La necesaria comisión política del frente de resistencia por OMAR PALACIOS B

Toda movilización social debe tener una expresión política que busque convertir en realidad los anhelos de ese colectivo. Hacer política es en esencia saberse capaz para la negociación y para la intermediación de los intereses contrarios que siempre existen en una sociedad. Cuando los movimientos sociales se niegan a sentarse a negociar, sólo revelan dogmas que ya deberían haber sido superados en este nuevo siglo.

Quienes hemos luchado contra el golpe de Estado hemos creado un espacio público que ahora llamamos Frente Nacional de Resistencia y debemos cuidar y defender este espacio, porque nos aglutina aún en la diversidad y es el movimiento social más fuerte creado en la historia nacional reciente.

En el marco de la reunión sostenida en Managua, se propuso y aprobó la creación de una comisión política del frente y vale la pena hilvanar sobre las motivaciones de esa decisión.

La idea partió del propio coordinador, el presidente Manuel Zelaya Rosales, y entonces uno puede interpretarla en un par de direcciones. La primera sería que es una medida natural, propia de una fuerza diversa y amplia, que busca agregarle cocina política a las decisiones del frente.

Una segunda interpretación podría ser que es una medida de política fina, no confrontativa, que busca redistribuir los pesos internos dentro de la conducción del frente, o sea un mejor balance entre el sector dirigente sindical -que ha copado la dirección de este espacio- y los actores políticos, casi excluidos, arrinconados y que ahora sólo estamos representados por el propio coordinador.

Ambas interpretaciones y la decisión de crear la comisión muestran que el presidente Manuel Zelaya sigue siendo un buen gerente político, que se ocupa de crear los espacios internos para el debate democrático, que busca colegiar decisiones difíciles a tomar y que no se parte con la primera. El sigue teniendo la desventaja de estar fuera del territorio, distancia que suele cobrar su precio. Una de mis lecciones favoritas aprendidas en el servicio público, es lo importante de crear “pesos y contrapesos” aún en el propio equipo de trabajo más cercano al decisor. Eso suele generar decisiones más mesuradas.

¿Hacia adónde va la decisión de crear esta comisión política? ¿Qué repercusiones tendrá su propia conformación? ¿Tiene aún el sector moderado del frente, posibilidades de incidencia? Las tres respuestas dependen de quienes conformarán esa comisión, misma que también supone riesgos y que abordaré en un siguiente artículo.

Opino que esta comisión debería ser integrada por el sector político del frente, es decir los liberales en resistencia, la UD, Alternativa Patriótica y otros actores que han conocido la arena política, que han mordido el polvo de las derrotas y que tienen como consigna la disputa del poder en las duras batallas electorales del sistema político hondureño. No debe haber dudas sobre la necesidad que como frente vayamos a las urnas, bajo las reglas que sean. Para eso somos valientes y nos sabemos respaldados por “un gential de gente”, como dice nuestra abuela en resistencia.

Ese cuento de auto convocarnos a una constituyente es un error. La propia auto convocatoria es en si misma excluyente y quienes nos apreciamos de ser políticos serios, no nos imaginamos una asamblea constituyente sólo integrada por nosotros los de la resistencia. No sería democrática y además no sería posible. Este es un país de izquierdas y derechas, con sus diversos matices y debemos ser capaces de entendernos con los compatriotas que piensan diferente a nosotros.