El argumento central de la oposición a la flexibilización del plebiscito y el referéndum, es la afirmación especulativa de que el interés en la reforma del artículo 5 de la Constitución reside en la reelección presidencial.
El tema de los artículos “pétreos” de la Constitución vigente, que se refieren a la no-reelección y a la supremacía del poder tutelar de las Fuerzas Armadas, ha tornado a ser una especie de tabú, incluso para algunos constitucionalistas del patio, a sabiendas de que en la ciencia jurídica, como en toda ciencia, y, por lo tanto, en el Derecho, no pueden darse normas ni principios eternos, invariables o inalterables.
En último análisis, el apego cuasi religioso a los artículos “pétreos” de la Constitución es el pretexto para la negación de la reforma constitucional, ya que el tema de la no-reelección viene a ser poco relevante en comparación con los cambios importantes, necesarios, para la actualización y la modernización del Estado de Honduras.
La reelección presidencial no es, en verdad, la cuestión de fondo en lo que respecta a la reforma constitucional, cuyo propósito es la refundación del Estado, mediante una Constitución naturalmente surgida del poder constituyente, pero refrendada por el voto directo de la ciudadanía. Hasta el día de hoy, Honduras nunca ha tenido una Constitución verdadera, refrendada, votada directamente por el pueblo, y esto es esencial para el futuro de nuestro país.
Podemos decir que la reelección presidencial, o, si se quiere, la no-reelección, no está en discusión. De cualquier manera, es un tema sujeto a diferentes planteamientos, de acuerdo con el interés nacional y no en función de intereses personales o sectarios. Lo importante, en este caso, es la racionalización del poder político y la solución de continuidad democrática, que va mucho más allá de las expectativas providenciales.
Editorial Diario Tiempo, 30 de octubre de 2010
Es comprensible que en un medio tan cerrado como el nuestro a la ampliación de los horizontes, en el que no existe un verdadero debate sobre las cuestiones trascendentales para el futuro de nuestro país y la evolución política, económica, social y cultural, se imponga la creación de mitos para el sostén del establecimiento ultraconservador.
Un ejemplo de esa carencia de análisis abierto y de debate plural es, precisamente, la reducción del espectro de la consulta popular directa –poder constituyente, plebiscito, referéndum—a un solo tema, por demás, secundario, el de la no-reelección, merced a la demencial sacralización de los artículos “pétreos”, básicamente inconstitucionales.
Es, por lo tanto, muy necesario, indispensable, que por primera vez en Honduras se abra un debate serio sobre la institucionalidad hondureña y los cambios constitucionales que deben realizarse en todos los órdenes, de acuerdo con nuestra realidad, el momento histórico y la evolución política local, regional, continental y mundial.
No debemos seguir en el camino trillado del conservadurismo aldeano, ridículo y antediluviano.
DIARIO TIEMPO
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