Sentido de la Historia

En el análisis objetivo --liberado de prejuicios políticos, de intereses inferiores y de extravíos ideológicos—la actual Constitución de la República de Honduras ha sido trastornada a fuerza de parches, cambios y reformas.

La Constitución de 1987, que para algunas mentes extraviadas fue desde su nacimiento, y continúa siendo a través del tiempo, paradigma constitucional, no resiste un examen serio de su calidad jurídica ni de su utilidad, en la actualidad, como proyecto de país y como base sólida de institucionalidad.

A esa conclusión llegamos algún tiempo atrás, confirmada con el trauma del golpe de Estado de 2009 y el siguiente proceso de reacomodo institucional que no lleva a ninguna parte, y que, por el contrario, provoca más confusión y promete mayor inestabilidad política y social.

La transición del gobierno de facto a la normalidad constitucional no se ha logrado, pues solamente ha atenuado las manifestaciones externas de la crisis política. Esto obedece al desacertado intento, en este caso, de suplantar con acomodaticios cambios en determinados artículos constitucionales el necesario recurso del poder constituyente.

Esto lo corrobora, por ejemplo, la constitucionalista española Gracia Morales Fernández, del Departamento de Derecho Constitucional de la Universidad de Sevilla, quien apunta certeramente el revoltijo que nuestros legisladores hacen del texto constitucional, plagándolo de contradicciones e inconexión, para eludir la exigencia –y la urgencia—de refundar el Estado “y llegar a un nuevo pacto social”.

En cuanto a los cambios en la Constitución, la académica Morales Fernández indica: “Se está perdiendo el sentido de unidad del texto. Se está convirtiendo en un parcheo de los distintos artículos que se van modificando, se van completando, se van suprimiendo. Se está llegando a una contradicción entre los textos y los artículos”.

A juicio de esta académica (dicho sea, de paso, con criterio similar al de otros destacados constitucionalistas europeos) “Hay una oportunidad histórica para refundar y llegar a un nuevo pacto social” en Honduras.

En consecuencia, hace un llamado a los jueces, a los juristas, a las universidades, a los periodistas para que “den claridad a la sociedad” y pueda ésta discernir entre lo que es pertinente para encauzar nuestro país y las opiniones oficiales de la “gobermedia”, vale decir la consigna política difundida por los medios de comunicación.

La constitucionalista Morales Fernández, que vino a nuestro país ha hacer una investigación sobre la Constitución de Honduras, reafirmó en su exposición ante la Asociación de Jueces por la Democracia la necesidad de que los hondureños hagan el esfuerzo para “dotarse de un nuevo marco constituyente, donde estén todos los representados (y) regeneren un nuevo pacto social”.

Una recomendación correcta, pero que requiere para su realización de un liderazgo decidido, con visión de futuro y dotado de la entereza política indispensable para actuar en grande y con sentido de la Historia.