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domingo, 7 de agosto de 2011

Jugar con la olla de presión

Nuestra Palabra, Editorial Radio Progreso

El gobierno de Porfirio Lobo Sosa parece que medio sale de un conflicto cuando ya se ha metido de golpe en tres o cinco más. Y en estos días como que todos los conflictos se han puesto de acuerdo para lanzar su ataque. La población estudiantil sale a las calles a reclamar entre otras cosas la vigencia de la escuela pública con más plazas de maestros, con material y equipo para la impartición del pan del saber, con mejores instalaciones físicas. El sector magisterial ataca una vez más, medio tatareto, para dar señales de vida luego que Lobo Sosa logró con astucia debilitarlo, fragmentarlo y dividirlo por medio de “los cantos de sirenas” que ha dedicado a algunos dirigentes magisteriales.


Lobo Sosa tampoco es del agrado de un sector empresarial que no está dispuesto a apoyar las medidas económicas que se aprobaron para combatir la inseguridad ciudadana. Y aquí la gente se encuentra entre dos espadas igualmente filudas. Por una parte el gobierno nacionalista que se aferra a su idea perversa de que la seguridad se logrará fortaleciendo los entes represores. Por otra parte, los altos empresarios están de acuerdo en las medidas represivas, pero con dineros que procedan directamente de impuestos a la población. Los empresarios jamás perderán con este asunto porque nunca dejarán de pasar la factura a los consumidores de sus productos y servicios.


Los constantes dimes y diretes entre los empresarios y gobierno, han hecho que Lobo Sosa denuncie que lo quieren matar, y saque también a luz pública la intervención de sus redes de comunicación. A estos rechazos visibles se unen los sindicalistas de la ENEE que denuncian con frecuencia el manoseo perverso de los políticos contra una institución que bien manejada sería rentable para el país. Y como la cerecita en el pastel de los conflictos: Lobo Sosa se acaba decantando a favor del reconocimiento a Palestina en un conflicto en el cual el Estado hondureño ha estado a los pies de un Estado metido hasta el tuétano en el entrenamiento y suministro de armamento al ejército.
El poder legislativo, por su parte, dedicó año y medio en aprobar leyes antipopulares que en tiempos políticos de inestabilidad son como leña seca que atiza más la hoguera de la conflictividad y descontento. Son tantos conflictos que han aflorado, que se han venido cocinando en una olla de presión que hace mucho tiempo se encuentra en el hervidero. Esta olla no ha estallado porque cuando ya está en su punto, los que alimentan la hoguera la sacan del fuego por un ratito, pero sin apagar nunca la hoguera puesto que sus intereses se sostienen y alimentan gracias a la hoguera encendida.
Tanto el gobierno, la empresa privada como los dirigentes de los sectores populares tradicionales llevan mucho tiempo jugando literalmente con fuego. Y ellos y todo mundo sabe que ningún asunto se resuelve con estar metiendo y sacando la olla del fuego, es decir con reformismos o componendas entre cúpulas. Llegará un momento, y parece que ya estemos en él, cuando el jueguito de esas reformas superficiales y los arreglos entre dirigencias añejas, llegue demasiado tarde, o lo que es lo mismo, que no saquen a tiempo del fuego la olla de presión, y acabemos en un estallido social sin control, que sin remedio nos acabe achicharrando. ¿Será que existan sectores en nuestra sociedad hondureña con capacidad y convicción para dejar el jueguito de saca y mete la olla de presión, y de una vez dedique sus luchas e ilusiones en hacer frente a la hoguera de la altísima conflictividad social?

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