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viernes, 3 de junio de 2011

Crónica del brindis de la reconciliación " Galel Herreran "

Una vez pasado el entusiasmo, la emoción, las sonrisas y los empujones, por el regreso de Mel Zelaya, los dirigentes de arriba comienzan a sacar cuentas, balances y hacer sus cálculos claro-oscuros del cambio que se viene con MEL y sus roji-blancos corazanes.



La “fiesta cívica”

Mientras en Nicaragua las fotos, los discursos y
las entrevistas no paraban, en Honduras el empobrecido pueblo de Morazán esperaba por largas e interminables horas la llegada del que muchos y muchas llaman el líder de la resistencia, ojo no se confundan, no es Juan Barahona, ni un tal Ríos, peor Rafaelito Alegría -el ungido de Correa- o su amigo el de ojos saltones, el liberalísimo Rassel, NO!!! es Mel, Melito, Melitin Zelaya! ¡el mero mero jodido!. Pero que jodida, el líder venía tarde, tan tarde que un poco de gente del hambre y la sed y el cansancio no aguantó y se la tuvo que dar tempranito. Pero se quedaron suficientes como para que no se arruinara el espectáculo.



En la larga espera no hubo novedades. Los Necios, los TR y algunos afines como Bartolo fuentes, (el mismo que dijo que con el Frente o sin el Frente iba igual a elecciones), o Rafaelito (el alegre que ya ratos anda en campaña política), acapararon el Show. Saltaban, gritaban, movían sus banderitas, todo perfectamente en su lugar. Todo parecía fríamente calculado. El escenario, como nunca antes, estaba a su absoluta disposición, pues había que dejar claro quién era el más melista de todos y quién mandaba en el FNRP.



Los liberales hasta ese momento y previo a la llegada del liberalprosocialista, observaban como el escenario les quedaba distante. Absortos miraban arriba en la tarima la rebosante necedad y euforia estalinista de unos pocos que sabían ese era el momento de elevar su imagen al más puro estilo de los convencionales del Partido Nacional o Liberal. El liberalismo resistente (siempre de los de arriba) no podía contener la tristeza al mirar cómo sus banderas roji-blanco se desvanecían entre tanta banderita roji-negro que acaparaba el escenario. !Ese no era el acuerdo…! se quejaba con una pequeña dosis de amargura (el zarco de los ojos saltones) Rassel Tomé.



El ambiente se seguía inundando de discursos vacíos, repetitivos y aburridos, quien gritaba más era el mejor orador. Gerardo Torres, al necio que le dicen “buena gente”, en vano trataba de articular frases con contenido, mientras la multitud desesperada aguardaba al Vaquero de la moto que no paraba de dar declaraciones en Managua. Las canciones de los escasos artistas invitados, desde muy abajo y con nostalgia eran acompañadas por decenas de miles de almas resistentes que desbordaban de alegría por todos lados.



A pesar que todo estaba fría y celosamente arreglado, el ambiente a ratos se inundaba de mantas, pancartas y banderas con algunos mensajes y siglas que no fueron del agrado de las vanguardias estalinistas y liberales. Golpes, palos, piedras e insultos fueron los recursos elegidos por las y los amigos del protagonismo, para ablandar o excluir a quienes consideran disidentes. Radio Progreso fue declarada non grata, la radio de Sacate Grande, demasiado pobre para subir al escenario y la radio del Copinh demasiado indígena y rural como para compartir espacio con La Globo de los ególatras Villatoro (el ingeniero) y Romero Elmer (el violador). La decisión no solo fue de los terribles Ríos TR y Necios, sino que del mismísimo dueño de la radio que considera a la resistencia de su propiedad y a cada evento del FNRP una oportunidad para hacer negocios y aumentar la audiencia y las ganancias.


Vino Mel y las elecciones con él

Cuando llegó Mel, el pueblo presente en la plaza Isis Obed Murillo se desbordó de alegría, las banderas, los gritos y las canciones de campaña del oligarca partido liberal sonaban por todos lados. Los empellones de la oleada liberal se hizo sentir hasta llegar a la tarima, Mel parecía volar entre tantos abrazos. A metros parecía una imagen irreal. Mel no caminaba!!! lo chineaban decenas de sobresaltados seguidores, al tiempo que poco a poco, desde el escenario caían uno a uno Necios y TRs que se habían atrincherado fieramente en las alturas, con su porte miliciano y su protagonismo visceral, pero que no pudieron contener el huracán zelayista que se les fue encima.



A un aletargado y cabizbajo Juan Barahona con su banderita redoblada entre sus manos, lo animaban desde las sombras a adelantar posiciones en medio de la marea roji-blanca que se apoderada implacable de todos los espacios. ¡Andate para adelante!!! le gritaban, pero ya era tarde, Mel había tomado el control del espectáculo, eran completamente suyos los dos metros de tarima que a ratos crujía de dolor por tanto alma oportunista desbordada de liberalismoprosocialista. Algunos estalinistas sobrevivientes del tsunami liberal, como Gilberto Ríos (ya se imaginaran lo difícil que hubiese sido bajarlo del escenario) se mantuvo sonriente por casi una hora y media porque las fotos no le faltaron, dicen que incluso al pobre Canciller venezolano le salió alergia en el lomo de tanto abrazo y cariño del Grillo Marsupial (nombre de “batalla” del Necio mayor).



Mel por su parte, le cedía la palabra a quién le daba la gana. Aunque el protocolo “decía” que Bartolo Fuentes sería el gran presentador de la tarde, pude observar que en un acto poco amigable, le arrebataban el micrófono y con ello la posibilidad de figurar para ser el próximo alcalde de El Progreso. El vaquero motorista, prosocialista y de pronto presentador, arengó a su hija (la cantora) y a la candidata Xiomara con los brazos en alto, y a un poco de invitados nada conocidos pero que se hicieron conocer. Rassel, la mano derecha de comandante, habló en vez de Juan Barahona que estuvo a punto de lloran por el desprecio del lider. Desconcertado por la mala educación de su aliado electorero, poco a poco se perdió entre la multitud, mientras se preguntaba ¿y si me hubiera cortado el bigote como EMO… me hubieran dejado hablar?.


Del discurso al brindis con el lobo

En una acción desconcertante, Mel en su primera intervención pidió a las y los resistentes que se memorizaran los “Acuerdos de Cartagena”, al tiempo que pedía aplausos para los asesinos Santos y Lobos. Su discurso, buscaba dejar claro que él venía a reconciliarse con la oligarquía y el régimen, que venía a darle paz a la “familia hondureña” y que había que entrarle a las elecciones que antes había desconocido (un 26 de febrero a través de una carta muy emotiva leída por su hoy candidata).



De igual forma, la democracia aparecía es su discurso milagrosamente resucitada, quizás por los abrazos y firmas de Cartagena, o tal vez, era solo una estrategia para despistar a su amigo el presidente dictadorzuelo..., pero hay que decirlo, Mel sabe despistar a cualquiera. Mientras tanto, debajo de sus pies y mas allá de la tarima, algunas de las y los desconcertados resistentes, arriaban sus banderitas rojinegras para agarrar el camino de regreso… quien sabe para dónde, por cierto, no faltó quién exclamara sin prejuicios ni miedos “el comandante nos ha traicionado, vale…v...”



No pasó mucho tiempo cuando el vaquero prosocialista salió volando en un súper carro polarizado camino a la presidencial. Allí lo esperaba el Lobo feliz y varios (animales) oligarcas que eufóricos de alegría se aglomeraban para saludar a Mel en la puerta del salón VIP de la presidencial. Luego vinieron los abrazos, las confesiones de amor y respeto, algunas disculpas y muchos perdones. Finalmente los discursos llenos de alegórico patriotismo, ¡viva Honduras!.



El salón abarrotado de ternura dio lugar al brindis de la reconciliación con una pizca de paz y amor burgués por el nuevo comienzo de la nación. Atrás, muy atrás de la celebración y a las espaldas de la razón y la ética, quedaban perdidos e invisibles entre aplausos y conciliaciones de todo tipo 200 asesinados; gaseadas, torturas, huelgas de hambre, vejaciones, golpizas brutales, despidos, exilios forzados, desalojos, amenazas, allanamientos, procesamientos, concesiones, humillaciones, hambre, estados de sitio, violaciones y tanto sufrimiento de ese pueblo que estuvo dispuesto a dar la vida por el compañero presidente en el exilio...



A la izquierda del salón VIP un cuadro casi escondido con la mirada indignada de un F. Morazán que señalaba con claridad: El brindis no fue un gesto, fue un acto cobarde de traición a los principios más elementales del pueblo hondureño, a sus sueños y sus luchas.

... y en medio del salón el embajador gringo tomaba la palabra para decir: Salud Mister Zelaya, welcome (bienvenido) a nuestra patria.

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