Zelaya, sino que fue de otros sectores y el
decidió asumirla: “Mel dijo que la cuarta urna no
era una idea de él, que la cuarta urna se la habían
propuesto a él, en una reunión, en un grupo de los
poderosos y que Corrales —Corrales nunca los desmintió—,
porque él sabía que era cierto, que él lo
había propuesto, lo había propuesto por la necesidad
de cambiar, porque es evidente que la Constitución,
primero, había sido violada infinidad de veces; segundo,
es un mar de conflictos y de contradicciones;
tercero, es un documento que pretende regir hasta el
último acto de la vida nacional; cuarto, existen disposiciones
que son absolutamente inaplicables a las
alturas que vivimos nosotros”.
62
Para Carlos Kattán Salem la idea de reformar o
cambiar lo constitución de Manuel Zelaya, está ya
se había planteada por un grupo de ciudadanos de
todos los partidos políticos:
63 “Empezaron todos los
acontecimientos que en Honduras ya conocemos,
como el cambio de una actitud política, de una
mentalidad, de buscar la Cuarta Urna y todo lo que
conlleva. Hago este preámbulo porque esto si fue un
plan, plan bien concebido, desafortunadamente no
podemos negar, que como usted lo dijo, en Honduras
habían inquietudes políticas porque muchos
grupos no se saben expresar, no han tenido opción
de expresarse y de poder participar políticamente. Y,
yo siempre he sido un crítico y por ejemplo, mucha
gente le atribuye al presidente Zelaya, como el
que puso sobre la mesa la plataforma de reformar la
constitución, de convocar a diálogos y no es cierto.
En el 2004, un grupo de sampedranos de todos los
partidos, verdad, de todos los partidos lanzamos “ La
proclama de San Pedro Sula” y hubo una conferencia
de prensa aquí en un hotel, donde estuvo Juan Ramón
Martínez, estuvo el exministro de Cultura del
Partido Liberal, Pastor, estuvo Carlos Urbizo, estuve
yo, estuvieron gente de la UD, del PINU, de la DC,
de todos los Partidos, gente que sin sectarismo políticos,
estábamos preocupados por la situación del País
y que habíamos llegado a la conclusión que el Sistema
Político Hondureño estaba “colapsado” y que no
había los mecanismos de expresión necesarios para
que el pueblo hondureño pudiera tener válvulas de
escape, opciones electorales genuinas y dentro de las
cosas, pues se propusieron “diálogos, cambios Cons-
titución, de reformar la Constitución”, nunca hablamos
de los pétreos, se habló y se llegó a la conclusión
que el problema de la crisis política de Honduras,
es la Ley Electoral, una Ley perversa, excluyente…”.
En el resto de los partidos surgieron diversas propuestas
similares, ya que para muchos de los entrevistados,
la popularidad de la cuarta urna entroncaba
con el deseo de mayores espacios de participación de
la población, debido al alto nivel de decepción con
la política. La posibilidad de instalar una asamblea
constituyente significaba la oportunidad de participar
en la definición del futuro y de las reglas de la
sociedad hondureña, más allá del resultado final que
tuviera esa asamblea. De esta forma: “Al inicio, la
mayor parte de la gente reaccionó con estupor, no sabían
qué hacer, los partidos empiezan a ver qué es lo
que está ocurriendo y no había pasado ni dos meses,
en mayo, el Partido Nacional ve que es popular (las
encuestas lo revelan) y se propone una idea similar,
una urna constitucional; la UD propone mejor la
constituyente en septiembre”.
64
Sin embargo, las diferentes propuestas no logran
converger en una propuesta única apoyada por todos
los partidos y, sobre todo, apoyada de forma conjunta
desde el PLH, como se pone de manifiesto en
la información recabada en las entrevistas: “Sí creo
que hubiera tenido éxito si lo hubiera hecho con el
partido, porque él a quien utilizó fue a los ministros,
los mandó a los distintos departamentos, pero
de alguna manera nos pidió apoyo. En el caso mío,
el ministro que llegó a mi departamento me llamó,
no el presidente Zelaya, no quiso involucrarnos…
No había forma de un diálogo, nosotros habíamos
logrado que don Roberto, don Elvin y el presidente
Zelaya se reunieran previo al golpe en dos ocasiones
y no se pusieron de acuerdo, no fueron capaces”.
65
Tras la falta de un acuerdo ante la propuesta de
Zelaya o de una propuesta alternativa, los partidos,
excepto la UD, reaccionaron frente al proyecto de la
cuarta urna, aunque con fisuras en algunos casos. El
PNH se opuso, el PLH se dividió y en el PINU, si
bien la dirigencia estaba en contra, había un sector a
favor de la cuarta urna.
Con el fracaso de un potencial pacto, entonces
comenzó una fuerte oposición por parte de los sectores
reacios. Sin embargo, como recién se mencionaba,
esta oposición no era un bloque compacto, ya
que distintos sectores continuaron viendo atractivo
el proyecto de la cuarta urna. La división más importante
se daba dentro del PLH: “Es decir, pareciera
que en principio todo mundo estaba de acuerdo…
pero de una forma pactada, como habían sido la
tradición natural y de larga data de la democracia
hondureña: pactar, establecer las reglas del juego. El
PN propuso, la UD estaba de acuerdo, los liberales
estaban de acuerdo, sí, pero no este año, y Zelaya
dice: no. ¿Qué pasó para que eso no ocurriera? Es
claro que el presidente Zelaya no deseaba un proceso
donde él no tuviera un grado de control; o sea, el
proceso tenía sentido si él tenía control y podía tener
control en la medida que fuera lo más cercano a su
gestión”.
66
Desde ese momento en el que fracasó el pacto
se bifurcaron claramente las explicaciones sobre el
propósito y los objetivos de la cuarta urna. Por un
lado, una visión relacionada con la participación y el
legado presidencial: “A mí lo que él me dijo (Zelaya)
es que lo que quería era dejar era un legado, como
lo había hecho Francisco Morazán. Pero, el tiempo
se le acortaba, le quedaban siete meses de Gobierno,
ya se iba. Sí creo que le faltó mayor ponderación,
mayor tranquilidad para dejar el legado que quería
dejar… Yo le pregunté al presidente Zelaya, dígame
la verdad, con la estima y el cariño que nos tenemos:
¿Ud. se quiere quedar? De lo que usted me responda
yo voy a decidir si lo apoyo o no lo apoyo. Y me dijo:
mirá, ustedes no han sido presidentes, no te voy a
negar que el poder es bonito y que uno puede levantarse
cualquier mañana y pensar, ¿me podré quedar?
Pero este país no aguanta. No aguanta que uno se
quede, o que uno dé un golpe de Estado. Mirá, primero
—me dice— la comunidad internacional nos
asfixiaría si damos un golpe de Estado, 15 días duraría
un Gobierno de facto. Ahí se equivocó, el de
Micheletti duró siete meses”.
67
Por otro lado, entre los entrevistados existen
interpretaciones relacionadas con el peligro que
suponía la celebración de la consulta que servía al
objetivo de continuidad y de reeleccionismo del
presidente. El proyecto de la cuarta urna se percibió
como una forma de mantener el proyecto político de
Zelaya, no necesariamente a través de una reelección
(aunque Zelaya afirmó en declaraciones públicas que
la reelección sería tema de debate para la próxima
asamblea nacional constituyente), pero sí a través de
la convocatoria a una constituyente temprana que,
posiblemente, iba a recortar el siguiente período presidencial
y a facilitar, sino la reelección de Zelaya,
por lo menos la permanencia liberal en el poder. Por
eso principalmente fueron los representantes del Partido
Nacional los que se oponen a la idea y también
un sector del PLH que veía amenazado el estatus del
partido. Además, en el contexto internacional, Zelaya
ya era un participante pleno en las reuniones del
ALBA: “Y era evidente que en la mayoría de los países
cercanos o pertenecientes al ALBA, los procesos
constituyentes habían sido una manera de renovar
el liderazgo, aunque en esos casos se hizo a mediano
plazo”.
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De esta manera se generó un proceso de oposición
a la cuarta urna donde se combinó un movimiento
desde la sociedad civil con la defensa de
su postura desde el punto de vista constitucional y
legal. A partir de aquí se planteó y se recurrió ante
distintas instituciones la legalidad o ilegalidad de la
consulta, algo que evidenciaba la oposición al proyecto
de Zelaya por parte de la mayoría de las instituciones
y la indiferencia de Zelaya a la posición de
estas instituciones.
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