Mas vale un minuto de pie que una vida de rodillas”. José Martí
En su mayoría, los presidentes o jefes de gobiernos de cualquier latitud no importa el camino que los haya conducido al poder de una nación, siempre se han visto tentados por la metodología represiva para tratar de acallar las voces de la sociedad que exige justicia, democracia o reclama derechos y soluciones a los problemas que plantea el diario vivir. Esos gobernantes, poco a poco sucumben al empleo de la fuerza para esconder sus debilidades o incapacidad para gobernar y se dejan seducir por el camino fácil de la represión, hasta que se convierten en los feroces dictadores o tiranos que sojuzgan a sus pueblos, cayendo en el precipicio de la ingobernabilidad.
La galería de dictadores que registra la Historia es abundante, pero de esa diversidad tenebrosa destacan como más sanguinarios Hitler, Stalin, Franco, Pol Pot, Mussolini, Causescu, Idi Amin en Europa y África. Y, en América Latina, Trujillo (Dominicana), Pinochet (Chile), Videla (Argentina), Ubico (Guatemala), Martínez (El Salvador), Somoza (Nicaragua) y Carias en Honduras. Sin desestimar esa otra cantidad, no menos dañina, que cae en la categoría de tiranuelos o regímenes de fuerza, llegados accidentalmente al poder a través de un golpe de Estado Militar como el caso de Roberto Micheletti, represor nato y depredador insaciable de los fondos nacionales.
Don Porfirio Lobo, quien llegó al poder de la nación por una coyuntura fortuita, derivada del golpe de Estado pasado en el cual, gracias a sus dotes histriónicos, simuló ser ajeno al mismo, pero qué la permanencia en su gobierno de los principales golpistas como Romeo Velásquez, Arturo Corrales, Vilma Morales y otros mas, delata su protagónica participación en el mismo. Siguiendo con su bien disimulada farsa, don Pepe ha querido impresionar a la comunidad internacional como conciliador de la sociedad hondureña y como campeón de los derechos humanos, sin embargo, la inhumana represión desatada contra los maestros, que ya deja como saldo trágico una venerable maestra muerta, decenas de heridos y sofocados por efecto de los gases lacrimógenos, solo demuestra que esta siguiendo el misma patrón de los dictadorzuelos del pasado.
No puede alguien, preciarse de demócrata, cuando sustituye el método civilizado del dialogo por la represión sistematizada y cavernaria, contra un gremio que reclama con justicia sus derechos al pago puntual de sus salarios; a la gratuidad de la enseñanza publica y claridad en el manejo de las finanzas y depuración de la administración de su Instituto de Previsión, que les garantice al final de su agotadora jornada educativa, una jubilación digna y tranquila. Conmueve a todo hondureño con un átomo, siquiera, de sensibilidad humana, la bestial represión contra los maestros por parte de una policía cruel y despiadada que, utilizando métodos fascistas y desproporcionada fuerza, pretende doblegar la voluntad de un gremio a la que la sociedad entera le debe gratitud eterna por su noble apostolado a favor de la educación de la juventud que es el futuro luminoso de la Patria.
Pero este gobierno se ha quitado la mascara de “Humanista y Cristiano” y ahora la emprende también contra la juventud universitaria y contra los periodistas. En su carrera desbocada de represión, no tardara en enfilar su furia dictatorial contra otros sectores de la sociedad que reclaman derechos, para ello cuenta con un Ministro de Seguridad represor y fascista, que le valen un comino los derechos humanos y con una policía carente de preparación que reprime sin control ni raciocinio, empleando para ello, la fuerza bruta y desmedida cantidad de bombas lacrimógenas para contener los reclamos de los sectores populares.
Lo que se le olvida a Pepe Lobo es que el gremio magisterial es inclaudicable en la defensa de sus derechos, conquistados a pulso en las calles y tras largas jornadas de lucha. Muchos gobiernos han intentado arrebatarles sus conquistas, pero han fracaso en su empeño. ¡Y este no será la excepción!
Desde tiempos inmemoriales, a los maestros siempre se les ha dispensado una especie de respeto, y cariño por su noble apostolado, bondades que se reafirmaron cuando se exhibió la conmovedora película “Al maestro con cariño “en su primera versión que recreó las pantallas del cine mundial allá por la época dorada delos años 67`s, protagonizada por el carismático actor Sídney Poiter en una magistral actuación en el papel de un maestro que hace hasta lo imposible por “cambiar la conducta de sus alumnos, de una rebeldía, propia de la época, a una actitud prepositiva”. Al final, logra con éxito su propósito, lo que le vale el reconocimiento y cariño de sus alumnos, lo que explica el titulo de la cinta.
Se me ocurre pensar que don Pepe Lobo, en vez de cariño, manda a las fuerzas represivas del ejército y la policía, a “gasear”, toletear y perseguir a los maestros. Esta vez no hay cariño para los maestros…solo bombas y garrote.
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