"El mayor castigo para quienes no se interesan por la política, es que serán gobernados por personas que sí se interesan.” Arnold Joseph Toynbee
El sábado y domingo anteriores ―feb. 26 y 27―, se celebró en las instalaciones del Instituto Central Vicente Cáceres [TGU] la asamblea del Frente Nacional de Resistencia Popular [FNRP]. Podríamos rápidamente afirmar que las decisiones más importantes tomadas, según la posición oficial, resultan congruentes con nuestra realidad política: se ratificó por aclamación a Manuel Zelaya y a Juan Barahona como el Coordinador y Sub-Coordinador Generales; después de exposiciones encontradas, y fuertes, interesantes y saludables discusiones, se decidió no participar en las elecciones en tanto persistan las condiciones actuales; y se definió la urgencia de continuar y reforzar el trabajo de hormiga requerido para hacer crecer el Frente a nivel nacional.
Sobre las condiciones actuales a que se refiere la no participación en elecciones, estas tienen que ver con la calidad de los integrantes del TSE, del MP y de la CSJ, cómplices del Golpe y del régimen de facto, inexplicablemente sostenidos en sus puestos en el medio de un supuesto gobierno de unidad y reconciliación nacional. También las condiciones aludidas tienen que ver con la misma ley electoral, cuya próxima reforma planteada ante el CN por el TSE, no abarca los temas fundamentales de un cambio cualitativo real hacia senderos verdaderamente democráticos. Otro tema es el del regreso de los perseguidos políticos ―donde destaca el caso del expresidente Zelaya―, que deben ser sometidos a un proceso legal transparente y justo, de probarse debidamente los causales. Proceso por ahora imposible con la CSJ y el MP actuales.
Nueva etapa
Desde su nacimiento, consecuencia del Golpe de 2009, el FNRP debió ser un espacio capaz de agrupar a todos los hondureños opuestos a un sistema que por tres décadas nos ha hundido en el foso del empobrecimiento, la desigualdad y la ausencia de justicia. Pero el FNRP se ha sumido en una serie de contradicciones y políticas internas excluyentes que no le han permitido crecer de acuerdo a la urgencia, y universal aceptación, del cambio que supuestamente representa. Hasta ahora, el FNRP se ha percibido como proclive al divisionismo. Sin embargo, la madurez con que se celebró la asamblea, la toma de decisiones acertadas, y, es de remarcar, la satisfacción mayoritaria de los asambleístas una vez concluidas las reuniones, parecen prometer una nueva etapa en la vida del FNRP.
La apertura, la trasparencia, las discusiones constructivas, y especialmente, una planificación estratégica ―elaborada metódica e inteligentemente― serán esenciales para cualquier esfuerzo realizado por el FNRP. Sin propuestas claras, sensatas y bien sustentadas es muy difícil captar la atención y la simpatía de grandes sectores independientes de la población que tristemente ven la política con recelo. La elaboración de una nueva Constitución, como propuesta, fruto de una extensa e incluyente discusión nacional no puede esperar. Esta coyuntura sometería a una prueba de fuego al CN, que ha legislado para abrir espacios a la opinión del pueblo, pero dejando en manos de los mismos diputados la decisión final. Si las cosas se organizan correctamente ―tarea titánica― podría llevarse al statu quo a un callejón sin salida.
Reto ineludible
El FNRP no ha logrado aún tejer una visión de país consecuente con la realidad, y mucho menos marcar con claridad los caminos que podrían conducir al movimiento de la Resistencia a propiciar verdaderos cambios. La dirigencia del FNRP ha pensado hasta ahora que el país está listo, a cuenta del Golpe, para remover desde sus cimientos al statu quo. Falso. Los hondureños seguimos siendo los mismos, pocos comprenden la realidad que los rodea. No hay tal despertar de las conciencias ni de las masas. Si bien, la asonada golpista desenmascaró a muchos y alertó a otros tantos, tal no es suficiente para entender cómo funciona el país y cuál es la mejor manera cambiar la apabullante realidad actual. El reto permanece en pie.
Por otro lado, la oposición al Gobierno, que debería ser constructiva y propositiva, no se ha hecho sentir, solo hay pequeños reductos de gente mentalmente articulada que entiende que por la ruta actual el bipartidismo absurdo ―que enfrenta a iguales― seguirá montando sus espectáculos electorales circenses indefinidamente. No obstante, el tema del Partido Liberal dará mucho que decir en el futuro cercano pues no todo está dicho, y aunque la postura del Comité Central actual propende hacia el desastre, una vez que se imponga la voz de las mayorías, como se esperaría debe suceder [¿?], las cosas podrían ser muy diferentes.
Seamos claros, la nuestra es una sociedad tradicionalista, mal informada y apática, por ello debe actuarse en todos los frentes con orden y consistencia, con propuestas claras, sin la demagogia tradicional, y yendo de frente contra la corrupción, sin importar su origen. Por supuesto, la idea de un frente amplio, una vez creadas las condiciones, es la salida lógica para reunir a todos los que de una u otra manera hacemos oposición al terrible orden de cosas vigente. «El tiempo corre a favor del poder establecido, y cada día infecundo es una batalla perdida.» Suerte y amén.
Marzo 02, MMXI
1 comentarios:
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