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sábado, 26 de marzo de 2011

¿Tiene el pueblo derecho a defenderse? " Luis Alexis Ramos "

En los dos últimos gobiernos de Honduras, el espurio, ilegal e inconstitucional del “primer héroe nacional de siglo XXI” y éste, del señor Porfirio Lobo Sosa, abanderado del humanismo cristiano, se ha dado una similitud enorme en un hecho que pareciera ser un calco o una fotocopia uno del otro.

Los dos han abusado, como si se hubieran hablado, en reprimir con el uso de la fuerza bruta, o la bruta fuerza, al pueblo que se manifiesta exigiendo sus derechos en las calles.

Todos sabemos que en nuestro País, las conquistas sociales de los gremios profesionales, los sindicatos de trabajadores, las asociaciones campesinas, los grupos estudiantiles y de todos aquellos que batallan por sus causas, no se han logrado por una mera dádiva de los gobernantes, o por una negociación abierta y franca.

Todo ha sido una pelea permanente, fuerte y decidida, necesaria ante la intransigencia y la terquedad de los gobernantes que llegaron a dirigir a la nación pensando en sus propios intereses, y no en las necesidades del pueblo. Lucha que se ha librado en las calles, en las plazas, con plantones y movilizaciones masivas que han puesto a temblar al pasado y a reflexionar al futuro. Y ante la cual, los gobiernos, no teniendo las bases sólidas para entablar un diálogo fraterno, optan por armar a sus fuerzas represivas para que sometan brutalmente las manifestaciones populares.

Toletazos a diestra y siniestra, atropellos, baños de gas tóxico, encarcelamientos, chorros fuertes de agua, “balas de goma”, se han prodigado sin misericordia al pueblo que protesta y reclama. Ante esto, ¿qué deben hacer los manifestantes? ¿Dejar que los arrollen y reduzcan a la impotencia? ¿Quedarse impasibles ante la sinrazón o buscar la forma de defenderse?


¿Quién, ante el peligro de perder su vida, no ha reaccionado valientemente en contra de un adversario que lo amenaza? En estas manifestaciones que el magisterio ha realizado para defender su postura sobre la descentralización de la educación y el saqueo del Inprema, han sido violados sus derechos a la seguridad física, y han respondido como han podido; con piedras, que son las únicas armas que pueden tener; reacción que ya los voceros gubernamentales están calificando como intento de sedición.

Por eso nos preguntamos ¿tiene el pueblo derecho a defenderse? Y para contestar esta interrogante nos remitimos al Decreto 144-83 del Código Penal, en su Artículo 24, Causas de justificación para la defensa personal que, entre otras cosas, dice: Se hallan exentos de responsabilidad penal: quienes obran en defensa de su persona o derechos, o de la persona o derechos de otro, siempre que concurran las circunstancias siguientes: agresión ilegítima, necesidad racional del medio empleado para impedirla o repelerla y falta de provocación suficiente por parte del que se defiende.

Más claro no canta un gallo; todo hondureño tiene derecho a la defensa personal cuando vea amenazada su seguridad, su vida, o la de sus familiares y otros, y, en el caso de los maestros y demás acompañantes, se han dado las tres condiciones descritas; se produjo agresión ilegítima, hubo necesidad de repelerla o impedirla, y suponemos que no hubo provocación de parte de los manifestantes que siempre andan desarmados. Aunque sabemos que los rábulas y zurupetos, pagados por el gobierno, empezarán a decir que, en este caso, el decreto no procede.

Los maestros tienen razón; se quiere aprobar una ley que, de acuerdo a sus concepciones, busca la municipalización de la educación y, posteriormente, la privatización de la misma. El Inprema, que es su institución de beneficio social, ha sido víctima de latrocinio cobijado por los que lo han dirigido, a vista y paciencia de los seudo dirigentes magisteriales empotrados en el directorio, que no han sabido defender los intereses de sus colegas, y que hoy por hoy, tiene en zozobra a los maestros jubilados y a los que están por jubilarse.

Por eso volvemos a peguntar: ¿tiene el pueblo derecho a defenderse ante una represión? ¡Claro que lo tiene! aun cuando la agresión o amenaza venga de la autoridad. En la manifestación del fin de semana en Tegucigalpa, hubo heridos no sólo en el campo de los docentes, sino en las filas de los policías, pero, naturalmente, los que se llevan la peor parte son los grupos reprimidos.

No estamos incitando a la violencia ni a la sedición ni a la revuelta; pero un pueblo sumiso será pisoteado siempre, humillado y abochornado por los siglos de los siglos; y si no hace sentir su fuerza y elevar su voz de protesta, para que se le respete, no merecerá nunca llamarse libre, porque será un pueblo de esclavos.

Por eso, no descartamos que ante esta situación, el magisterio consciente continuará gritando en las calles: ¡adelante, adelante que la lucha es constante! aunque les sigan lloviendo garrotazos, los encarcelen o los intoxiquen con las bombas lacrimógenas compradas con el dinero de los mismos hondureños.

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