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viernes, 3 de junio de 2011

El obispo Luis Alfonso Santos enfrenta una querella interpuesta por un terrateniente hondureño

A Luis Alfonso Santos, sus críticos lo conocen como el cura rojo, debido no solo a que fue el único prelado que condenó el golpe de estado contra Manuel Zelaya en el 2009 sino porque no ahorra palabras contra la oligarquía hondureña a la que califica de avara, acaparadora y culpable del hambre y la extrema pobreza de su país.

Sin pelos en la lengua
Hace algunos días este obispo de la Diócesis de Santa Rosa de Copán, una zona rural indígena del occidente de Honduras, fue acusado de difamación y calumnia por el terrateniente Miguel Facussé. El desencadenante de la querella fue una concentración pública, en la que el sacerdote dijo que Facussé era el culpable de la muerte de 14 campesinos, en la zona del bajo Aguán, durante un desalojo violento de unas tierras que se encuentran en disputa entre el empresario y campesinos.

El obispo declaró a Radio Nederland no estar dispuesto a retractarse de ninguna de las palabras dichas y que si tiene que ir a la cárcel por defender los derechos de su gente está dispuesto a hacerlo.

No es la primera vez que las declaraciones del sacerdote causan escozor en la clase empresarial o política de Honduras. Años atrás, Santos aseveró “que el Congreso hondureño era la madre de la corrupción y que los políticos estaban recibiendo dinero de las compañías mineras para financiar sus campañas electorales”.

El presidente de las cámaras de aquel entonces, Roberto Micheletti, reaccionó indignado ante la actitud del obispo.

¿Qué pasó con la iglesia hondureña?
Este prelado que cumplirá en unos meses 75 años, ofició el acto religioso con el que se le dio la bienvenida a Manuel Zelaya en Honduras. Le une una gran amistad con ex-presidente a quien considera un benefactor de los campesinos de su diócesis. Luis Alfonso Santos fue el único sacerdote que inmediatamente después del derrocamiento de Zelaya en 2009, emitió un comunicado en el cual condenaba el golpe de estado. Su comunicado contradecía de lleno el publicado por la Conferencia Episcopal hondureña en el que se hablaba de una sucesión presidencial.


El obispo lamenta que con la posición de ese día, la Iglesia Católica de su país se alejara de la gente más necesitada, una Iglesia que estuvo a la par de los campesinos durante la reforma agraria de los años 70 y que ahora es vista más del lado de las oligarquías, como asevera Luis Alfonso Santos “En este momento en Honduras lo que se requiere es que los sacerdotes no se limiten sólo a celebrar misas sino que vean la miseria espantosa en la que vive la gente”, agrega el prelado.

El obispo no es muy optimista frente a la reconciliación de los hondureños con el regreso de Manuel Zelaya al país. Según sus palabras, para el sacerdote no puede haber paz social y tranquilidad política mientras subsista tan escandalosa repartición de la riqueza en Honduras

Escuche la entrevista con Monseñor Luis Alfonso Santos Aqui

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