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viernes, 9 de septiembre de 2011

El respeto a la nueva ley electoral " Eduardo David Ardón "

Es un hecho incontrovertible, que el gobierno que dirige Porfirio Lobo Sosa se ha equivocado rotundamente, al permitir candidaturas prematuras en los dos partidos tradicionales.
Esta actitud pone en precario la acción del gobierno y el trabajo que realizan los ministros en favor del pueblo.
El Presidente de la Republica es el primero en violentar la Ley Electoral y de las organizaciones políticas, una, porque la nueva ley no se ha aprobado y, otra, porque incentivo a sus correligionarios a iniciar la campaña electoral alrededor de candidatos y exigiendo a los ministros a que se adhieran a tal o cual movimiento interno.

Como si esto fuera poco, ya se dio directrices a los alcaldes para que trabajen por un candidato determinado. De entrada, ya existe violación de la nueva ley electoral porque no ha sido aprobada y, porque de serlo, existen normas generales para que se cumplan por todos los hondureños independientemente de la jerarquía que cada quien tenga.

Por otra parte, los futuros partidos políticos no han presentado su documentación requerida por el Tribunal Supremo Electoral, TSE. Algunos han presentado el acta notarial que evidencia su constitución como partido, pero no han comenzado los trámites pertinentes.
Por el momento, sabemos que han manifestado públicamente su deseo de constituirse en partido político, el Frente Amplio de Resistencia Popular, FARP, Tendencia Revolucionaria, Partido para la Transformación de Honduras, PTH, Nueva Democracia, Alternativa Patriótica, Convergencia Nacional, Orden y el Partido Anticorrupción, PAC.
Todos tienen ya en su poder la información correspondiente del organismo electoral.
Ahora lo que deben hacer, de acuerdo con la ley, es presentar ante el TSE, alrededor de 43 mil firmas autenticadas que las deben presentar a más tardar en Diciembre próximo, ya que la ley habla de 128 días antes de la convocatoria a elecciones primarias.
De acuerdo con las informaciones periodísticas, la gran cantidad de modificaciones hechas al proyecto, prácticamente se trata de una nueva Ley Electoral con conceptos modernos de amplia participación.
Esta vez, las mujeres ocupan el 50% en los cargos de elección popular. Otro elemento que consideramos importante, es el fortalecimiento del Tribunal Supremo Electoral en el sentido de que el gobierno garantice los fondos de las dos elecciones y no estar sujetos a la voluntad del Ejecutivo y que se establezcan condiciones.
Las reformas toman en cuenta también la revitalización de las mesas electorales receptoras a través de un proceso encaminado a homologar los mecanismos con otros países latinoamericanos.
En este nuevo proyecto de Ley Electoral se contempla, además, el concepto de legitimidad de las elecciones que consiste en excluir del censo electoral aproximadamente a unos 677 mil ciudadanos que no han votado en las últimas tres elecciones generales.
Concretamente esto significa poner a este grupo de ciudadanos en situación de pasividad, sin ser excluidos del censo electoral.
Esta cantidad de personas están incluidas en el censo de 4.6 millones de personas. Es importante señalar que por lo menos 1.2 millones de hondureños mayores de 18 años se fueron al extranjero.
No mentimos si expresamos que de la cantidad general de electores, solo ejercerán el sufragio el 25%. Se contempla también en la nueva ley, auditorias sociales a los fondos que reciba el TSE y la figura de la inclusión de los ciudadanos en los procesos eleccionarios.
Estas son las novedades incluidas en la nueva ley electoral, pero, a nuestro juicio hacen falta otras para creer y decir que será un proceso electoral verdaderamente democrático.
Otra cuestión es si el TSE aprueba las modificaciones que de cualquier manera consideramos positivas.
Aunque existe una actitud positiva en algunos políticos, todavía existen, desde el Presidente de la Republica y del Congreso Nacional una conducta obsoleta de hacer lo mismo, con los mismos de siempre.
No se percatan de que este próximo proceso electoral, debe garantizar los cambios que el pueblo exige para una transformación completa de las estructuras estatales con miras a construir un nuevo país.
El caudillismo no es el correctivo que se necesita para democratizar al país. El caudillismo y el golpismo deben desaparecer para que la ciudadanía comprenda que con una nueva ley electoral, estaremos participando en un nuevo, por su contenido proceso electoral que será transparente y que persigue liquidar los vicios del pasado.
No puede haber concertación nacional si no se cambian las reglas del juego en el proceso electoral.
La nueva Ley Electoral debe convertirse en garantía de una actitud y conducta diferente a lo largo de la campaña electoral y en el próximo futuro, cuando tengan que hacerse cambios severos en la Constitución, el Estado y la participación de la sociedad civil en las cuestiones importantes del país.
Apoyemos el futuro de Honduras.

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