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sábado, 30 de octubre de 2010

Unidad, liderazgo y militantes Por: Eduardo David Ardón

Es correcta y meritoria la actitud del joven político liberal, Yani Rosenthal Hidalgo, de reunirse en diferentes lugares del país con las bases del liberalismo fundamentalmente con los liberales en resistencia.
El domingo 17 de Octubre, se realizo en la ciudad de La Ceiba, el Cuarto Foro de Unidad Liberal, en la que participo Don Jaime Rosenthal y algunos dirigentes como Carlos Montoya, Edmundo Orellana Mercado, Esteban Handal, Ana Joaquina Rodas, Carolina Echeverría Haylock, Carlos Eduardo Reina, entre otros.


El objetivo de la reunión era discutir y plantear argumentos para obtener la unidad del Partido Liberal de Honduras.
La unidad de los liberales solo se puede lograr a través del convencimiento en los propósitos, objetivos de lucha, cultura democrática y valentía para enfrentar a los enemigos de siempre que a su antojo quieren imponer reglas antipopulares para aprovecharse de privilegios, riquezas y patrimonio de la nación.
La unidad no es una declaración vacua, sino un compromiso con la razón, causas justas y soluciones progresistas y de cambio de las cuales Honduras está en ayunas.
No puede existir unidad con pensamientos diametralmente antagónicos. Precisamente lo antagónico no permite que se logre la unidad, aunque la planteamos en discursos, arengas o disertaciones políticas.
La unidad no transige con el consenso. Si queremos unidad, hay que construirla con la Resistencia y Anti golpistas. Los golpistas quedan fuera de este marco, porque son los enemigos y deben ser condenados. No puede existir unidad con los golpistas.

Como viejo militante de las milicias eternamente jóvenes, considero que la unidad puede surgir de la diversidad de criterios, toda vez que estos no sean de contradicciones antagónicas. La unidad es posible que emerja de las contradicciones no antagónicas.
El golpismo y anti golpismo son contradicciones antagónicas por lo que entre los que profesan estas ideas no puede existir unidad.
Coincidimos con la tesis encabezada por Yani Rosenthal de que el Partido Liberal de Honduras está profundamente fraccionado y que los argumentos de la Asamblea Nacional Constituyente; el retorno de Mel Zelaya; el cambio de autoridad del Central Ejecutivo solo serán posibles si logramos la Unidad de la Resistencia y de nuestras filas.
Hay que resolver en primer lugar, la institucionalidad del país, para realizar las tareas fundamentales del desarrollo de Honduras.
Otro tema paralelo es que la unidad granítica solo se obtiene con líderes avanzados y capaces de los cuales quedan pocos en el partido porque se murieron unos y traicionaron otros, como es el caso de Micheletti, Elvin Santos Ordoñez, Carlos Flores Facusse, Rafael Pineda Ponce y Enrique Ortez Colindres.
En nuestra organización tradicional, hay dirigentes, pero no lideres. Nos hemos quedado sin líderes y por ello estamos divididos, porque algunos dirigentes abruptamente han querido convertirse en líderes. Si nos atenemos a la verdad, solo ha quedado José Manuel Zelaya Rosales, Jaime y Yani Rosenthal para “echarse al lomo el peso del Partido Liberal” con la coincidencia de criterios de estos tres líderes podemos recomponer al Partido Liberal y prepararlo para ganar, gobernar y transformar a Honduras en un país libre y democrático.

Algunos militantes viejos y jóvenes desconocen o se han olvidado de las cualidades que debe poseer el líder.
Nuestra historia nos enseña qué atributos debe tener un líder para poder dirigir el partido.

Primero: Valor inquebrantable basado en el conocimiento de sí mismo y de la propia ocupación. Ningún seguidor desea ser dominado por un líder falto de confianza en sí mismo y de coraje.

Segundo: Autocontrol: El hombre que es incapaz de controlarse, nunca podrá controlar a los demás. El autocontrol es un ejemplo poderoso para los seguidores, que los más inteligentes emulan.

Tercero: Un claro sentido de la justicia. Sin un sentido de lo que es justo, ningún líder puede dirigir a sus seguidores y mantener su respeto.

Cuarto: Precisión en las decisiones. El hombre que vacila en sus decisiones demuestra que no está seguro de sí mismo y no puede conducir a otros con éxito.

Quinto: Exactitud en los planes. El líder con éxito debe planificar su trabajo, y trabajar su plan. El líder que se mueve por conjeturas, sin planes prácticos, ni precisos, es parecido a un barco sin timón, tarde o temprano se estrellara en los arrecifes.

Sexto: El habito de hacer más de lo que le corresponde. Uno de los inconvenientes del liderazgo es el hecho de que debe estar dispuesto a realizar más de lo que exige a sus seguidores.

Séptimo: Una personalidad agradable. Ninguna persona desaliñada y descuidada puede llegar a ser un gran líder.

Octavo: Simpatía y comprensión. El líder verdadero debe ser simpático y comprensivo con sus seguidores.

Noveno: Dominio del detalle. Un liderazgo eficaz exige el dominio de los detalles, los pormenores y las pequeñas cuestiones de su organización y del país.

Decimo: Disposición de asumir toda la responsabilidad. El líder de éxito debe estar dispuesto a asumir la responsabilidad por los errores y los descuidos de sus seguidores. Si trata de eludir esta responsabilidad, dejara de ser líder.

Decimo Primero: Cooperación. Comprender y aplicar el principio del esfuerzo cooperativo y ser capaz de impulsar a sus seguidores a hacer lo mismo. El liderazgo requiere poder y este exige cooperación.

Existen dos formas de liderazgo: La primera y la más eficaz es el que goza del consentimiento y simpatía de los seguidores. La segunda, el liderazgo por la fuerza sin la simpatía de estos.
Por la historia conocemos que el liderazgo por la fuerza no perdura. Napoleón, Hitler, Mussolini y Stalin fueron ejemplo de líderes por la fuerza. El liderazgo con el consentimiento de la gente, es el único perdurable demostrado en la práctica por Fidel Castro, Ho Chi Ming, John F. Kennedy y Salvador Allende.
El nuevo estilo de liderazgo que debe formarse en el Partido Liberal de Honduras es la actitud expresada en estos 11 puntos. La persona que haga de ellos la base de su liderazgo encontrara muchas oportunidades de liderar en todos los órdenes de la vida.
El militante del partido está obligado a practicar estos principios para que la organización se mantenga unida en ideología, doctrina, organización, disciplina y programación.
El militante del partido Liberal debe ser fiel, defensor de la democracia, de los principios y del programa de gobierno. Nunca traicionar a la organización ni coligarse con los fascistas enemigos acérrimos del desarrollo de los pueblos. Solo así, aplicando las normas podemos salir adelante.




e-mail: eduardodavidardon@hotmail.com

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