El expresidente de Honduras Manuel Zelaya, derrocado por un golpe militar en el 2009, declaró que fue su gran pecado recortarle las ganancias a las trasnacionales del petróleo en su país.
El actual coordinador del Frente Nacional de Resistencia Popular de Honduras (FNRP) hizo la afirmación en una entrevista que publica hoy el diario La Jornada, a propósito de su participación en un seminario organizado aquí por el Partido del Trabajo de México.
Al referirse a su presencia en esa cita de partidos y movimientos de izquierda de todos los continentes, se definió como un "liberal pro socialista, que llegó al poder con la derecha y gobernó con la izquierda".
Zelaya remarcó que está lejos de ser un expresidente derrocado dedicado a escribir sus memorias, porque no renunciará a seguir adelante con su proyecto político, junto a las fuerzas opuestas al golpe de estado.
Añadió que el Partido Liberal de su país está muerto, no obstante, continuará con su ruta electoral con rumbo al 2013, ya sea con la candidatura de su esposa, Xiomara Castro, o con otro de los dirigentes liberales de la resistencia.
Dijo que cuando retorne a Honduras, si Estados Unidos lo aprueba, tomará las decisiones políticas que sean más factibles entonces al frente de la resistencia.
Denunció que el actual presidente de Honduras no manda absolutamente en nada, debido a que los golpistas siguen controlando el Poder Judicial y otros órganos del Estado.
Zelaya, quien actualmente reside en República Dominicana en carácter de "huésped distinguido", explicó que se echó encima a George W. Bush y a Estados Unidos por hacerse amigo del presidente venezolano, Hugo Chávez.
En ese sentido, argumentó que Venezuela ayudó más a Honduras en un año que los norteamericanos en 10. Están locos estos gringos, apuntó.
Tras referirse a varios episodios referidos con el golpe y su prolongada estancia en la embajada de Brasil en Tegucigalpa como refugiado, aclaró que no pudo asumir el exilio que le brindó México en su momento, debido a que Washington consideró que era un riesgo tenerlo a él tan cerca de su país.
Zelaya se refirió además a la intervención directa de Estados Unidos en su derrocamiento, sobre lo cual comentó que los comandantes de las fuerzas armadas hondureñas se habían opuesto a su liquidación.
Se preguntó que quien por encima de los militares puede dar un golpe estado en su país, "si no es el Pentágono o el Comando Sur".
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