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martes, 8 de febrero de 2011

Partidos políticos se fortalecen depurándose. por Eduardo David Ardón

Existe frustración en la militancia de los partidos tradicionales. Para el caso, los liberales piensan que no es cierto, que su organización política ya murió, pero si lo es, que esta en un proceso de transformación y, si continua dividiéndose hacia lo absurdo, esta próximo a su extinción.
No olvidemos que ha sido un partido que surgió y abrió las puertas a las ideas liberales del siglo XIX y principios del XX y nadie debe olvidar que fue dirigido en aquella época por caudillos terratenientes que deseaban controlar la nación a través de su poderío económico y de la ignorancia del pueblo. Por esa razón, el Partido Liberal y Nacional, se constituyeron en las propuestas ideológicas de mayor fuerza y difusión en el país.
A contra pelo de estas ideas surgidas de la Revolución Francesa aparecieron las ideas Marxistas con Juan Pablo Wainwright, Manuel Calix Herrera y Graciela García.


De tal manera, los ideólogos de la burguesía liberal como Celeo Arias, lo único que hicieron fue poner en la agenda del día el pensamiento conservador de la época, todavía dirigido por el pensamiento de la burguesía clerical bajo la dirección de Rafael Carrera que defendió a muerte el colonialismo español y los privilegios de la iglesia católica que persiguió las ideas de Francisco Morazán.
Igualmente, los militantes de los dos partidos han sentido y comprobado, que los gobiernos que han dirigido ambos en nada han ayudado al pueblo en sus necesidades de trabajo, salarios, beneficios sociales, salud y educación.

¿Qué opinan hoy los campesinos del Bajo Aguan, los grupos étnicos que han perdido sus tierras? Pues naturalmente que los gobiernos que se han sucedido no resolvieron, ni dieron solución, a sus ingentes problemas.
Liberales y Nacionalistas, en las últimas décadas confirmaron que fueron creados para beneficio de una elite poderosa que con su actitud voraz se enriquecen cada vez más.
Los partidos tradicionales, existen pues, desde el nacimiento de las relaciones capitalistas de producción en Honduras. Estas dos instituciones continúan manejando los mismos criterios filosóficos e ideológicos del liberalismo que entro en decadencia desde hace mucho tiempo.
Actualmente, la doctrina liberal clásica es un anacronismo, superada en lo económico por las concepciones de Maynar Keynes, de quien se desprenden las teorías “dirigistas” con que se ha intentado frenar la anarquía del mercado.
Desde el punto de vista político, el liberalismo también es caduco. Los principios liberales se han convertido en simple lirismo doctrinario, porque han sido negados parcialmente por dirigentes oportunistas y venales, cuya conducta burguesa niega totalmente los derechos de las mayorías.
En nuestro medio, ha existido una polémica en relación a los orígenes del liberalismo. Se ha querido presentar a Morazán como “el primer liberal de Centro América”. En la idea de utilizar la fama de nuestro héroe nacional, han tergiversado su pensamiento al considerarlo liberal en la teoría y la practica. ¡Nada más falso y anti histórico! Morazán no fue liberal.

Para la época en que le toco vivir fue un revolucionario consecuente con la filosofía y los hechos que dieron vida a la Revolución Francesa de 1789.
Francisco Morazán se oriento con la doctrina elaborada por la burguesía cuando esta clase social era o se le consideraba revolucionaria y se enfrentaba en duro combate a las fuerzas retardatarias del feudalismo. Se propuso llevar a cabo en Centroamérica una revolución democrático burguesa.
Cuando se produjo el cambio del liberalismo doctrinario al partidario, esta ideología contribuyo de mejor manera, a consolidar el bloque de clases impuesto en el poder por la reforma. Dicho bloque se formo con la burguesía intermedia, los terratenientes semifeudales y los monopolios extranjeros.

El liberalismo fue levantado en Honduras por a burguesía intermediaria, sector de clase que empezó a desarrollarse a partir de la segunda mitad del siglo XIX producto de la explotación minera y las frutas tropicales, principalmente el banano. Esto explica porque en cien años de dictadura de la oligarquía terrateniente burguesa, las reminiscencias feudales se han mantenido tal como las dejo la reforma liberal de 1876.
El liberalismo es, pues, en nuestro país, el fundamento ideológico de la oligarquía terrateniente burguesa que controla el poder de la nación y que fueron los que defenestraron al Presidente José Manuel Zelaya (Mel) surgido de elecciones libres a través del golpe de estado del 28 de Junio 2009. Esta doctrina se ha aplicado indistintamente por cualquiera de los dos partidos tradicionales: el Nacional y el Liberal, aunque este ultimo sea presentado como el depositario de dicha filosofía.
De acuerdo a los cambios suscitados en la sociedad hondureña, y fundamentalmente, después del 28 de Junio del 2009, estos partidos deben sufrir profundas transformaciones, para que contribuyan cuando lleguen al poder a la solución de la extrema pobreza.
Tanto el Partido Nacional como el Liberal, están obligados a depurar sus filas, incluso, filosóficamente y ponerse a tono con los cambios producidos por la globalización. No pueden continuar con los vicios y practicas del pasado. El cambio debe ser estructural en el sentido ideológico, filosófico, político y orgánico y llevar a la práctica un verdadero programa de transformaciones.

El amorfismo y la ausencia de fronteras netamente delimitadas en lo orgánico, debe desaparecer para convertir a estas agrupaciones políticas con su membresía progresista y joven en baluartes de la transformación y el progreso del país.
No se trata de buscar “nuevas ideas” o cualquier doctrina, mucho menos, de inventar líderes, ya que estos deben aparecer en el proceso de la formación y capacitación de nuevos militantes paralelamente con las acciones de depuración.
Ahora que el Partido Liberal cumple 120 años de existencia, el 05 de Febrero del 2011, lo que ha quedado de verdaderos liberales consientes, debido a la traición cometida por los que eran sus lideres, es necesario recapitular, recomponer las fuerzas y proceder a la depuración y a construir la unidad sobre nuevas bases y criterios.
Pensemos en la organización, antes que en los líderes con pies de barro, limpiemos la casa tirando al cesto de la basura a los que han convertido al partido en golpista de su propio gobierno, en lugar de festejos intrascendentes, restañemos las heridas y cambiemos de ruta.



e-mail: eduardodavidardon@hotmail.com

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