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lunes, 27 de diciembre de 2010

Zelaya envio un saludó en la navidad de sus compatriotas y en especial al Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP),

“Esta Navidad debemos llamar a la reflexión a ese puñado de gente que en minoría nos gobierna…”, expresó el presidente hondureño expatriado y en el exilio forzoso en la República Dominicana, Manuel Zelaya, en un saludo por las fiestas decembrinas enviado al pueblo hondureño.

“Millones de personas en Honduras no pueden celebrar la Navidad, no podemos olvidar que sufren producto del endemoniado modelo neoliberal que nos gobierna”, fustigó el presidente defenestrado por el golpe militar del 29 de junio de 2009, en Honduras.

La situación de la población hondureña, es agravada, además, por “la actual crisis política, el crecimiento de la violencia, y el aumento de la pobreza y la desigualdad”, cuestionó Zelaya.

“… haber convertido a Honduras en la segunda economía más pobre del continente americano, debería avergonzar a la clase dominante....”, criticó.

Y contrastó que resulta paradójico que “mientras yo quiero pasar Navidad en la patria, los que me impiden salen a celebrarla en Miami”.

Zelaya analizó que la tradición autoritaria hondureña que ha visto resurgir con el golpe militar, “no conoce, no entiende, que para salir del primitivismo, debemos apelar a la estructura colectiva que ha permitido avanzar a la humanidad; y no a la imposición de la fuerza individual de cada hombre, medida por el dinero”.

Sostiene que cuando existe voluntad de darle libertad a las ideas, todos pueden contribuir en la reconstrucción democrática. “Pero, cuando se nos persigue por ser de la oposición y se nos encarcela, o se nos destierra por las ideas, la democracia está muerta y resurge el autoritarismo”.

Afirmó que el grupo que controla el gobierno debe reflexionar que, “entre más se empeñe en hacernos daño y vernos pequeños, el pueblo no cesa de crecer”, y que a pesar de la adversidad y de las dificultades a que él y su familia son sometidos a diario, “nunca dejare de luchar, porque sé que es mayor el sacrificio que el pueblo de Honduras ha soportado durante siglos por ser libre”.

Zelaya saludó la navidad de sus compatriotas y en especial al Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP), del que también es el Coordinador General, y lamentó ser obligado, por segunda vez, a pasar Navidad fuera de su casa y “separado del pueblo y de la patria”.

El enredo jurídico y los falsos juicios.

Cuestionó que “ni siquiera en Navidad descansaron de tender trampas jurídicas a un problema político, y se han ido enredando en un laberinto infinito del que no pueden salir”.

Sin embargo, estimó, “como pueblo, moralmente ya les hemos vencido y mientras más se enredan, más fuertes estamos...”.

El presidente en el exilio, aseguró que si suponen que van a “derrotar mi consciencia y la fuerza de las ideas”, al estar apartado de su familia y de su pueblo, por el contrario, “a cada instante durante toda esta lucha, en lugar de debilitarme me fortalecen”.

En los últimos días el Juzgado Unificado nombró tres abogados defensores para Zelaya, sin ninguna consulta con éste, a petición de la Procuraduría General de la Republica (PGR), y a iniciativa del titular del régimen, Porfirio Lobo, para desarrollar los supuestos juicios levantados posteriores al Golpe.

La Corte Suprema de Justicia (CSJ) asignó el caso al juez Claudio Aguilar, pero se cuestiona que éste no es competente al caso y le correspondería a un juez natural de la propia Corte, por la investidura de Zelaya como Diputado al Parlamento Centroamericano.

En tanto los actores del Golpe todavía inseridos en el sistema de justicia se embrollan en su propia trama, todos los funcionarios se han ido de vacaciones y regresan hasta el seis de enero para dar continuidad al enmarañado legal.

Dos juicios por acciones administrativas fueron levantados contra Zelaya, después del Golpe, por lo que una Comisión de Alto Nivel de la Organización de los Estado Americanos (OEA) consideró que ellos tienen carácter político y debe ponérseles fin.

Zelaya pasó la navidad y el inicio de año 2010, junto a algunos de sus familiares y amigos mientras permanecía cercado por un grupo de militares especialistas que acechaban el área, armados con aparatos de alta tecnología de tortura ambiental, dirigida a las personas recibidas como huéspedes en la embajada de Brasil.

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