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miércoles, 29 de junio de 2011

¡Golpes de Estado nunca jamás! " Juan Antonio Martínez H "

Hoy se cumplen dos años de aquella barbarie que ensombreció la democracia hondureña, cuando un puñado de militares calculadores, confabulados con empresarios y políticos corruptos, violó nuestra Constitución al deponer por razón de la fuerza al presidente Manuel Zelaya Rosales, electo libremente por la voluntad soberana del pueblo. Este hecho vergonzoso provocó el repudio unánime de la comunidad internacional y nos llenó de ignominia a los hondureños dignos que deseamos para esta sufrida patria un mañana prometedor, enmarcado dentro de los principios del derecho y la justicia.

A dos años del golpe de Estado Militar, todavía no sanan las heridas inferidas al honor de la nación ni cesa ese odio enfermizo en contra del presidente derrocado, sus funcionarios y todo lo que “huela” al régimen democrático de Zelaya. A dos años del golpe de Estado y el tiempo no ha podido borrar el recuerdo de aquella pesadilla, cuando la jauría militar asaltó la residencia del presidente y lo expulsó violentamente hacia la vecina Costa Rica, en una flagrante violación de las leyes de la república.

Han transcurrido dos años y aun no mengua el dolor en los parientes y amigos de las victimas de ese infortunado golpe de Estado y el subsecuente régimen de facto que usurpó el poder constitucional de la nación e instauró la más feroz dictadura que recuerde la historia republicana. A dos años de ese fatídico episodio de ilegalidad que enlodó la faz de la Patria, dividió la familia hondureña y hundió a la sociedad en la más aguda crisis económica que recuerde la más reciente historia de la nación.

Hoy se cumplen también dos años de haberse iniciado aquellas jornadas históricas de protesta de un pueblo, que valientemente desafío la tiranía, enarboló con banderas de dignidad el respeto a las leyes de la república, el cese de la represión, el respeto a los derechos humanos, la libertad de expresión , y el retorno a la institucionalidad democrática pisoteada. Ese pueblo indoblegable, cuyas pisadas aun resuenan victoriosas en las calles, marca ahora la ruta promisoria hacia un nuevo destino, consecuente con los anhelos de justicia, paz y democracia que todos los hondureños anhelamos.

A dos años del golpe de Estado, todavía permanece inalterable el estado de indefeccion, la persecución de los órganos contralores encargados de aplicar justicia, el acoso contra las organizaciones magisteriales y los estudiantes, las violaciones a los derechos humanos y la intimidación a los miembros de la Resistencia. Todavía permanecen incrustados en la administración gubernamental, las cabezas más sobresalientes del golpismo, sin que nadie se atreva interrumpir su “status” de impunidad ni mucho menos castigar su traición a la Patria.

Han pasado inexorablemente dos años, desde aquella fatídica fecha en que se enlutó la conciencia nacional y aun no cesa el poder absolutista y arbitrario de una Corte de Justicia parcializada con la Oligarquía y un Ministerio por igual, arbitrario y fiel a las ordenes de sus benefactores. A dos años y aun se escucha, el ulular de la sirenas policiales cuando el dictador Micheletti, transita lleno de soberbia y de impunidad por esas calles de Dios, custodiado por agentes del Estado pagados con dineros del pueblo.

Han transcurrido 730 días, de dolor, angustias y sobresaltos por la Patria lastimada, por los mártires caídos en defensa del honor de la nación mancillado por el lumpen cavernario. Dos años de impunidad que nos impele a no olvidar a los que traicionaron la democracia en nombre de esa otra democracia fáctica, que no reconoce mas derechos que los de una elite avorazada de empresarios, militares, religiosos y políticos corruptos.

Hoy es el segundo aniversario de aquella hecatombe que nos quitó la venda de los ojos y nos hizo ver la luz de la verdad, al disipar las tinieblas que envolvían el pasado. Por fin, esa tragedia del golpe de Estado no enseñó a conocer a los enemigos de la democracia, que por siglos han explotado a los pueblos nobles, sometiéndolos a sus caprichos de dominio para beneficio de sus propios intereses personales.

En este segundo aniversario del golpe de Estado, es propicio para hacer un balance sobre las trágicas consecuencias que originó aquella debacle. Muchos mártires caídos, atropellos, violaciones, dolor, luto, pero sobre las máscaras caídas de los antipatriotas y las cenizas de nuestros muertos, se levanta esplendoroso el sol de una esperanza…una esperanza de redención nacional, pero aun así, ¡golpes de Estado, jamás!

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