Las cadenas de la esclavitud solamente atan las manos: es la mente la que hace al ser humano libre o esclavo.
Sin duda alguna el paro nacional convocado por el Frente Nacional de Resistencia Popular, junto al magisterio y centrales obreras, nos ha dejado grandes enseñanzas.
Una de ellas es que el régimen del “humanismo cristiano” una vez más demostró ante el pueblo hondureño y ante la escena internacional que la soberbia y la agresividad represiva son sus mejores divisas para gobernar, no se dan cuenta estos modernos bárbaros del siglo XXI, que la soberbia, la maledicencia y el atropello son prácticas que lejos de acercarlos a la convivencia los hace caer en la mediocridad y en el persistente error. ¿Cómo creen que en un ambiente de terror, persecución y muerte un país puede salir de una crisis?
La soberbia y el desprecio hacia la vida humana incubada en sus mentes se convierten en una especie de tumor canceroso que va creciendo en el ámbito nacional y que puede llevarnos a escenarios insospechados de confrontación. ¿Acaso creen que van a salir ilesos cuando las masas empobrecidas y hartas de este régimen deshumanizado se alcen exigiendo justicia y equidad?
Los dictadores son reincidentes, no aprenden de la historia, no quieren darse cuenta que a lo largo del proceso histórico de la humanidad se ha visto que en las confrontaciones ejércitos pueden vencer ejércitos, pero nunca se ha visto que ejércitos venzan pueblos, por el contrario, los pueblos han vencido ejércitos. Deben recurrir y revisar la historia, la gran maestra de todos los tiempos.
Ante la embestida, alentada por una maquinaria mediática golpista, la primera lección brindada por los sectores populares, o sea el pueblo, fue rebasar las oleadas de improperios, falsedades e insultos salidas de las gargantas alquiladas del régimen, contra el magisterio; no hubo nada que detuviera al pueblo para entrarle al paro nacional, disciplinadamente y casi en toda la geografía nacional la gente estaba en sus puestos, maestros, padres de familia, estudiantes, campesinos, obreros, pobladores, vendedores, mujeres en resistencia, movimiento LGTB, lencas, garífunas, tawacas y misquitos. Dicho de otra manera, el magisterio no se paró solo, esto merece una valoración objetiva por parte del magisterio que ha logrado superar la imagen que la misma oligarquía se había encargado en deteriorar, o sea que el magisterio no está solo, hoy más que nunca se encuentra sólido y combativo y apoyado por otras fuerzas.
Mención y reconocimiento merecen los estudiantes universitarios nucleados en el FRU y la FUR, que con el ímpetu propio de la juventud demostró que los policías son seres humanos también, que tienen debilidades, que sienten miedo, que corren, que son vulnerables, por tanto no son indestructibles, las cámaras de televisión fueron testigos elocuentes de las “correteadas” que le propiciaron al verse indefensos y sin sus mortíferas municiones. Algunos de ellos –los policías– son instrumentos ciegos e insensibles en muchos casos, porque la modalidad de disparar las lacrimógenas al cuerpo de sus víctimas es un crimen de lesa humanidad como fue el caso de la profesora Ilse Ivania Velásquez (Q.E.P.D) que murió en la refriega y el atropello a Miriam Miranda, dirigente garífuna de La Ceiba, también víctima de la represión policial en Tela.
El paro nacional demostró el espíritu de lucha, la madurez y sensatez del pueblo hondureño, es evidente que en estos dos años de protestas ha habido construcción de poder popular, observamos en toda la geografía nacional disposición y entrega en la lucha, vimos la templanza y el valor de los misquitos y tawacas en Gracias a Dios, rostros y humanidades de piedra blindada en copines lencas en Lempira, Intibucá y La Paz, Atlántida, ceibeños en un carnaval de rebeldía y alegría haciendo tomas y marchas, sampedranos, cholomeños, progreseños, limeños, campeños y porteños puño en alto y pecho al viento demostrando la moldura y el metal de su templanza en las luchas; torrenciales en bravura los maestros, obreros, estudiantes y pobladores de Tegucigalpa, olanchanos reeditando a Cinchonero, a Froilán Turcios y Guillén Zelaya, todos hechos sudor, valor y entrega a la causa, en Colón campesinos ofrendando su sangre y su valor por el porvenir de la patria, los garífunas tambor y sahumerio en ristre, levantando la bandera de Satuyé, en resistencia permanente y secular tronando sus tambores ancestrales.
Hubo otros escenarios de protesta con voz alzada en Choluteca, Copán, Ocotepeque, Santa Bárbara, Yoro y Comayagua, lo que demuestra contundentemente que el pueblo está en sintonía, se organiza, se articula y está presto para la lucha, el paro nacional fue una gran lección y una clarinada para la oligarquía y su régimen, deben considerar que al pueblo no lo detienen las amenazas, ni la coerción, que ya superó el miedo, y que si continúan en su intransigencia y persistencia en no querer abrir espacios de diálogo y negociación nos veremos envueltos más temprano que tarde en una confrontación de proporciones incontrolables; estamos seguros que nadie desea eso, pero no deben olvidar que el pueblo con el paro nacional demostró firmeza y que la Resistencia va acumulando fuerza y sabiduría, la demostración del 30 de marzo también desnudó las debilidades del régimen del “humanismo represivo”. Por ello se debe considerar que aun con todo estamos a tiempo, mañana puede ser tarde.
Por último no hay que olvidar lo que sentenció el Libertador Simón Bolívar: “El que almuerza con la soberbia cena con la vergüenza”.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Agradecemos sus comentarios sobre cada publicacion en el blog