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martes, 28 de junio de 2011

Indignada

Cada uno y una es "su palabra".
La palabra dice, describe, explica, manifiesta,
comunica, enseña, persuade, convence.

Lo conozco desde hace muchos años. Y lo conocí ho más joven que ahora, luchando al frente del pueblo Lenca, del cual es uno de sus más dignos representantes.



Me ha conmovido siempre hasta lo más profundo de mi ser, su humildad, su compromiso claridad de propósitos como líder indígena, la suavidad pero a la vez contundencia de sus palabras. Su obstinación en traer a la capital política del país, los problemas de los olvidados pobladores originarios las montañas de Lempira e Intibucá, que nunca estuvieron entre las prioridades de los gobiernos.



Salvador Zúñiga es mi hermano. No compartimos ni padre, ni madre, pero es mi hermano. Nos une el amor inconmensurable por la Pacha Mama, herida de muerte por sus hijos e hijas, que sedientos de poder, no tienen empacho en pisotear la dignidad de seres humanos extraordinarios como él.



Admito que estoy profundamente indignada y que así quise hacer este escrito, que me sale del corazón. Porque no se vale que en el afán de imponer una decisión favorable a la participación electoral, hoy, en la Asamblea Nacional Extraordinaria del FNRP, se haya hecho escarnio de un compañero tan valioso como Salva, como le llamamos cariñosamente quienes le queremos y reconocemos en él a un verdadero patriota.



He seguido su trayectoria desde que los hermanos indígenas vinieron por primera vez a Tegucigalpa, liderados por él, a impedir que olvidáramos que existen, a recordarnos que también son hijos e hijas de esta patria, y que durante siglos han vivido en la miseria y la explotación, víctimas del racismo y la indiferencia.



Porque el racismo es “una filosofía social, biológico-cultural, una actitud y/o un sistema social, que propugna y afirma que la gente de diferentes grupos humanos difiere en valor, que esas diferencias pueden ser medidas o catalogadas jerárquicamente, y que resultan en la ventaja económica, política y social de un grupo en relación a los demás”. Históricamente ha servido para justificar el imperialismo, la esclavitud y el genocidio de pueblos enteros.



Siendo honesta, no es la primera vez que nuestros hermanos indígenas y negros son tratados con racismo en el seno de organizaciones sociales, supuestamente hermanas e identificadas con sus luchas; por lo menos en discurso.



Recuerdo que el año pasado, Salvador llegó a la Universidad Pedagógica con un autobús lleno de hermanos lencas, para sumarse solidaria y militantemente a la lucha magisterial por la defensa del Estatuto del Docente, enmedio de la fuerte represión que sufrían; aún cuando sus comunidades muchas veces carecen de maestros, porque no quieren ir a trabajar a esos pueblos de “indios”.



Jamás podré olvidar, la expresión racista de una maestra obligada éticamente a ser agradecida y a derrumbar los muros de la discriminación, cuando dijo: “hay vienen esos indios jucos a hartarse nuestra comida, como si sobrara”.



Nada distinto de las expresiones de los diputados oligarcas, que cuando los indígenas se plantan en los bajos del Congreso Nacional con sus demandas a cuestas, expresan su malestar por los malos olores que según ellos llegan hasta allá arriba; pretendiendo desconocer, que es precisamente de ese sitio de donde se despiden los olores nauseabundos.



Del mismo trato discriminatorio fue objeto en la Asamblea Nacional del FNRP del pasado mes de febrero, la valiosísima compañera Miriam Miranda, Presidenta de la Organización Fraternal Negra de Honduras (OFRANEH), a quien un miembro del Comité Ejecutivo, pretendió desconocer su representatividad como delegada y lideresa del pueblo negro, apoyado por las barras sectarias, que ya forman parte del paisaje de algunas actividades del pueblo en resistencia.



Pero el colmo del sectarismo/racista, se produjo el pasado 28 de marzo, cuando Miriam fue golpeada, quemada por el impacto de una bomba lacrimógena, y capturada y retenida por la Policía durante una movilización del pueblo garífuna.



Un número muy grande de organizaciones nacionales e internacionales, desplegaron casi de inmediato diversas acciones en solidaridad con Miriam y su pueblo, y exigieron al régimen de Lobo Sosa su pronta liberación. La dirigencia nacional del FNRP, se conformó con emitir un comunicado público de tres párrafos, a través de las redes sociales y la radio, por la detención de una de las más reconocidas de sus 41 miembros. El pueblo garífuna, con más de dos siglos en resistencia y la solidaridad recibida, logró prontamente la liberación de su lideresa.



La Asamblea Intermedia, tampoco fue la excepción de las prácticas sectarias y racistas. Cuando reconociendo los valiosos aportes del pueblo Lenca y de su coordinadora Berta Cáceres, a la lucha del pueblo hondureño en resistencia, se la propuso para formar parte de la Coordinación Nacional. La aplanadora previamente organizada con ríos de creatividad, dio paso al castigo, nombrando a otra compañera que aunque sacó menos votos, fue ungida por los necios contadores que por sus problemas visuales, cuentan doble. La oportuna intervención de Carlos H. Reyes impidió que se cometiera una injusticia.



Por eso lo que lo que sucedió hoy no nos extraña, aunque sí debe indignarnos, porque hasta ahora se nos hizo repetir como loros y loras que: “El FNRP es una organización amplia de lucha política y social, anticapitalista, anti neoliberal, anti oligárquica, anti imperialista, anti patriarcal y anti racista que busca la transformación de las estructuras sociales, políticas, económicas, educativas y de dominación cultural, a través de la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente, incluyente y popular, que apruebe la primera constitución política hecha por el pueblo para refundar el Estado de Honduras, eliminando las relaciones de dominación y explotación actuales y creando un sistema de justicia social que garantice el bienestar, la libertad, y dignidad de todas y todos.” (Manifiesto de fundación del FNRP, Febrero 2010)



Todo hace pensar que igual que ocurre con la política vernácula, ninguno de esos principios sustentadores de un verdadero proceso de refundación, son de interés para los “lideres” del pueblo en resistencia, porque su proyecto fue siempre el electorero (en el que el disenso se penaliza), como lo reconoció hoy en su intervención en la Asamblea, el señor Rafael Alegría.



Según parece, al pueblo le tocará dar muchas más batallas contra el racismo y la discriminación, dentro de sus propias organizaciones sociales; a menos que en la reunión de intelectuales de Siguatepeque se haya decidido otra cosa.



Si quieren califíquenme de romántica, idealista, soñadora, digánme que si no estoy dispuesta a aceptar que esto es “normal” en la práctica política, me vaya a echar pulgas a otro lado.


Y quizás tengan razón, quizás mi lugar no esté precisamente allí, donde se atropella a un compañero o a una compañera, por no pensar igual, por no seguir la línea oficial, por decir la verdad, por perseguir la utopía de un patria donde los seres humanos y humanas, nos veamos y sintamos iguales. Ese y no otro es el país que sueño, la sociedad que quiero construir, el lugar donde quiero vivir y quiero que vivan mi hija y mi hijo, y sus hijos e hijas.



No acepto ni quiero renunciar a la humanidad que me enseñó el Che, cuando en la carta de despedida a sus hijos escribió: "sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda de un revolucionario".




Por ahora, para no dar más espacio a la sinrazón, a la irracionalidad y a la tristeza, prefiero enviar mi abrazo solidario y fraterno al compañero, amigo y hermano Salvador Zúñiga, porque tengo la certeza de que ese sí es terreno fertil !!

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