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jueves, 10 de marzo de 2011

Corrupción y transparencia en Honduras " Eduardo David Ardón "

La generalidad de los hondureños, a diario, nos referimos a la corrupción a veces sin interpretar correctamente lo que el vocablo significa.

Hagamos pues la pregunta, ¿Qué es la corrupción? De entrada diremos que es un concepto complicado de definir. El vocablo viene del latín “corrumpere” y se utiliza en dos sentidos diferentes en el lenguaje popular. El primero, se refiere a la destrucción, devastación, desintegración o adulteración de un material o su degeneración. Se utiliza por extensión cuando nos referimos a algo vil y repugnante a nuestro entender.

El segundo significado de corrupción lo utilizamos para referirnos a conductas morales, generalmente sexuales, consideradas por la sociedad no apropiadas y en tal sentido quiere decir decadencia, degeneración, envilecimiento, ilegalidad o inmoralidad.

En los dos sentidos la palabra corrupción nos sugiere imágenes del mal con una gran dosis de inmoralidad y en general se usa para designar aquello que destruye la integridad de algo.

En relación a la actividad política el vocablo lo usamos para referirnos a una actitud humana concreta en que están implícitos el soborno y la corrupción. Aunque este punto de vista lo comparte la mayoría la palabra en mención crece en complejidad de acuerdo con la perspectiva que se le mire. Aristóteles que fue el primero que se refirió al concepto, la entiende como un problema político que resulta de la perversión del fenómeno del gobierno. De acuerdo con esto para el filósofo griego, la monarquía, aristocracia y democracia se podrían corromper en tiranía, oligarquía y demagogia.

Aristóteles hace hincapié que en todos los casos el problema político consiste en poner al poder al servicio de intereses privados, separados del interés publico. Posteriormente, el romano Cicerón daría una connotación distinta al tema, al incluir el soborno y el relajamiento de las costumbres, en un problema de alejamiento de la ley.

Actualmente esta concepción de la corrupción continúa cuando nos referimos a la ciencia política y sus embrollos.

La verdad sobre este fenómeno es que sigue constituyendo un problema mayor en nuestro continente, porque en todos los países latinoamericanos encontramos visos de corrupción en mayor o menor medida.

Y no se trata de un problema de pobreza,como a veces se quiere explicar, igual hay pobreza en países mas desarrollados, como tampoco tiene que ver con el tipo de gobierno porque la corrupción también existe en gobiernos de izquierda como de derecha. Para algunos politólogos es más bien un problema de la cultura de los latinoamericanos.

La corrupción, pues, debe entenderse como una cuestión de cultura. El gran problema de Honduras es que todos estamos inmersos en la corrupción, unos por acción y otros por omisión. Todos en algún momento hemos sido testigos de un acto de corrupción y nos hemos quedado callados.

Característica principal de la corrupción es la secretividad y los incentivos o prebendas que en todos los casos son soborno, posiciones o favores sexuales y que dan como resultado la obtención de bienes y servicios o la información para otras fuentes.

Para que haya corrupción las personas deben tener la percepción de que existe la impunidad. Pero al mismo tiempo, existen situaciones en el sentido político, económico por la inexistencia de un estado de derecho, inequidad, regulación o falta de ella.

Cuando tenemos un estado de corrupción generalizado o un sistema corrupto esta deja de ser una opción y se convierte en una imposición, se convierte en una amenaza, en un impuesto obligatorio que la ciudadanía debe pagar.

La corrupción llega a formar una institucionalidad más eficiente que la verdadera, en contra de todos los valores morales de la época, su único valor es que se puede comprar y la ley no rige ni actúa contra ella. Por ello, la población termina desconfiando de las instituciones pues saben que lo único que vale es el soborno.

Esto se convierte en uno de los principales problemas para la construcción de un estado democrático. El problema es que en América Latina existe un limitado entendimiento de lo que son los bienes públicos, se acostumbra que las oligarquías controlen espacios territoriales, productos y procesos.


El tema de la corrupción esta asociado con el poder. Concretamente, con tres centros de poder: los de decisión, especialización y control.
Donde hay centros de decisión hay tentación para que se quebranten las funciones públicas. Por lo general la decisión siempre queda en los más altos niveles de la administración en el vértice de la jerarquía. Aquí es donde se tramita, se procesa y se construye la decisión. La especialización es más sutil en los casos de corrupción porque no entra en el plano de las discusiones administrativas, pero si están atrás de ellas, cuando tienen que ver con aspectos de la tecnología.
En nuestro país tenemos infinidad de ejemplos: el caso de Hondutel que se sustenta en el avance de los procesos tecnológicos mundiales. Tiene bajo su control, la más rentable de todas las actividades del estado.

Observamos como pequeñas compañías que iniciaron sus actividades no hace mucho, hoy son multimillonarias por haberse adjudicado la frecuencia de la telefonía móvil, mientras Hondutel es una institución más deficitaria, no solo financieramente, sino también en el aspecto tecnológico.

Otros casos de empresas estatales afectadas por la corrupción son la ENEE y la COHDEFOR. En el aspecto financiero fue muy sonado el caso de la quiebra de bancos y sociedades financieras, a pesar de que el estado regula y controla las instituciones de la banca privada. Se cometió el delito financiero y lo que hizo el Congreso fue derogar la ley, luego emitieron otra y los responsables quedaron impunes.

La corrupción se fortalece, crece y se multiplica porque no hay quien la persiga. Es un tema que esta asociado directamente con la impunidad.
Las respuestas de todos los gobiernos que se han sucedido para erradicar la corrupción han sido muy tímidas y mediatizadas. La institucionalidad creada para garantizar la transparencia y la rendición de cuentas no ha funcionado. El sistema político en alianza con otros grupos interesados, ha usado diversos mecanismos para neutralizar esa institucionalidad. En la lucha por recuperar la institucionalidad se podrían impulsar acciones de transparencia como: a) profundizar el repudio social; b) recuperar banderas de la transparencia de manos corruptas; c) construir ciudadanía responsable; d) profundizar practicas ciudadanas de transparencia y rendición de cuentas; e) conocer y aplicar las leyes; f) exigir a los funcionarios un ejercicio ético; g) libertad de expresión y tolerancia a la pluralidad.

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