Los derechos de una nación quebrada por MARIO MENCIA GAMERO

En Honduras después del 28 de junio del 2009 todo ha cambiado. Dio un vuelco rotundo la situación de las personas¬; cambió el estándar económico de las familias hondureñas.

La delincuencia se ha multiplicado, a pesar de los esfuerzos que realizan los organismos de Seguridad del Estado. El fenómeno del desempleo crece en proporción aritmética como consecuencia del mismo fenómeno que violentó el sistema. No hay programas reales del sector gobierno para enfrentar tal problema. Tampoco la empresa privada invierte sus recursos en sus empresas y ni siquiera incrementa sus activos para aumentar el volumen de sus negocios.

Y esto es lógico en una nación “quebrada”. Muchos negocios de artículos suntuarios. Restaurantes, hotelería y casas de hospedajes en todas las ciudades importantes del país están a punto de cerrar porque no hay intercambio comercial debido a la ausencia de comercio bilateral con nuestros vecinos y fuera de Centroamérica.

Con los países del bloque Unasur tampoco existen nexos por el no reconocimiento de esos países para nuestra nación. El comercio con Estados Unidos, tanto de exportación como de importación, ha bajado ostensiblemente, aunque lo nieguen los politólogos. Las empresas aéreas han reducido sus volúmenes de pasajeros, y lo único que salva un poco la economía nacional es el turismo en nuestra región insular, a donde llegan unos barcos, y por unos dos o tres días dejan dólares que, de alguna manera, ayudan a las familias dedicadas a la venta de artesanías y a los hoteleros regionales, pero como que solo son “alegrones de burro” como rezan los dichos populares.

Al referirnos al desempleo, es bueno meditar y reflexionar: El 70% de la población nacional son jóvenes que desde su pre adolescencia o sea una edad de entre los 15 a 20 años viven en hogares donde la injusticia social agobia a sus padres y parientes, siendo esta situación en sus hogares proclive a desatar desórdenes emocionales, cuya inmediata perspectiva es terriblemente incierta y desastrosa: ¿Qué camino les queda a los jóvenes si no ven su futuro promisorio? Indudablemente que estos cuasi ciudadanos se integran con más facilidad que deseos a los campos del delito, donde momentáneamente alivian las dificultades de sus hogares y las suyas.

Por resolver sus inherentes problemas familiares ya no le tienen miedo ni a la cárcel ni a la represión, sumándose a las bandas delincuenciales. ¡Qué lástima! Este problema es tan real, como la economía en quiebra de nuestro país. Este problema es tan real como la consumación del fatídico golpe de Estado, que tiene arruinado a nuestro país y a las familias hondureñas. Este problema es tan real como las miles de apaleadas en las “marchas patrióticas” de la Resistencia durante más de medio año. Este problema es tan real como los muertos “inmortales” que cayeron por las balas de los militares y policías al servicio de la oligarquía. Este problema es tan real, como los hondureños que viven exiliados. Encabezados por el ex presidente Zelaya y que tienen todo el derecho de vivir en su país.

Ojalá los funcionarios del actual gobierno, los diputados, los magistrados, los jueces, reflexionen y en un arranque patriótico del humanismo cristiano que pregonan, hagan honor a sus credos y abran las puertas del país para que retornen, sin distinciones todos los hondureños.

Hemos realizado a grandes rasgos la siguiente encuesta:
Hemos hecho, a grandes rasgos, una encuesta comercial y honesta sobre negocios cerrados después de la crisis del 28 de junio del año 2009. En Tegucigalpa y Comayagüela
hay aproximadamente 600 negocios de diferente índole cerrados.

84 restaurantes de 1 y 2 categoría; 120 restaurantes de 3 y 4 categoría; 60 hospedajes de 1 y 2 categoría; 94 hospedajes de 3 y 4 categoría; 90 tiendas de artículos diversos de 2 y 3 categoría; 105 tiendas de artículos diversos de 4 y 5 categoría.

En Tegucigalpa y debido al agio de los propietarios de locales, tanto residenciales como comerciales, existen más de 600 locales vacíos o sin alquilar por los altos precios de los alquileres, que hace necesaria una ley que congele o regule una verdadera ley de Inquilinato. ¿ESTAMOS…?