Profunda ingobernabilidad

Nuestra Palabra, Editorial Radio Progreso



En los últimos años la palabra ingobernabilidad ha ido sonando en los diferentes rincones del país, con el golpe de Estado el tema ha ido aumentando en discusión y en posibilidad real de que Honduras llegue a un callejón sin salida para su gobernabilidad.

Por el accionar de los diferentes actores políticos, económicos y sociales se han ido clarificando dos posiciones sobre la ingobernabilidad. Está la posición de considerar que hay ingobernabilidad cuando la gente está en las calles en contra del gobierno y de sus políticas, es la que representan los sectores conservadores atrincherados en el gobierno de Pepe Lobo, en la Unión Cívica Democrática y la empresa privada. La otraposición entiende la ingobernabilidad desde los altos niveles de corrupción, por una institucionalidad fallida, la fuerte concentración de la riqueza, la exclusión social y por los niveles de pobreza en las que se encuentra el país, esta posición es sostenida por los sectores populares aglutinados en el Frente Nacional de Resistencia Popular.

En la lógica de la clase política y empresarial corrupta, los momentos picos de ingobernabilidad ya pasaron, la Resistencia cada vez se moviliza menos y desde ese espejismo se insertan iniciativas como la Ley de Inversión Pública Privada, la Ley del Empleo Temporal, el irrisorio aumento al salario mínimo, las amenazas al Estatuto del Docente y una fuerte campaña de terror contra la ciudadanía, son iniciativas que se lanzan con clara señal de triunfalismo.

En cambio los sectores que luchan por reorientar al país de la ruta del colapso, encuentran la sociedad en uno de los peores momentos de ingobernabilidad registrados en la historia. Las masacres continuas con cero investigación, los 346,477 hogares aguantando hambre, el avionetazo, la participación de policías y militares en actividades del crimen organizado, son la base que sustentan esa ingobernabilidad, que sin lugar a dudas es el resultado de las malas administraciones del Partido Liberal y del Partido Nacional en los últimos 30 años.

Reflexionar sobre estas visiones de la ingobernabilidad en el país debe ayudarnos a tomar conciencia del terreno en el que estamos parados, no para desmovilizarnos sino para saber plantarnos frente a ella. Al mismo tiempo, debe llevarnos entender que por la complejidad de la ingobernabilidad el cambio no llegará de un solo golpe, sino que debe de ser una suma de pequeños triunfos que debe llevar finalmente a la refundación.