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martes, 30 de noviembre de 2010

Modelos de Estados por PEDRO SERRANO GARCIA

En Honduras, desde el golpe de Estado del 2009, la Resistencia y otras fuerzas opositoras suelen hablar y debatir sobre la necesidad de la refundación del Estado para que resplandezca la justicia y la paz. La cuestión que hay que dilucidar es, ¿qué entendemos por refundación?
En este pequeño país, se ha pasado por varios modelos de Estado: Estado colonial, Estado anexionado a México, Estado federado con los países centroamericanos, Estado dependiente de multinacionales y Estado sometido al imperialismo.

A su vez, otras formas de Estado han aparecido en la historia hondureña: Estado militar, Estado dictatorial, Estado oligárquico, Estado democrático-burgués, Estado capitalista.

El modelo del Estado hondureño actual reúne varias características: es capitalista, y oligárquico, bajo formas de democracia formal (no real); donde los militares tienen el poder de suspender o aprobar las leyes constitucionales; bajo la fuerte influencia del capital extranjero y situado en el llamado patio trasero del imperio, que es el que tiene la última palabra.

Luego el gobierno hondureño que el pueblo elige cada cuatro años, depende de los poderes militares y oligárquicos, así como de las multinacionales y del crimen organizado que van aumentando su hegemonía; y todos ellos, de la administración de Estados Unidos.

Como a su vez, en el neoliberalismo capitalista la economía está por encima de la política, es el poder económico y financiero mundial el que predomina sobre los gobernantes norteamericanos y los gobiernos de todo el mundo.

Estado en apuros
Algunos analistas hablaban de Honduras como un Estado fallido. Tal vez sea exagerado el término de “Estado fallido”. Pero lo que no cabe duda es que el pueblo hondureño tiene un Estado “desfalleciente”, agravado con la crisis económica internacional y con el golpe militar.

En la Resistencia se alzan voces de que si queremos levantar el país, hay que ir a la Asamblea Nacional Constituyente para establecer, mediante un nuevo pacto social de todas las fuerzas (políticas, económicas y sociales), una refundación del Estado de Honduras que haga posible la justicia, la libertad y la paz.

Nuevo sistema
Para ello, hay que emprender las reformas imprescindibles, tales como: la agraria, la educativa, de la salud, la industrial, la financiera, la laicidad del Estado junto con la libertad religiosa, libertad de expresión y asociación, la de las fuerzas de seguridad, la política democrática… Hay que acabar con la corrupción. Frente a la cultura de ‘todo vale’ hay que construir una nueva cultura basada en la dignidad y los derechos humanos; un cultura de respeto, de convivencia, de diversidad.

Pero para llegar a esas reformas, dado que vivimos en la era de la globalización, el movimiento popular tendrá que recabar la ayuda de las fuerzas progresistas latinoamericanas y mundiales; pues solamente los hondureños, no les será posible convencer a la oligarquía y a las fuerzas armadas nacionales, apoyadas y sometidas el Imperialismo económico y político-militar. En la política y la economía hay que tener en cuenta la correlación de fuerzas oligárquicas y populares enfrentadas.

Ahora bien, una de las cuestiones prioritarias es decidir el sistema comunitario (socialista, solidario o como lo queramos llamar), que ha de sustituir al sistema capitalista. Para contribuir a este debate, se me ocurren algunas opiniones, por si pueden ayudar.

En la propiedad, dar prioridad a la pública y comunitaria frente a la privada; en los beneficios empresariales, priorizar el bien común y del trabajo, frente a la ganancia empresarial y de los accionistas; con el capital extranjero, regular sus ganancias dando prioridad al bien de la nación; en cuanto al mercado, establecer reglas justas frente a la desregulación y corrupción actual; en cuanto a la empresa, primar la democratización y el cooperativismo frente a la dictadura y verticalismo empresarial actual; en las finanzas, regularlas, mediante leyes nacionales e internacionales, para frenar sus poderes especulativos, abusivos y corruptos.

Asimismo hay que poner la educación, la investigación científica y la tecnología al servicio del bien común, frente al abuso de los poderes de las multinacionales y de los monopolios que son apoyados por los Estados poderosos.

Evidentemente que estas son unas sencillas -y tal vez simples y deslavazadas- ideas que se aportan al diálogo nacional que hay que establecer, para ir concretando todo lo que es necesario para la refundación del Estado de Honduras.

Agente histórico transformador
Marx hablaba de que sería la clase obrera la encargada de la revolución. Pero desde el siglo XIX al siglo XXI, ha habido muchos cambios en la historia. Por ello, junto a las clases trabajadoras y populares del campo y de la ciudad, deben participar en este gran movimiento refundador, las etnias indígenas y afroamericanas, las mujeres, los jóvenes, los intelectuales y las clases medias consecuentes.

Contra a la política que destruye, levantemos la política capaz de hacer de Honduras un pueblo desarrollado y libre.

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