propias huellas digitales en el golpe, culpando al fusil y al tolete, de las determinaciones que tomaron en sus misas negras.


Tengo que aceptar que no dejo de sorprenderme un poco, el Informe Final de la Comisión formada por el Presidente Lobo para investigar e informar al pueblo hondureño la verdad de lo ocurrido antes, y después del 28 de Junio de 2009.


No es por supuesto toda la verdad, ni solo la verdad. Porque al menos hay obvios faltantes a primera vista en el Informe resumido que se ha dado a conocer y porque hay presentaciones y valoraciones que difícilmente pueden calificarse de veraces, Claramente no todos los miembros de la Comisión estaban a la altura de su tarea. (Se tendría que haber exigido que todos pudieran hablar el castellano con fluidez) pero varios de ellos se comportaron con valentía en los interrogatorios. Pero es mucho más de lo que yo me esperaba. La definición de un golpe. La insinuación sobre la conspiración. El haber desnudado como era casi ineludible la patraña de la falsa renuncia. La denuncia valiente de las violaciones a los derechos humanos, aunque se queda corta y omite claras pistas.

Son valiosos instrumentos de trabajo las entrevistas publicadas con los diferentes actores claves del conflicto o personajes que quisieron estimar los señores comisionados. No porque digan la verdad. Se contradicen entre ellos. Se contradicen a si mismos dentro de las entrevistas. Y contradicen en ellas lo que han dicho en publico y lo que según los cables del Embajador le dijeron a el.
Cuando leo entre líneas me percato de que los comisionados en efecto saben al final mucho más de lo que dejan publicar. Por la manera en que se formulan las preguntas. Como por ejemplo cuando se le pregunta al General Vásquez Velazquez que solo ha sido amnistiado por sus crímenes políticos y no por los crímenes de sangre de que es responsable como cabeza de la institución que los perpetro. Y le preguntan sobre la orden de captura qué dicen Uds. (los militares) que tenían porque eso supone que quien pregunta sabe y además le esta diciendo a quien responde que eso es una impostura tanto como la renuncia. Que no hubo tal orden escrita antes de los hechos porque en su soberbia ni siquiera pensaron que la necesitarían.
Debo decir además, para ser honesto, que hay algunos conceptos con los que estoy de acuerdo en general. Por ejemplo el de que Mel cometió errores. No creo en su infalibilidad ni en la del papa. Igual en los accidentes que en la generalidad de los conflictos, las dos partes encontradas suelen haber cometido errores y el problema pudo haberse irritado si alguno hubiera sido perfecto. Yo puedo ser salvaje en la critica y es mucho mas fácil criticar, especialmente después de consumado los hechos, que actuar con tino en el momento. Pero no evado la crítica de mi propio lado. Mel cometió errores. Se equivoco en su escogencia de consejeros privilegiando la pureza ideológica sobre el sentido práctico que debe tener siempre en mente un conductor y la moderación que dejo marginada. Por amor del pueblo, se dejo llevar de una dinámica de la plebe que un líder tiene la obligación de resistir y reencausar. Vacilo cuando debió haber jubilado y sustituido de inmediato a los generales rebeldes. Dialogo con los conspiradores cuando debió denunciarlos en público y con tiempo. Ah Catilina! Hablo más de la cuenta y actúo con desorden y con improvisación.
Pero decir como dijo el Sr. Stein (Que Señor! Tan valiente que no le tiene miedo ni a la verdad ni a la historia!) Que Mel fue ÏGUALMENTE culpable, como le escuche decir a Stein y ha quedado escrito, que quienes le dieron el golpe es una barbaridad, una desproporción, muy congruente por lo demás con la tesis de sus padrinos los gringos. No tiene nada de objetivo. Y si mucho de sinverguenzada. Es como culpar a las mujeres violadas o asesinadas de haber provocado su tragedia porque usaron un escote muy bajo o una minifalda, como si con ello buscaran la muerte o la violencia y no llamar la atención y conseguir la atracción de una pareja. Y ese es un error que desvirtúa la intención. Stein en ese momento se convierte en un instrumento. Esa palabra lo desnuda como un canalla. Y los demás se dejan enlodar con el.

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