Desde su guarida, el gobierno de Lobo envío una invitación para hacer reconocimiento público a María Elena Méndez, feminista de larga data en la lucha social, entre otras sobresalientes mujeres que serían celebradas el día de hoy 25 de enero, día de la mujer hondureña. Hasta allá regresó la respuesta bien escrita en una carta directa de la señora Méndez para decir en breve que no reconoce ningún gobierno continuista del golpe y asesino de mujeres, y desde la altura de su ética les contesta que no sólo no irá a ese evento sino que celebrará en resistencia, y con otras mujeres, este día.
Este día, 56 aniversario del derecho al voto femenino, en el mismo congreso donde en otra época las mujeres eran rechazadas a ser votantes y electas bajo los argumentos más conocidos de la misoginia patriarcal, hoy se inició la legislatura nueva del probablemente más vendido y corrupto congreso nacional de los que se han conocido, y que no han sido pocos. Como resultado del Golpe, ese poder del estado, junto al resto, se han encargado de despedazar el país y darlo de comer a las fieras transnacionales y nacionales que abultan sus ganancias; han decretado por su gana, interés y gusto la repartición de ríos, la terminación de los derechos básicos del campesinado y el magisterio; la cancelación de la facultad de la universidad nacional para regir la educación superior; la entrega de Honduras en formatos de ciudades modelos. Ahí, hoy, los golpistas unidos se daban abrazos, besos y saludaban a las mujeres del país.
Armas y escobas
Afuera, la escena estaba abarrotada de armas, de todos los calibres, en todos los uniformes posibles. Cientos de soldados, policías y guardaespaldas acordonaron varias cuadras alrededor del congreso, obstaculizando el paso y dejando ver su rigor cuando alguna persona pasaba sus líneas. Con cara de ingenuas y escobas desarmadas en sus bolsas un grupo de no más de treinta mujeres se juntaron en el centro del parque la merced, en el mero mero hormiguero, rodeadas de militares. Ahí sacaron sus instrumentos de sonido y aseo, fueron a lavar la vergüenza nacional, y con sus escobas y detergentes se dieron el trabajo de limpiar la bandera hondureña mientras gritaban consignas: Ni golpes de estado, ni golpes a las mujeres; La patria no se vende, ni se alquila ni se presta, la patria se defiende; Derechos humanos en estados soberanos; Ahí están, ellos son los que venden la nación; No más violencia contra las mujeres. Si por la sorpresa, el número pequeño de mujeres, la cantidad de cámaras nacionales e internacionales o lo que fuera, no hubo agresión de la policía, si la hubo de un grupo de mujeres y hombres que estaban en el congreso bajo la consigna de apoyar al gobierno; de estas personas habitantes de los barrios de la ciudad llegaron los gritos de Fuera, Fuera, y los empujones y lanzamientos de botellas contra las feministas. Estrategia que últimamente se ha perfeccionado, el poder estatal alienta el enfrentamiento entre la gente del mismo pueblo. Una de las feministas megáfono en mano, les decía: Nosotras no estamos en contra de ustedes, ustedes viven donde nosotras vivimos, y son sus hijas y las nuestras las que son asesinadas, no las hijas de los diputados, Y es en las casas de nosotras donde faltan los frijoles y el arroz, no en la casa de ellos. Les habló directamente y sin agresiones, y las otras mujeres escucharon, pues era claro que todo esto es cierto. Mientras, la prensa recogía las demandas y se volanteó un comunicado con las posiciones del contingente feminista contra el Regolpe y la venta del país, repudio al Congreso y a la militarización, Vida buena para las mujeres: salud, tierra y educación y Alto a los femicidios. Las feministas se mantuvieron en resistencia todo el tiempo en medio de la tensión de helicópteros del ejército sobrevolando, y cientos de miradas hostiles contra sus cuerpos y sus actos. Para terminar se tomaron de las manos y cantaron a viva voz el himno nacional, donde hacía unos minutos había sido ejecutado marcialmente por una banda musical.
Horas después una marcha de maestros y maestras se acercó al congreso, se les respondió con gases lacrimógenos y toletes; detenciones y heridos.
Ay pero qué malcriado ha resultado este pueblo, y que dificultad para que se quede en su casa teniendo miedo y dejándose malgobernar.
Y que rebeldes estas feministas que se les ocurre increpar sólo con cartas y escobas a todo un sistema de injusticia e hipocresía en medio de un desfile militar.
Pues eso fue parte de la jornada de hoy.
Ni más, ni menos.
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