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lunes, 4 de octubre de 2010

Las claves del intento de golpe de estado en Ecuador por Gonzalo Sanchez

"Después de Zelaya, el próximo soy yo". Con estas palabras amaneció Ecuador el primer día de agosto de 2009. Quién las pronunció fue el presidente de ese país, Rafael Correa. Poco más de un año después esas palabras se han hecho realidad.

El último día del pasado mes de septiembre fuerzas policiales golpistas se sublevaron con la excusa del recorte de derechos que supone la nueva ley de Servicio Público aprobada por la Asamblea Nacional de Ecuador. Rafael Correa, antes de la sublevación, se presentó en el lugar en el que los policías se encontraban protestando para llamar a una negociación.

El presidente de la Revolución Ciudadana intentó explicarles la ley a los policías, comentó los avances que su gobierno les ha dado a las fuerzas policiales -desde camas para dormir en cuarteles anteriormente sin ellas, armas y un aumento del 81% en el salario en apenas 3 años- y llamó a la negociación. Pero sólo recibió gritos en los que los policías le amenazaban de muerte. El presidente tomó conciencia de que esos policías no lo estaban escuchando porque ya habían tomado la decisión de dar un golpe de estado y sólo estaban ahí siguiendo un guión.

Lo que ese guión no recogía era la valentía de Rafael Correa que llamó a los policías a matarlo si era lo que querían, "en vez de quedarse en la muchedumbre cobardemente escondidos" y que no se echó para atrás. Es más, salió de la ventana donde les hablaba a los policías golpistas, para dirigirse a la calle junto a ellos y entablar un diálogo franco.

Pero como los policías ya habían tomado la decisión antes de ir e incluso de escuchar las razones del presidente, le dispararon gases lacrimógenos, fuego real -que perforó el pulmón de un miembro de la seguridad de correa-, y pretendieron romperle la rodilla recién operada, aunque otro miembro de la seguridad personal de Rafael Correa se interpuso y le fue roto el tobillo.

Correa logró escaparse al Hospital Metropolitano de la Policía. El coche en el que fue trasladado recibió 4 disparos de bala. Cuando el presidente de mantuvo fiel a sus principios revolucionarios, dificultando seguir el guión del golpismo, se decidió su muerte, se intentó cometer un magnicidio en Ecuador.

Ingresado en el hospital, Correa pudo denunciar a la radio pública que los golpistas estaban intentando entrar por los techos a su habitación para asesinarlo. Correa se reafirmó en sus principios, y dijo, asumiendo su muerte, que millones de revolucionarios vendrían detrás de él para continuar con la causa. Aún en esos momentos el presidente ecuatoriano no claudicó y se mantuvo fiel a sus principios revolucionarios.

Años antes de esta situación, Rafael Correa expresó su admiración por el Che Guevara ya que "aquel que da la vida por sus ideales merece el respeto de todos" y comentó que una de las máximas enseñanzas del Che fue "la verdadera victoria, la victoria de los revolucionarios como el Che, es jamás haber claudicado en los principios". El máximo líder de la Revolución Ciudadana de Ecuador siguió al pie de la letra las enseñanzas del Che Guevara aquel día en el que los principios tuvieron que se defendidos más que de costumbre.

La Ley de Servicio Público

La policía golpista invocó esta ley para justificar sus protestas violentas y después la intentona golpista que protagonizó. Según los rebeldes, protestaban porque se les quitaban las condecoraciones y privilegios como por ejemplo que sus hijos recibieran de parte del estado un juguete de regalo en navidad.

Sin embargo esta ley, en lo que se refiere a las fuerzas de seguridad del estado, reconoce nuevos derechos a los trabajadores como la regulación de las horas extra y el aumento del salario con respecto al precio de la vida entre otros.

Durante el año 2006, antes de la llegada del pueblo ecuatoriano al poder, un policía ganaba como mínimo 160 dólares y de promedio 355 dólares -en los años previos ese salario apenas había cambiado- menuales, claramente insuficientes. Hoy, bajo el gobierno de la Revolución Ciudadana, el promedio se ubica en 792 dólares.

Con las condecoraciones anteriores el policía ganaba 800 dólares cada 5 años, lo que suponía un ingreso de 13 dólares mensuales. No variaba mucho el salario. También sus hijos recibían un pequeño obsequio por navidades, de un ínfimo valor. Correa explicó que, "ahora el policía que menos gana es 700 dólares, pero qué pasa, antes había una serie de parches, le pagaban 160 dólares -al mes- pero le daban un juguetito en Navidad para el hijo y con eso lo ponían contento y engañaban a los policías, ahora decimos: Tengan un salario digno y ustedes cómprenle el juguete a su hijo".

El mandatario también destacó que hasta ahora, los policías, "no tienen vivienda fiscal, es decir yo mando a un policía de Esmeraldas a Loja y no tiene dónde vivir y tiene que alquilar de su sueldo un cuarto, esos son derechos y deberes del Estado. Eso es lo que tienen que reclamar, eso es lo que estamos buscando y se fijan en banalidades".

En la Ley del Servicio Público también se recogen nuevos derechos para las personas inmigrantes -mayoritariamente colombianas-, para los discapacitados y sus ciudadores.

Oposión disfrazada de izquierda

Ningún proceso político es perfecto y por lo tanto pueden, y deben, formularse críticas que señalen los fallos de una manera constructiva, con el único fin de arreglarlos para que el proceso vaya mejorando cada vez más. Por eso no sería extraño que la propia izquierda ecuatoriana hiciera estas críticas constructivas al gobierno y al proceso revolucionario que ellas mismas integran.

El problema es cuando la derecha se ve incapaz de retomar el poder por las urnas y comienza a comprar a dirigentes de la izquierda para que carguen contra los suyos mediante críticas que no buscan fortalecer el proyecto, sino destruirlo.

Desde hace varios meses dirigentes indígenas y de partidos políticos ultra-izquierdistas han atacado al presidente Correa calificándolo de "autoritario", llamándolo "dictador" y expresando que el presidente ecuatoriano se estaba "derechizando", dirigiéndose al capitalismo. También han surgido voces desde esos sectores que dicen que Correa sólo pretendía reformar el capitalismo y no iniciar una revolución socialista como las que se están dando en Venezuela o en Bolivia.

Bajo el mandato de Rafael Correa el pueblo junto con los diputados de la constituyente, redactaron una nueva constitución en la que se recogía la democracia participativa, los derechos de los indígenas, la intervención del estado en la economía y la planificación popular de ésta y las nacionalizaciones de los sectores estratégicos como el agua o los recursos mineros, entre otras cosas.

Esta nueva Carta Magna, que es incluso más avanzada que las nuevas constituciones de Venezuela y Bolivia, cumple el requisito que estableció el presidente revolucionario Salvador Allende para iniciar la transición del capitalismo al socialismo. No para reformar el capitalismo, sino para comenzar una revolución socialista.

Rafael Correa se ha calificado en varias ocasiones como bolivariano, sandinista, alfarista o martiano, ha defendido el socialismo cubano y ha expresado que su Revolución Ciudadana se adhiere al Socialismo del S XXI que promueve el presidente de Venezuela Hugo Chávez.

La Constitución de Ecuador de 2008 ha demostrado que sus palabras no eran sólo una imagen. Bajo su mandato la educación y la sanidad ya son gratuitas, el gasto social se ha multiplicado, las bases militares estadounidenses han sido expulsadas, se ha separado la iglesia del estado, se han producido nacionalizaciones, no se han firmado Tratados de Libre Comercio, se ha acabado con la Deuda Pública y no se aplican las consignas económicas del Fondo Monetario Internacional (FMI), se están dando los pasos para acabar con la dolarización, se ha prohibido el latifundio, se promueven las cooperativas de trabajadores entre otras iniciativas.

Ademas Ecuador ha integrado la Alianza Bolivariana para América Latina y el Caribe - Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP) cuyos acuerdos económicos se basan en los preceptos marxistas de la complementación, cooperación, solidaridad entre los pueblos y el respeto a las instituciones democráticas de estos. Una lógica que nada tiene que ver con el libre mercado y además fomenta los intercambios sociales y culturales entre sus miembros.

Aquéllos que los califican de autoritario, de viajar a la derecha o de no respetar la constitución, avisaron de que Correa quería acabar con el proyecto Yasuní ITT -el cual llama a la Comunidad Internacional a aportar la mitad del dinero que Ecuador perdería por no explotar el Yasuní con el fin de preservar su biodiversidad-, sin embargo, Rafael Correa firmó para llevar adelante esa iniciativa.

También cargaron los dirigentes indígenas de organizaciones como la CONAIE contra la Propuesta de Ley de Aguas porque daba a las empresas privadas la gestión de este recurso. Resultaba extraño que el presidente que apoya sin reservas la nueva constitución en la que se recoge la nacionalización del agua, vaya a apoyar privatizarla un año después de haberse aprobado esa nueva Carta Magna.

La Propuesta de Ley de Aguas establecía en su mismo texto que, el agua es un "patrimonio nacional, estratégico, de uso público que no puede ser privatizado, regula la obtención, gestión y garantiza el buen vivir". Se demuestra de nuevo la manipulación que la derecha lleva a cabo contra el gobierno de Correa, esta vez comprando a dirigentes de izquierda para que engañen a sus militantes y simpatizantes. Incluso la misma propuesta expone "la nulidad de todos los títulos mineros", lo que "permite recuperar 57 mil concesiones de agua y uso que están en manos de grandes agro exportadores", para así solucionar en favor de los ciudadanos "los 40 mil conflictos en el país y así garantizar la soberanía alimentaria".

Esta propuesta de ley fue redactada después de un amplio debate con los sectores populares y los movimientos sociales, incluso cuando los indígenas rechazaron la negociación propuesta por el gobierno, los asambleístas del partido gobernante Alianza País propusieron una nueva consulta de la ley con los protestantes. Finalmente Rafael Correa llamó a no aprobar la ley para dar tiempo a debatirla con los sectores que se opinían a ella por mera desinformación. Si el mandatario ecuatoriano gobernase de manera autoritaria, la habría impuesto.

Estos dirigentes indígenas, que en los años anteriores habían protagonizado revueltas populares con tal masivo seguimiento que había hecho caer gobiernos, no fueron capaces de sacar ni a 5000 personas a la calle en sus manifestaciones. Y ha sido ahora, con el golpe de estado, cuando algunos investigadores como la venezolana Eva Golinger, han constatado que la USAD, fundación del gobierno de Barack Obama quelleva apoyando económicamente a los golpistas hondureños desde que derrocaron al presidente Zelaya, está financiando a estos sectores. La CONAIE y Pachakutik -ésta última ha apoyado el intento de golpe de estado- entre otras organizaciones que cargan contra el gobierno de Correa con los argumentos anteriormente nombrados y desmontados en esta noticia, reciben dinero de la USAID.

Otras organizaciones indígenas sí apoyan al gobierno de Rafael Correa y en concreto mostraron su apoyo a esta ley de aguas. Pedro de la Cruz, legislador indígena dijo que "la Ley de Aguas planteada por el Gobierno estipula, entre otros aspectos, el cobro mínimo o gratuito para el suministro del vital líquido (...) la nueva Ley sostiene el suministro de este líquido como algo público, al cual todos tienen el derecho de acceder".

El presidente de la Federación Nacional de Organizaciones Campesinas, Indígenas y Negras (Fenocin), Luis Andrango sostuvo que "la ley plantea mecanismos para desprivatizar el agua y en donde a través de más de 50 talleres se ha discutido la ley".

José Agualsaca, presidente de la Confederación de Pueblos y Organizaciones Indígenas Campesinas del Ecuador (FEI), expresó que "el agua es un patrimonio nacional, hemos estudiado y queremos decirle que en Ecuador no se está discutiendo una ley en la que se va a privatizar el agua".

Pese a financiar a dirigentes de la izquierda para ayudar a crear una matriz de opinión contraria al gobierno de Rafael Correa, el presidente sigue teniendo un 70% de apoyo popular según las encuestas de opinión.

El objetivo del golpe

El objetivo del golpe de estado en Ecuador trasciende por mucho a Rafael Correa, al igual que el de Honduras lo hizo con Zelaya. El fin de la emancipación de los pueblos que se está dando en Latinoamérica y tiene como máxima expresión el ALBA es lo que se persigue con estos golpes de estado. Es el ALBA y los gobiernos que lo integran los objetivos de estas acciones golpistas.

Sólo un dato, cuando el gobierno de Paraguay expresó su deseo de unirse al ALBA-TCP comenzaron las amenazas golpistas de la oposición -mayoritaria en el legislativo- contra Fernando Lugo.

La Alianza Bolivariana desplaza a las grandes empresas transnacionales en las relaciones comerciales poniendo al ser humano en el lugar principal de éstas, en vez de el dinero. El capital al servicio de la ciudadanía y no al revés, lo que no aumenta los beneficios de las empresas privadas y si acrecenta las ganas de eliminar esos gobiernos que promueven una equitativa distribución de la riqueza.

Comunidad Internacional

Debido a ese objetivo, volver a privatizar los medios de producción para explotarlos mediante empresas privadas las cuales se quedarán con el beneficio y no los ciudadanos, la mayoría de los países con gobiernos neoliberales del mundo apoyan estos golpes de estado. Aunque al principio mantengan una imagen de desaprobación a los golpistas.

El gobierno español, en las primeras semanas del golpe a Zelaya, mostró todo su apoyo a Zelaya, sin fisuras. En los meses siguientes empezó a pedir amnistía para los golpistas asesinos, además de exigir al presidente Zelaya la renuncia expresa a celebrar un referéndum para preguntar a la población si quería votar para elegir una nueva constitución. Con esto último, España apoyó el principal objetivo de los golpistas y además con la amnistía blindó la seguridad jurídica de éstos. Por si fuera poco el gobierno de Zapatero se negó a apoyar un referéndum para preguntar al pueblo su opinión. Todo esto siguiendo las pautas marcadas por la Organización de Estados Americanos (OEA)

A día de hoy España financia la dictadura de Honduras y ha reconocido al líder de ese régimen fascista como presidente constitucional del país centroamericano. Pese a haber ganado unas elecciones en las que la oposicón no participó, fue reprimida brutalmente, los Observadores Internacionales brillaron por su ausencia y la Comunidad Internacional no reconoció.

Eso sí, la actual dictadura hondureña ha vuelto a privatizar la educación, la sanidad, el agua y el resto de recursos naturales. Ha devuelto las tierras a los latifundistas, las bases militares a los Estados Unidos, está firmando los Tratados de Libre Comercio que pasan por la mesa de firmas... Lo que le conviene a los grandes banqueros y empresarios. Por supuesto se ha salido del ALBA-TCP.

La mayoría de la Comunidad Internacional cuyos gobiernos legislan en favor de la oligarquía han reconocido como legal y legítima a la misma dictadura hondureña a la que condenaron unos meses antes.

De la misma forma se ha pronunciado la Comunidad Internacional cuando Rafael Correa y el pueblo ecuatoriano sufrieron por unas horas el terrorismo golpista. Meses después de haber traicionado al pueblo hondureño ¿qué credibilidad le queda a la comunidad internacional? ¿quién podría creer que no iban a hacer lo mismo que en Honduras?

Los EEUU que apoyaron y apoyan casi sin reservas a los golpistas hondureños, llevan corrompiendo desde los inicios de la Revolución Ciudadana a las fuerzas de seguridad del estado, financiando a los grupos derechistas -algunos disfrazados de izquierda- y entrenándolos en la Ecuela de las Américas con el fin de enseñarles a reprimir al pueblo y derrocar a los gobiernos que no son de los intereses imperialistas.

Por eso, al igual que lo sucedido en Honduras - y en Guatemala, Haití, Chile o Nicaragua- el golpe en Ecuador no ha sido organizado sin la participación del gobierno estadounidense. Así se han pronunciado varios presidentes latinoamericanos como el venezolano Hugo Chávez, el boliviano Evo Morales o el nicaragüense Daniel Ortega.

Los datos aportados en este texto no dejan lugar a muchas dudas, que si las hubiera, podrían ser espejadas por el comportamiento de Obama, quién mostró más alegría con la muerte del guerrillero Mono Jojoy que con la victoria popular en Ecuador. De hecho Obama tardó inexplicablemente mucho menos tiempo en felicitar al presidente Santos por el ataque a las FARC que en condenar el golpe de estado en Ecuador.

Los medios de comunicación

¿Golpe de estado? Que va, decían los medios de comunicación masiva es España, apenas una "revuelta policial", provocada por el gobierno de Correa por supuesto, el cual ha aprobado con respecto a la policía "una ley lesiva con sus condiciones laborales". La cual les da nuevos derechos y les dobla el sueldo, además de garantizarles alojo digno en sus traslados temporales. Todo un ataque a los derechos de los trabajadores y no lo que ha hecho el Gobierno de España con la reforma laboral.

¿Los Estados Unidos? Nada que ver. No se puede leer en las informaciones de El País, de Público, de CNN, del ABC o de El Mundo, nada que tenga que ver con la financiación de EEUU a grupos desestabilizadores ni de su labor para corromper a militares ecuatorianos para posicionarlos contra su gobierno revolucionario.

Mientras tanto los medios de comunicación en Ecuador ya estaban pidiendo la amnistía para los golpistas, justificando su actuación. Sin informar sobre lo que acontecía realmente en el país sudamericano cuando las fuerzas golpistas tumbaron las señales de la radio y televisión públicas ecuatorianas.

Conclusiones

Este intento de golpe de estado, al fallar, ha puesto en evidencia a los sectores opositores que no buscan desarrollar sus ideales políticos gracias a la fuerza de los votos. Con esto se ha podido depurar la policía, y desarrollar las políticas necesarias para acabar con cualquier iniciativa golpista.

Correa ha logrado unificar más al movimiento que lo apoya -integrado por ciudadanos y ciudadanas que ahora saben que las conquistas sociales, económicas y políticas conseguidas en estos años de revolución pueden ser perdidas violenta y rápidamente, y que para su protección sólo sirve la unidad-, gracias a la valentía mostrada al plantar cara a los elementos golpistas y a no claudicar aún cuando su vida corría peligro por ello. Los ecuaorianos y las ecuatorianas consideraron lo que pasó como un golpe de estado, pese a las informaciones mediáticas, y las encuestas confirman que volverían a salir en masa a la calle si volviera a suceder lo mismo.

La Comunidad Internacional ha actuado de la misma forma que con Honduras, mostrando que las nuevas instituciones latinoamericanas, surgidas al calor de estos procesos de izquierda, como la UNASUR y el ALBA, son los únicos apoyos reales con los que cuentan los presidentes que dirigen esos procesos para enfrentar los golpes de estado.

El principal apoyo de Correa es el pueblo, que reaccionando increíblemente rápido, salió por millones a las calles para defender a su presidente y al proceso que este lidera, inclinando la balanza a su favor.

Curiosidades

Nada más darse el golpe de estado la gente acudió en masa, incluso dejando sus trabajos antes de tiempo, al Palacio de Gobierno para impedir que éste fuera tomado por los golpistas.

Las cúpulas militares y policiales se posicionaron inmediatamente a favor del presidente Rafael Correa.

Varios analistas políticos han señalado que el ejército tardó demasiado tiempo en decidirse a rescatar a Rafael Correa. Según esos mismos analistas, si el pueblo no hubiera reaccionado tan rápida y decididamente, el ejército no hubiera apoyado a Correa.

El comandante de la Policía de Ecuador, Freddy Martínez junto con otros 6 generales han dimitido voluntariamente. Martínez cuenta con el respaldo del presidente Correa.

Los coroneles Manuel Rivadeneira, Julio César Cueva y Marcelo Echeverría han sido cesados y han pasado a disposición judicial por secuestrar al presidente.

La nueva cúpula militar sólo tendrá un comandante, el recién designado Patricio Franco, y 4 generales, de menor rango que los de la anterior cúpula.

Los diputados revolucionarios fieles al presidente Rafael Correa fueron golpeados y expulsados de la Asamblea Nacional cuando los policías golpistas tomaron el poder legislativo.

El canciller Ricardo Patiño llamó al pueblo a ir con él a rescatar al presidente Correa al hospital donde estaba secuestrado. Al final el dirigente fue herido por la represión de la policía golpista durante el rescate.

El vicepresidente Lenín Moreno rechazó asumir el cargo de presidente durante el secuestro, confirmando su fidelidad al presidente Correa, al pueblo ecuatoriano y a la democracia.

Rafael Correa fue a la protesta policial por su propia decisión.

En Venezuela y en Ecuador se fustró el golpe, pero no en Honduras. Lo que Venezuela y Ecuador tuvieron en común entre ellos y de diferente con Honduras fue que en los países sudamericanos el ejército o una parte de él apoyaba al presidente temporalmente derrocado. En el país centroamericano el ejército era fiel a los golpistas.

Ecuador no ha reconocido aún al régimen del derechista Pepe Lobo. El resto de los países del ALBA-TCP tampoco.

El primer intento de golpe contra allende se dio el 29 de junio de 1973, entre los altos mandos militares que sofocaron esta rebelión de corte fascista se encontraba Pinochet, lo que le valió al entonces futuro dictador la confianza del presidente Allende

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