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sábado, 25 de junio de 2011

MEL EN SU LABERINTO GALELHERRERA




La puerta de entrada a la casona de Tres Caminos aún conserva las perforaciones de la arremetida golpista.

-No fueron dos o tres balazos, me confesó un viejo militar de lentes oscuros apostado a un costado del maltrecho portón negro del entonces presidente de Honduras, al tiempo que sentenció con un disciplinado murmullo marcial -las ráfagas siempre es difícil contarlas… es más fácil contar los muertos.

Su sonrisa final, coloreó de grises el oscuro laberinto que me llevaría a mi desencuentro con Zelaya.

Debo reconocer que no fue fácil llegar hasta mi destino. Las Guaruras con rostros adiestrados en el extraño arte de parecer bestias, me contuvieron por largo rato, mientras registraban celosamente cada una de mis ideas.

-¿Usted es liberal? -me preguntó educadamente uno de los que podía hablar- ¿Tengo que lamentar tener que decirle que no? -respondí un tanto confundido- ¿Pero su papá o su mamá sí lo son? -repuso casi inmediatamente, mientras leía sin levantar la cabeza un papel arrugado- ¡sí, efectivamente!, ambos lo fueron- asentí. -¡Correcto!, sentenció con su desgastada y mentirosa sonrisa.

-Razón o motivo de su visita -me esputó con una mirada de incredulidad- simple curiosidad política, repuse sin temor a ser rechazo por la inquisidora entrevista de aquel soldado con atuendos civiles.

-¡Bien!, puede entrar, de-seguro no se va a perder si sus antecedentes son reales…, me dijo con tono conciliador. Tal vez esperó de mí un !afirmativo! o un ruidoso saludo militar de despedida, pero busqué rápidamente la mejor manera de perderme entre mis ideas, al tiempo que ubicaba el camino de entrada a la casona de ex presidente.


No tardé en llegar a una pequeña salita de esperas, cuando una mujer se acercó muy amable y me pidió casi por inercia que tuviera paciencia.

-El señor esta ocupado, lo atiende enseguida… Si me da su nombre le recordaré que usted lo espera. ¿Quiere un cafecito…?, Se lo traigo ahorita, ¿O quiere agua fría o al tiempo?, ¿O prefiere un té de…?

La avalancha de atenciones me aturdió por un momento, no supe que contestarle a la doñita que esperaba con una sonrisa plástica mi posible respuesta.

-Muchas gracias pero no se moleste, y por favor no le diga nada al señor, puedo esperar el tiempo que sea necesario.

Después de ese inesperado encuentro no supe más de esa extraña mujer que apareció sin nombre y se desvaneció por el estrecho pasillo al interior de la casa. Luego, tuve el tiempo suficiente para reparar en cada uno de los detalles de su atropellada figura indígena.

-¡Lenca!, murmuré al final de una larga especulación sobre su origen: altiva, recia, firme, ágil, diminuta, sin duda debe ser lenca… -sentencié con tono relajado.



No se cuánto tiempo esperé en la antesala, me sentía cansado, cargado de dudas y muchas preguntas sin respuestas. Nadie apareció por ningún lado, sólo voces que se estrellaban por todas partes. De pronto y en medio de murmullos marciales de afuera y risas y conversaciones agitadas de adentro, logré conectarme con una de las cuantas reuniones que se celebraban a un mismo tiempo por casi toda la casa.

-Te dije pendejo que escribieras algo, no se… un análisis, un ensayo…, de esos rollos que vos te hechas en los cafetines o en tus correos!, ¡pero algo!. Sabés que no tenemos mucho tiempo y te seguís pajiando con papadas que no tienen importancia…!,

Se escuchó firme la voz de Zelaya desde el sala principal que replicaba sin parar -¿Cuándo lo vas a tener listo…?.

-Mirá Ricardo, estamos a unas pocas semanas y vos te comprometiste a mandarlo desde cuando estaba en dominicana. ¡Puta jodido!, parece que no entendés, ¡quiere güevos!.



De los gritos se pasó a un silencio generalizado. Pasos fuertes y alargados estremecieron de pronto toda la casa y mi silencio se hizo cómplice de la tortuosa espera de esa respuesta que nunca llegó.

Las sillas de un salón de al fondo se arrastraron a un mismo tono y en una misma cadencia. Mel, como programado escapaba raudo hacia otra sala que parecía de visitas que se podía observar desde el lugar donde yo esperaba. Lugo, se escucharon saludos distendidos entre viejos correligionarios liberales. Las primeras sonrisas de la tarde disiparon el ambiente sombrío de aquella casona golpeada por los años y las miles de reuniones de la presurosa coyuntura catracha.




-¡Entonces Manuel!, de vos depende que resolvamos pronto esto, tenemos todo arreglado, sólo necesitamos que te decidás pero ¡ya!. -Avivó de pronto la conversación una voz grave y de vieja confianza- ¡Miraaá Mundo! -replicó Zelaya- vos sabés que ahorita no es el momento, todo depende de lo que pase en unas semanas, además, necesito ciertas garantías que ustedes no están dispuestos a dar ¿o sí…?.

El silencio inundó nuevamente el ambiente que se quebró repentinamente con un potente de voz de reclamo.

-Pero ya hablamos del 60 por ciento, y de limpiar la casa… ¿no te parece suficiente garantía?.

-¡Miraaá Carlos!, -repuso Mel con tono exaltado- tus tiempos no son los míos, vos sabes que nadie me va a imponer agendas. Yo no voy a resucitar al cadáver que me mandó al exilio, a menos que…

El silencio nuevamente se hizo presente y solo fue resuelto con un fugaz grito desde una sala cercana: ¡Hechos y no palabras, camaradas!.

Zelaya asintió con un -¡Gracias Ricardo!- y dio por terminada la reunión.

Solo se escuchó una atropellada caravana de pasos de salida hacia el portón principal.



No pude ocultar mi alegría cuando oí que Mel se acercaban por el pasillo que me unía con las salas de reuniones de la casa. Pero no tardó en disiparse mi entusiasmo, el Comandante tomaba dirección hacia un descolorido jardín sin flores donde lo esperaban algunos dirigentes populares.



-Que bonita la gorra de hoy Juan, te parecés cada vez más al Che...

Esas palabras del comandante vaquero fueron suficientes para que la felicidad inundara el ambiente. Todo era camaradería, las bromas rebosaron el insípido e improvisado lugar de reunión.

-Que el bigote nuevo de Barahona, que el sombrero alado colombiano de Mel, que la camisa roja de Chávez que se agarró el Grillo en la presidencial venezolana, que el nuevo tinte de pelo de Rafael Alegría y su nuevo look de campesino superado, en fin…, cinco intensos minutos de bromas ad hoc que les llevarían a adentrarse al punto central del encuentro.

-¿Cómo está la Asamblea Juan?, preguntó Mel sin protocolos discursivos. El Sub, como un resorte y con frases memorizadas, contestó con su mirada perdida hacia el suelo: -Mire Presidente, todo esta listo para la toma del poder, la gente esta clara y esto ¡no lo para nadie!. El compañero Francisco le puede explicar con más detalle como esta eso de la asamblea!.

No hubo transiciones y cual rosario de voces en pena, prosiguió en una sola línea Francisco -Pues ya mandamos las invitaciones y contratamos el audio. También se publicó la convocatoria por los diferentes medios y recogimos parte del dinero con los compañeros del 28 de junio. Ahora estamos haciendo las mantas y hablando con unos amigos para poner unos adornos en la mesa principal.

-¿Y la música? -Instigó Zelaya- Pero nadie pudo responder, todos pensaban en cual sería la mejor respuesta para no incomodar al jefe de jefes.

Hasta que a Alegría se le ocurrió una brillante idea. Así, con su voz vibrosa, de términos rebuscados y categóricos, lanzó su propuesta -invitemos a los rancheros de México para que deleiten al pueblo…, a los compañeros Tigres del Norte pues -dijo rebosante de entusiasmo.

Un nuevo silencio se hizo del espacio. Mel asintió con la cabeza y Juan que miraba los detalles gesticulares de su comandante replicó de igual manera. El Grillo terminó de afinar la propuesta -La Organización Política Los Necios nos hacemos cargo de trasladarlos y de atenderlos, podemos cuidarlos en la noche y también hacernos cargo de la conferencia de prensa en el Aeropuerto…

-¡Pero quién va a pagar los gastos! -Inquirió Zelaya. Nadie dijo nada. Juan, el Grillo, su hermano y Rafael miraban incómodos las suelas de sus zapatos. No hubo más intervenciones. Mel con su Black Berry, tronaba las teclas esperando una respuesta. Al fin hubo una luz en el camino -me acaban de contestar los mexicanos... dicen que no pueden para las fechas de junio -sentenció Zelaya.

-¡Puchica!, Se quejó Alegría, mientras el Grillo, sin perder el tiempo respondió con soltura, -tal vez si les escribo, los convenzo…

Solo él perfiló una corta pero densa sonrisa, mientras ajustaba su boina negra por encima de su despoblada cabellera.



-¿Cuál es el otro punto de la agenda?. -Apuró Zelaya.

-Presidente queremos decirle que el FNRP debe ser el instrumento que nos llevará a la toma del poder, por eso queremos contar con todo su apoyo para la Asamblea, ¡solo unidos podemos derrotar a la oligarquía y los vende patria!. -Animó Barahona con su repetido discurso de más de 700 días caminantes. y auguró con fuerza- ¡Juntos podemos avanzar hasta la victoria compañero!.

-Los ojos de Alegría estallaban de emoción sin dejar de observar a Zelaya, al tiempo que Mel preguntaba sin reparos -sí Juan, pero ¿Cuál es el otro punto de la agenda?,

Francisco Ríos con tono pausado tomó la palabra sin que nadie se la diera, - el punto de la agenda presidente es sobre los refundacionales, pero esos están divididos y controlados, creo que van a ser derrotados. Los delegados son nuestros y los contadores también, los delegados ya sabemos que van a apoyar lo que la Coordinación General proponga.

Rafael Alegría no pudo contenerse y quiso terminar el punto -“Mire presidente Zelaya, ya derrotamos una vez a los refundacionistas en la asamblea del 26 de febrero, ahora lo vamos a hacer de nuevo, que no le quepa la menor duda presidente -Miraaá Alegría -repuso Zelaya-, a mí Xiomara me comentó otra cosa. Los refundacionales les dieron una petatiada a la línea de ustedes que después eran solo lloretas y reclamos, así que no confundás las cosas.

R. Alegría destiló una pequeña lágrima que no se supo si era de dolor o cólera, luego no volvió a tomar la palabra.



Gilberto Ríos, sentado a la derecha y muy pegado a Zelaya, con tono grandilocuente trató de corregir a Alegría -la verdad compañero es que usted sabe que lo que nosotros dijimos, fue en el momento para que nadie tuviera duda de lo que pasó y como las medias tintas son la ante sala de la traición no queda más salida que aceptar el momento histórico que esta llegando como lo dijera Lenin…

Zelaya con rostro confundido guardó silencio, los demás prefirieron atender sus apagados celulares o corregir sus vacías agendas rojinegras que cargan por si alguna vez aparece una idea interesante que no deseen olvidar.

Mel, aparentemente cansado y con un pesado humor andropausico se levantó y comenzó a despedirse, las miradas de confusión entre los compas se generalizaron, hasta que Francisco tomó la palabra -Mire presidente queríamos saber si lo que se había prometido para pagar lo que falta de la asamblea ya estaba arreglado con Venezuela…. Ariel no nos ha comentado nada… y lo he llamado pero no atiende… -El comandante con voz altiva interrumpió al Ríos, -Ya hablé con Patricia ella se esta encargando, llamála y pónganse de acuerdo.

Francisco, recatadamente enojado, trató de salirle al paso a Zelaya -es un poco complicado hablar con ella, ¿No hay una vía más directa presidente…?. Mel, notoriamente molesto replicó -ya te dije que Patricia sabe como resolver eso. Pónganse de acuerdo. La reunión había terminado.



Los compas volvían por donde habían entrado, mientras se les escuchaban murmullos de todo tipo -liberales hijos de puta… ya los vamos a joder, -puchica le hubiera dicho que yo me hacia cargo, si en Venezuela me conocen… -nada, no logramos nada… se supone que nos íbamos a poner de acuerdo para tener una sola línea en la asamblea. -Mel se cree el mesías… y cree que lo sabe todo..., pero era una buena idea lo de los Tigres del Norte.



Zelaya no me esperaba y creo que yo tampoco lo esperaba a él. Pero no me moví del asiento tratando de encontrar una excusa para no escapar de aquel lugar. Al fin, nuevamente me entretuve con una compleja conversación que se desarrollaba en la sala grande de visitas. Rassel, Zelaya y Salgado se enfrascaban en un debate de dimensiones descomunales, trataban de inventar las bases filosóficas del Liberalismo Pro Socialista. Esto no me lo puedo perder -me dije-, así que caminé por el pasillo lo más cercano a la puerta que daba al centro neurálgico de la nueva escuela del pro-socialismo hondureño, me acomodé y escuché con atención.



-El año pasado comencé a reunir las mejores mentes del izquierdismo y el liberalismo hondureño. Hablamos bastante de la coyuntura y de los escenarios que se presentaban. Mucho análisis, pero no pudimos aterrizar en la propuesta. La gente se fue, se peleó, se aburrió…

Se justificaba Salgado mientras era interpelado por Mel -¿Esa historia me la has contado mil veces, pero, ¿Qué debo decir cuando me preguntan por qué soy liberal prosocialista?.

Rassel trató de salir al paso mientras miraba su Black Berry nuevo -Mirá Mel, estoy buscando en Wikipedia si aparece algo, pero no hay nada. Eso es bueno para nosotros porque podemos inventar algo en esa babosada del Internet.

-¡Jodás Rassel!” -lo increpó Zelaya- si no tenemos nada que decir, ni una miserable idea, ni un escrito, nada y ¿Así querés que escribamos algo en el Internet…?.

Salgado, con su tono liberal profético, delineó algunas ideas de su pensamiento pro-socialista -estoy convencido –dijo pausado- que nos dirigimos hacia algo grande, y que el liderazgo de Mel, nos ayudará a ver con claridad un liberalismo que atienda la emergencia de la crisis nacional pero con el corazón mirando hacia la izquierda. Ser liberal y ser socialista -prosiguió- no es contradictorio, es ser consecuente con la realidad de Honduras y del continente latinoamericano. A la gente le gusta consumir, a la gente no le gusta que le regulen sus gastos. Por eso hay que apostarle a la democracia económica y al emprendimiento del sector privado, pero con justicia social -continuó sin pausas- por eso el liberalismo prosocialista hace suyas las ideas centrales del pensamiento económico moderno –y sentenció con tono profético- liberar para organizar, organizar desde el estado para liberal al hombre del hambre pero con iniciativa propia.

A su grandilocuente discurso le siguió un enorme bostezo de Rassel que alucinaba con su Black Berry de última generación. Luego intervino Mel un tanto agotado, -Pero fijáte Ricardo que esa paja que te acabás de echar, la dicen también los neoliberales, cuando fui ministro del FHIS y luego Presidente -prosiguió Zelaya- yo recuerdo que ese cuento me lo decían todos los días los asesores del BID y del Banco Mundial. –Mirá Ricardo, -puntualizó Zelaya- esta bonita tu paja, pero realmente ¿Qué le vamos a decir al pueblo, a la gente de a pie, al campesino, al obrero, al estudiante, para que nos crea pues, para que nos entienda y no piense que le estamos dando atol con el dedo?.



Salgado, no intervino más, Rassel siguió con su Back Berry y luego también el comandante.La conversación había acabado y el silencio inundó la casona. Ya no habían más reuniones, tampoco estaba la doñita lenca del cafecito, ni los correligionarios, ni los camaradas, ni los bloqueros. Solo estaba yo con algunas de mis dudas más o menos resueltas,



Era evidente que Mel ya no hablaría con nadie más. Era evidente que la jornada había terminado.

Mel, se adentró por un pasillo, de quién sabe qué habitación, y se perdió al igual que sus asesores. Así que agarré camino de vuelta.



Afuera de la casona unas doñitas esperaban en vano al comandante, al parecer allí estuvieron toda la tarde, querían saludar a su presidente y de paso conseguir alguito para el regreso a sus pueblos. Los guardias no las dejaban entrar porque a la casona no podía entrar nadie que no pasara la dura entrevista previa y el chequeo ocular definitorio.

De pronto escuché que desde el otro lado de la acera alguien alborotadamente me gritaba -Compa ¿logró hablar con el Jefe… consiguió lo que andaba buscando? -Era el guardia del interrogatorio de la mañana.

-¿y entonces compa?, replicó el guardia.

Pensé un momento y le contesté -fíjese que no hablé con el jefe, pero me voy contento. Su respuesta no se hizo esperar -entonces ¿Qué? ¿Saludó a Mel o quedaron para otra cita? -¡nooo compa! -le dije tranquilamente- mi alegría es porque varias de mis dudas ya fueron contestadas y lo mejor de todo es que no tuve que hablar con el jefe, lo único que tuve que hacer fue sortear el enmarañado laberinto de Mel.

Más confundido aún y con tono marcial, el hombre se despidió de mí sin más entusiasmo -cheque pues, por favor siga su camino.

Así lo hice.

GALELHERRERA

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