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lunes, 11 de octubre de 2010

Plebiscito por LUIS ALEXIS RAMOS

Cuando Manuel Zelaya Rosales fungió como presidente de Honduras y propuso que, para reorganizar la vida institucional de Honduras , se realizara una consulta popular, para que los hondureños manifestáramos si estábamos de acuerdo o no en que se instalara una cuarta urna en las mesas electorales de los comicios de noviembre de 2009, para solicitar la convocatoria a una asamblea nacional constituyente, todos los grupos reaccionarios de nuestra patria pusieron el grito en el cielo.

Para ellos tal propuesta era una aberración jurídica; y sobre el tema se armó una enorme tramoya de grupos opositores, congregaciones religiosas, analistas “todólogos”, empresarios aprovechados, asociaciones seudo democráticas y medios de comunicación pagados, que organizaron una intensa campaña mediática para opacar el reclamo de las organizaciones populares que apoyaban, y siguen apoyando, el proyecto de una constituyente.

Ese intento de consultar al pueblo fue el motivo que dio al traste con un gobierno democrático. Un burdo golpe de Estado, alimentado por los pensamientos cavernarios y las políticas nefastas de los manipuladores de siempre, rompió, de un “solo pencazo”, como diría un golpista consuetudinario, con un proyecto democrático que tenía treinta años de desarrollo; y que hoy, haciendo malabarismos, quiere mantenerse en la cuerda floja que le heredaron los golpistas del patio.

No sabemos si las presiones de la comunidad internacional, unidas a los reclamos internos, están haciendo al presidente Porfirio Lobo buscar un diálogo con todos los grupos sociales, sobre el tema de la constituyente, aspecto al cual, durante su campaña política, en una reunión con los seguidores de su partido, simbólicamente, le dio un fuerte puntapié; lo que no fue obstáculo para que un diputado suyo presentara, ante la Cámara Legislativa, un proyecto de “cuarta urna constitucional”.

Hoy, que se habla de constituyente, los que antes se oponían a la misma, aun los apañadores del golpe, están opinando de manera favorable; diputados contumaces y dirigentes políticos, aferrados al oscurantismo, están proponiendo revisar el plebiscito aprobado a matacaballo antes del atentado a la Constitución, y el cual quedó amarrado con un nudo gordiano para que nadie pudiera utilizar.

Con esta figura de consulta, el pueblo no puede solicitar reformas a la Constitución sobre la reelección del presidente, ni de las inhabilidades para serlo, tampoco a la forma y período de gobierno. No puede consultarse sobre impuestos, endeudamiento gubernamental, uso del presupuesto nacional, moneda, tratados internacionales, amnistías y conquistas sociales.

Un muro enorme es que los resultados del plebiscito serán válidos sólo si participa el 51 por ciento de los hondureños inscritos en el censo electoral; lo que resulta imposible por el ausentismo en las urnas y por que más de un millón de compatriotas viven en el extranjero. Otra muralla, más grande que la de China, es que la solicitud de un plebiscito no se aprobará, así lleve las 270 mil firmas necesarias, si la consulta pedida no es aprobada por la mayoría calificada de diputados. Con estas trabas, ¿de qué sirve que se hayan institucionalizado el plebiscito y el referéndum, si no valen para nada?

Como podemos apreciar, lo que antes era tabú, delito de lesa patria, motivo de anatemas, y que costó el rompimiento del orden constituido, aunque muchos sigan diciendo que no, hoy es motivo de diálogo promovido por el Presidente de Honduras, y ni el Fiscal General ni el Presidente de la Corte Suprema han dicho esta boca es mía, para acusar a Porfirio Lobo o a Ricardo Álvarez; al primero por ser el iniciador del diálogo sobre la constituyente, y al segundo porque, como presidente del Partido Nacional, iniciará un proceso de “consulta” con todos los líderes de base de su partido.

¿Qué vientos soplan en Honduras? Lo que ayer fuera delito constitucional, hoy es una apertura para que el pueblo pueda manifestarse. Lo que anteriormente era execrable, en este momento es motivo de elogio. Lo que en 2009 fue combatido desde muchos frentes mediáticos, actualmente es una oportunidad y lo que, en la mente de Mel Zelaya, fue malo; en la de Pepe es lo mejor. No creemos que la semilla que sembró Zelaya Rosales, abonada por el sacrificio del pueblo y la sangre de los muertos en resistencia está, tempranamente, germinando en la mente de los golpistas; más bien pensamos que es una jugada de taquito de los grupos de poder para instalar una constituyente a su gusto, y así enredar más las aspiraciones del pueblo. Usted, amigo compatriota, tiene la palabra.

Periodista comayagüense
luisalexisramos@yahoo.com

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