Las violaciones a los derechos humanos no solamente son la REPRESIÓN y las muertes violentas cometidas por agentes del Estado
Las violaciones a los derechos humanos no solamente son la REPRESIÓN y las muertes violentas cometidas por agentes del Estado
Nos parece excelente la decisión tomada el fin de semana anterior por los
movimientos sociales y populares dentro del Frente Nacional de Resistencia Popular: precisar una agenda de lucha en el contexto actual.
La agenda incluye en primera línea las violaciones a los derechos humanos y, además, la privatización de los servicios públicos y el abusivo concesionamiento de los recursos naturales.
La decisión es contener y revertir esa dinámica perversa con los métodos que las organizaciones conocen bien. Y no es hacer resistencia callejera solamente, es convertirla en la agenda de poder político.
Es evidente que el golpismo tiene una agenda para mantenerse adentro del Estado con su modelo de saqueo y despojo, y los partidos políticos tradicionales tienen la suya para arribar de nuevo a lo mismo: al gobierno; es decir, al presupuesto nacional.
Lo menos que debían hacer las fuerzas sociales era marcar sus ejes de poder popular para desmarcarse del complejo escenario pre electoral que amenaza con alinear toda la vida del país a la dinámica buscadora de firmas y votos.
La experiencia le ha enseñado en exceso al pueblo que el arrastre electoral sin control social es devastador de las esperanzas, los sueños y las demandas concretas.
Lo político electoral debe estar, ahora más que nunca, sometido a la dirección de los movimientos sociales que le den vida desde abajo.
Después del golpe de estado el país ha llegado a un punto en que no aplica proponer desde arriba reformas para construir consensos y asegurar gobernabilidad. Más bien es peligroso plantear ese tipo de abordajes de la realidad social, política y económica de la nación más desigual del continente.
Sin embargo, persistir en la demanda de la Asamblea Nacional Constituyente antes de las elecciones generales habría significado que Porfirio Lobo no gobernaría un día más frente a la resistencia en calle, según un tipo de análisis de conveniencia.
Así, el acuerdo internacional de avanzar a la inscripción de un nuevo partido político, que dirija luego la conformación de un Frente Amplio de fuerzas políticas diversas anti oligárquicas, puso en sala de espera la demanda constituyente.
Entonces, mientras son creadas las condiciones para la “toma del poder político” por la vía electoral, las organizaciones populares y movimientos sociales dijeron el sábado: esta es nuestra agenda.
No tardó en comunicarse al público aquella decisión, cuando de nuevo Porfirio Lobo atacó el tema en complicidad con el primer ministro de Canadá, Stephen Harper, en San Pedro Sula.
“Pese a que existen importantes problemas de derechos humanos e inseguridad en Honduras, de algo estoy seguro, que no son perpetrados por el gobierno”, dijo el entrometido funcionario canadiense.
Porfirio Lobo, por su parte, negó que exista algún tipo de política por parte del Estado para violentar los derechos humanos e indicó que ha visto con tristeza que en este tema “se mezclan intereses de otro tipo”.
Lobo, quien se define para impresionar incautos como defensor voluntario de los derechos humanos desde su juventud, no entiende nada.
No entiende que la IMPUNIDAD es la política del Estado generadora de violaciones sistemáticas a los derechos humanos en materia social, económica, ambiental y, desde luego, política.
Las violaciones a los derechos humanos no solamente son la REPRESIÓN y las muertes violentas cometidas por agentes del Estado y particulares sub contratados por centros de poder públicos.
Son violaciones a los derechos humanos los concesionamientos ilegales de ríos, la disminución de los derechos laborales de los trabajadores, las medidas represivas de derecho penal que impulsa el Ejecutivo desde la Secretaría de Seguridad y la privatización de los servicios públicos.
La negligencia inexcusable y la complicidad en el empobrecimiento progresivo de la población y la desigualdad son, esencialmente, violaciones a los derechos humanos que Lobo no ve.
Entonces, a la población en resistencia le toca hacerse un nudo alrededor de los ejes definidos para la lucha y decidir, en forma libre, cómo se expresará individualmente en las urnas que abrirá el Frente Amplio para enfrentar en 2012 aquellas políticas del Estado golpista. Y de los ciegos que no oyen ni ven…
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