Los hondureños, en realidad, viven una encrucijada: la destrucción completa del país y de sus instituciones.
Esta vez, le toca a la educación recibir los embates de una caterva de seudo dirigentes políticos y empresariales, aventureros y mercenarios, que imponen el interés del grupo por encima de los intereses generales de la sociedad hondureña.
Resulta que ahora pretenden quitarle la autonomía a la Universidad Nacional Autónoma de Honduras UNAH, así como su papel rector en lo que atañe a las políticas estatales en materia de educación superior, con miras a fortalecer las llamadas “universidades” privadas y cristianas.
Pretenden quitarle ese status a la UNAH después de más de 200 años de experiencia en los campos de la investigación, docencia y extensión, y ponerla en condiciones de pares iguales con “universidades”, cuya experiencia es exigua y con cero aporte al desarrollo científico y técnico del país.
Esas “universidades” que ahora aparecen, cobijadas con el desorden golpista, con una clara posición oportunista, exigiendo estar en condiciones iguales con una universidad que por mandato constitucional y, desde su fundación por José Trinidad Reyes, es la llamada a regular los procesos de educación superior.
Con estos hechos, entramos de lleno y sin paracaídas a la anarquía, impulsada por un grupo de oligarcas que no tienen la menor conciencia del daño que le están causando al país con estas ideas descabelladas, que sólo buscan hacer de la educación superior un pingüe negocio.
En su afán por liquidar a la UNAH, no han escatimado en desarrollar campañas para desprestigiar los procesos de gestión, administración, docencia y extensión, y ahora que la coyuntura de desorden y crisis que viven las instituciones, como consecuencia del golpe de Estado, se están aprovechando para fortalecer el negocio educativo que realizan las “universidades” privadas y “cristianas”.
Otro tanto ocurre con la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán UPNFM, institución que por más de 50 años ha venido rectorando las políticas estatales en materia de gestión, administración y formación docente, para apoyar todos los niveles del sistema educativo nacional.
Ahora, desde las apoltronadas oficinas del Congreso Nacional, se pretende “distribuir” entre las “universidades” privadas y “cristianas” esas políticas estatales, despojando a la UPNFM de esa misión exclusiva que le ha encomendado el Estado.
con estas medidas, lo que se busca desde el gobierno, y amparados en la fuerza irracional del golpismo, es privatizar, de una vez para siempre, todos los procesos educativos encomendados por la sociedad al Estado hondureño.
Muchos de los ilusos que impulsan estos hechos, creen que la empresa privada es capaz de conducir procesos tan complejos como los educativos, cuando la mayoría de los hondureños están conscientes de que estos sectores dominantes fracasaron en el montaje de un desarrollo autónomo de las fuerzas productivas nacionales.
No se debe confiar la educación a cualquier lumpen burgués que haciendo acopio de sus caudales, tome cualquier esquina y funde una universidad, sin las competencias debidas en los campos de la ciencia, el arte y el desarrollo tecnológico.
Ante la gravedad del asunto, las comunidades universitarias de la UNAH y UPNFM, debe reunirse conjuntamente para impulsar acciones y defender la autonomía universitaria, las políticas estatales en materia de educación superior y lo que es más importante aún, la educación pública, misión exclusiva de la sociedad a través del Estado.
Otro tanto deben hacer los padres de familia, los estudiantes, organizaciones sindicales y populares para evitar que los empresarios golpistas conviertan la educación en otra maquila más.
La educación pública, en todos los niveles, está en inminente peligro, ahora toca defenderla con creces, por encima de intereses particulares o de grupo.
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