Enclaves socio económicos Por: Eduardo David Ardón

Los hondureños comprendemos bien qué son los enclaves socio económicos y, por eso, dudamos, de sus resultados y beneficios. El enclave bananero significo ceder nuestras tierras para que las transnacionales se apropiaran de la soberanía territorial y nos convirtieran en una especie de colonia norteamericana por más de cien años. En el irrespeto mas descarado, las compañías gringas propusieron convertirnos en un Estado Asociado, al igual que Puerto Rico con la complacencia de gobiernos espurios y blandengues que se han sucedido en el poder.

No es necesario ser un erudito y versado en las ciencias económicas, para saber que la presencia de todo capital extranjero trae como consecuencia la perdida de independencia y la comisión de atropellos hacia los trabajadores de parte de las empresas foráneas.

Se hacen reformas al ordenamiento jurídico, con el fin de privilegiar y crear las facilidades necesarias, a cualquier transnacional norteamericana que desee invertir sus capitales, en lugares donde existe mano de obra barata y los vende patrias, que sin ningún tapujo entregan, al mejor postor, la soberanía nacional.
En los momentos en que existe una idea extranjera para crear enclaves, aparecen las pitonisas argumentando que el subdesarrollo necesita ideas agresivas, que estas medidas urgen para el desarrollo del país, que se generan miles de empleos, en fin, que con estos mega proyectos tendremos la tierra de Jauja.
Al mismo tiempo, ponen de ejemplo a Hong Kong como si las condiciones de China Continental fueran exactamente igual que Honduras, no tomando en cuenta la situación internacional y las realidades concretas para crear este paraíso oriental.

Una ciudad modelo en Honduras, con el atraso y la extrema pobreza que nos caracteriza, no tiene punto de comparación con lo ocurrido en la ciudad de Hong Kong en la China de Mao Ze Tung. No olvidar que esta ciudad fue controlada por los ingleses y que aquí ocurrió lo mismo o parecido con la fundación del estado de Israel en el Oriente Medio.
Las condiciones políticas de ese entonces y, las guerras entre China y Japón, crearon realidades que ni por cerca vivimos los hondureños. Esta referencia es valida para aquellas personas que mecánicamente trasladan realidades de otros países al nuestro.
Entonces, el concepto de ideas agresivas y copiar la experiencia China no son argumentos suficientes para de la noche a la mañana construir ciudades modelos como las llama el Mandatario y el Presidente del Congreso Nacional.
Estamos de acuerdo con el desarrollo económico de Honduras para salir del atraso secular que nos agobia, pero con otras formas, no hipotecando el territorio ni concediendo tantas ventajas jurídicas a los oligopolios interesados en invertir para obtener enormes ganancias.
Es cierto, que la Tela Railroad Company, la Estándar, la Rosario Mining Company, a lo largo de la historia, crearon en sus plantaciones y minas, ciudades modelos como La Lima, Tela, Ceiba, El Mochito y que, además, eran fuentes de trabajo seguras, pero, también es cierto, que esquilmaron nuestras riquezas y que el 80% de estas se las llevaron a sus países, y, Honduras continua siendo pobre porque el objetivo no era beneficiar al pueblo, sino, a sus respectivas empresas.
El ejemplo de las ciudades modelos de los Estados Unidos no tiene nada que ver con lo que se pretende hacer en nuestro país.

Estamos con la línea del desarrollo toda vez que al final del camino no ocurra lo que sufrimos con la penetración del imperialismo norteamericano a través de las compañías bananeras.
A nuestro juicio, lo que todo gobierno debe hacer es preocuparse por desarrollar la Capital, Ceiba, San Pedro Sula, El Progreso, Choloma, La Lima, que seria el mayor beneficio y no trastocaríamos artículos constitucionales para facilitar el proyecto de las ciudades modelos que, sin duda beneficiaran a empresarios extranjeros y a uno que otro legislador.
En el medio en que vivimos, nos conocemos muy bien, y por experiencia sabemos, que detrás de un mega proyecto, están los oportunistas que sin importar nada se prestan para cometer actos de corrupción que enlodan la dignidad de la nación.
La aprehensión de la mayoría de los hondureños acerca de la entrega de la soberanía, a cualquier capitalista extranjero, no es cuestión sin importancia, por el contrario, aunque es una reacción natural y de todas las épocas, tiene validez, porque por el momento no son conocidos los verdaderos propósitos de los partidarios de las ciudades modelo.
La soberanía no se vende, no se hipoteca ni se presta y es la quinta esencia de la identidad nacional que todo hondureño bien nacido debe considerarla como la “niña de sus ojos”. Muchos, a diferencia de este criterio, consideran algo insignificante al concepto soberanía, actitud propia de los traidores y soba levas del capital transnacional.
Todas las ideas encaminadas al desarrollo, al progreso, al cambio y a la transformación del país bienvenidas sean, pero, cada una de ellas, debe ubicarse en su verdadero lugar, tiempo y factibilidad para llevarlas a cabo.
Con el comienzo del año se ha despertado en los diputados un “esnobismo” y pretenden, será por la crisis que vivimos, convertir a Honduras “sin mas ni mas”, en el modelo de todos los países del mundo.
Las ilusiones y esperanzas, no son realidades. Esta son concretamente, el aspecto que ofrece la Capital de la Republica; la extrema pobreza del hondureño; la inseguridad creada por el crimen organizado; el irrespeto a la Constitución; inexistencia de una política agraria; la falta de unidad nacional; la injusticia que cometen los órganos jurídicos; en fin, una lista interminable de males, que pueden resolverse con gobiernos y gente sensata que no vivan la época de los cuentos de las “mil y una noche”.

¡Señor gobernante y presidente del Congreso! ¡Pongan los pies en la tierra! Despierten de ese sueño profundo y trabajen realmente en construir una Honduras mejor con el concurso de todos los hondureños.
No esperen que las soluciones nos vengan de afuera. Por otra parte, algún día el pueblo les pedirá la cuenta de su traición a la patria por querer vender en pedazos a Honduras. Aunque esgriman los argumentos habidos y por haber, los artículos reformados colocan en bandeja de plata, la venta de la soberanía nacional y, este, es un delito, dígalo Agamenón o su porquero.
En lugar de ciudades modelos, reconstruyan la Capital, inviertan en las alcaldías para cambiar la fisonomía de nuestras urbes, construyamos un país modelo, dejando a un lado las ambiciones de grupos y los intereses oscuros del poder factico.
De algo si estamos seguros, que estas ideas de las ciudades modelos quedaran en eso, como los proyectos del canal seco y las represas.
Además, lleva demasiado tiempo, realizar las cinco facetas que tiene un Mega Proyecto de este tipo y calidad. Ojala despierten de ese sueño.




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