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jueves, 28 de julio de 2011

¿Resistente Yo? " Raúl Peña "

Después de tantas y tantas pláticas, de haber escuchado a mis amigos, familiares, políticos y de largas horas de autoanálisis, he decidido externar abiertamente lo que pienso acerca de ser o no ser resistente.

La pregunta que más me ha costado responderme es: ¿Resistente a qué?
De la manera en que se dieron los acontecimientos, la gran mayoría de nosotros automáticamente tomó una posición, especialmente los liberales, quienes habíamos apoyado y trabajado fuertemente para llevar a José Manuel Zelaya al poder, unos porque estaban de acuerdo con sus actuaciones y otros como yo que las reprobaban rotundamente, por lo tanto nunca apoyé la cuarta urna ni mucho menos los cantos de reelección, soy liberal activo pero no porque piense que el Partido Liberal es de izquierda sino porque desde niño me dijeron que el Partido Liberal era el pueblo y que los liberales eran perseguidos por los militares y los nacionalistas; así crecí viendo la alegría del pueblo liberal después de cada victoria, votando sin conciencia, más por color que por filosofía, más por emoción que por razón.


Hoy que veo y siento la gran división de los liberales me siento obligado a definirme lo más claramente pues sigo siendo liberal activo por lo que aquí van mis conclusiones al respecto: En primer lugar, pienso que a mí me traicionaron los liberales que gobernaron con Manuel Zelaya pues yo voté por el liberalismo y no por el socialismo del siglo 21, así es que el famoso golpe yo lo veo como un contra golpe a algo que ya se venía haciendo abiertamente como era el irrespeto a la constitución, otros poderes del estado, Fuerzas Armadas y demás instituciones legales que forman parte del gobierno como la fiscalía y la Procuraduría General de la República.
En segundo lugar, estoy consciente del daño profundo que se le causó a la economía nacional tanto con las actitudes que tomaron con los dineros del pueblo para financiar el proyecto de cuarta urna, como de las enormes pérdidas que provocaron los toques de queda que paralizaron la economía de un país tan pobre como el nuestro, las consecuencias del golpe fueron lo peor y siguen haciendo mella en la vida diaria del Hondureño, por tanto no puedo celebrar diciendo que esa fue la mejor solución.

Y en tercer lugar, no entiendo qué sentido tiene hablar de resistencia hoy cuando ya todo está claro y la comisión de la verdad emitió un informe al respecto; ¿a qué podría ser resistente ahora? – si es que decidiera serlo – al golpe ya no, ya no se puede cambiar, ¿a los que lo provocaron? Son los que están en el poder y fueron electos por una enorme mayoría. ¿Al ejercito? No puedo juzgarlos a todos por unos cuantos que si se equivocaron, a mi juicio fue tal vez en la forma en que ejecutaron la acción dictada por un juez. Además el ejército ha sido una institución obediente y no beligerante al servicio del pueblo, que se vio envuelta en un problema que provocamos los políticos y que no pudiendo resolverlo manchamos la reputación de muchas instituciones que prácticamente fueron obligadas a tomar partido en el asunto, no son unos santos; pero las Fuerzas Armadas a mi criterio nunca tuvieron la intención de dar un golpe militar.

Por lo anterior y con todo respeto resumo lo siguiente: me engañaron desde la cúpula de mi partido, no soy ni comunista, ni seguidor del socialismo del siglo 21, ni castrista y si hubiese sabido que esa era la propuesta del movimiento de Esperanza Liberal no hubiese trabajado – como lo saben los liberales de San Pedro Sula – ni por Manuel Zelaya ni por Rodolfo Padilla, yo soy liberal y claros están los principios y estatutos del partido.
Para mí los liberales que son resistentes tienen que abandonar el partido con dignidad y valentía, si ya lo hizo Manuel Zelaya, de todas formas tal vez nunca fueron liberales.

Soy resistente sí; a la falta de democracia dentro de todos los partidos políticos de Honduras, soy resistente a seguir viendo figuras como Carlos Montoya, Pineda Ponce, Jaime Rosenthal, German Leitzelar, Nora de Melgar, Rafael Callejas y otros que se quedaron con los partidos no en el partido, soy resistente a gastar una millonada en una consulta para una constituyente en la que el único interés es cambiar un par de artículos y no quieran cambiar ya – ahora – todos los que se pueden, soy resistente a que la educación esté politizada y sin rumbo, soy resistente a la mentira de los gobernantes, a la impunidad con los corruptos, al perdón de sus deudas por decreto, a que se oculte la identidad del funcionario A.

Pero no seré resistente para que se reincorporen los despedidos por política, para darle oportunidad a un grupo para que encuentre espacio de llegar otra vez al poder, ahora por otra vía. Eso es lo que pienso.

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