“Cada Estado parte, de conformidad con los principios fundamentales de su ordenamiento jurídico, formulará y aplicará o mantendrá en vigor políticas coordinadas y eficaces contra la corrupción que promuevan la participación de la sociedad y reflejen los principios del imperio de la Ley, la debida gestión de los asuntos públicos y los bienes públicos, la integridad, la transparencia y la obligación de rendir cuentas”. Artículo 5, Convención de la ONU contra la corrupción, signada por Honduras.
No es difícil imaginar lo que piensan de nosotros en Europa, en los Estados Unidos, en Argentina, México, Brasil, Costa Rica o en cualquier país medianamente civilizado del globo terráqueo cuando leen en sus diarios que el ex dictador hondureño - instrumento de la ultraderecha nacional e internacional para la ejecución del golpe de Estado - fue sorprendido in fraganti robando energía eléctrica, y por tanto adeuda al Estado hondureño una suma cercana a los 700 mil lempiras. Según la crónica de Diario Tiempo del 09 de noviembre, “tenía tres conexiones ilegales en inmuebles de su propiedad en El Progreso, incluyendo Radio Perla”.
Días antes, el presidente del Sindicato de Trabajadores de la ENEE, Miguel Ángel Aguilar, había denunciado en este mismo medio que “la empresa Servicios de Medición Eléctrica de Honduras (Semeh) y la misma ENEE suspenden el servicio a pequeños consumidores, pero el ex presidente de facto pudo acumular esta deuda sin ningún problema”. A propósito, la foto mostrada en este diario, en la que se observa a un empleado de la ENEE con tenaza en mano, cortando los cables sobre el techo de Radio Perla, mientras otros, con sus escaleras colocadas en la acera se aprestan a subir, - permaneciendo parados alrededor de una pancarta del colapsado Partido Liberal de Honduras con el nombre del traidor - es realmente vergonzosa. Sin exagerar, esa foto es capaz de resumir la historia política nacional, fundamentada en el maridaje entre la política y la corrupción.
En relación con el ex jefe de Estado de facto, y para no perder de vista su desempeño y actuaciones, el 28 de junio de 2010, justamente en el primer aniversario de su canallada usurpadora, Diario Tiempo publicó una entrevista con un testigo protegido, - y así consta en el relato - quien afirmó que el accidente en que murió atropellado el Sr. Andrés Mejía, fue provocado por el hijo del referido ex dictador. En otras noticias, el 05 de julio de 2010, el gerente de la Empresa Nacional Portuaria, Maynor Pinto, denunció que en el gobierno del mencionado, sólo en el mes de enero, se gastaron 56 millones de lempiras para pago de servicios y compras que no se justifican, por lo que el funcionario demandó una investigación al respecto.
En mis investigaciones y reflexiones cronológicas sobre este personaje y sus más cercanos allegados, y que pueden ser realizadas por cualquier hondureño en cualquier momento, los diarios viejos ofrecen unos tesoros de incalculable valor, especialmente ahora que la informática permite seleccionar y conservar archivos de toda índole; a propósito del repudio que muchos hondureños sienten por las actuaciones del cardenal Rodríguez, lo que de sobra le fue mostrado el domingo anterior, sacudamos el polvo en esta dinámica retrospectiva y recordemos que este sacerdote – según reporte de Diario Tiempo del 03/02/2010 – comparó a Micheletti con los próceres de la independencia patria porque estuvo a la cabeza del derrocamiento de Zelaya y a su juicio esa acción fue heroica. Taxativamente afirmó: “Hoy es un día especial para darle gracias a Dios, por medio de la virgen María, por nuestra Honduras, por la libertad, la soberanía y la independencia que don Roberto Micheletti supo defender con las Fuerzas Armadas y junto a miles de hondureños y hondureñas que deseamos ser parte de las soluciones y no de los problemas". A este respecto, que no se queje el Cardenal, ni quienes se rasgan las vestiduras por él, puesto que claramente él defendió aquello por lo cual el mundo entero nos aisló y condenó, incluso el Vaticano.
Regresando a nuestro héroe, - porque así fue catalogado en el mes de enero por un grupo de nuestros empresarios, exactamente como el primer héroe nacional del siglo XXI, por “su lucha a favor de la libertad y la democracia” - es una vergüenza para Honduras y aún para El Salvador que éste “paradigma del honor” haya exclamado en suelo cuscatleco que nuestra democracia se fortaleció con el golpe de Estado, y, entre otras cosas, que jamás se escribió un artículo en contra de su conducta, ni por corrupto ni por violento, ya que no podía decirse en lo absoluto, por poseer “un carácter serio y responsable”, nada de corrupción sobre él. En agradecimiento a “tan noble y ejemplar conducta” le hemos convertido en diputado vitalicio, como lo es también su sueldo y el costo de su seguridad personal y familiar. ¡Vaya carga la que nos impusieron! ¡Vaya ídolo el que se buscó la derecha salvadoreña!
Sabiendo estas cosas, abundantemente denunciadas en los diarios y noticieros responsables – no en los que se vendieron por abyección o venalidad – y sin mencionar el resto de los descarados y terribles actos de corrupción ejecutados con impunidad por el golpismo. ¿Cuántos de los que marcharon alegremente para apoyar al dictador con sus festivas e inocentes camisetas blancas tendrían el valor y honor de hacerlo de nuevo? ¿Cuántas de nuestras familias cristianas, refiriéndome exclusivamente a aquellas sólidamente formadas en la filosofía y el compromiso con el amor, el perdón y la decencia, y no a las que profesan un cristianismo de apariencias e hipocresías, prestarían hoy su concurso a una causa carente de sentido y legalidad, que como el golpismo, sólo dejó al país desprestigio, violencia y miseria?
Únicamente un pueblo bárbaro, carente de inteligencia, cultura y educación, y desvinculado de su propio destino puede tolerar tales niveles de corrupción sin inmutarse
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