Este 28 de junio se cumplio el primer aniversario del golpe militar que, apoyado desde un principio por Estados Unidos y ejecutado por la oligarquía interna, derrocó al presidente constitucional Manuel Zelaya en Honduras, donde, en la actualidad, existe un régimen virtualmente aislado a nivel internacional, con una sostenida resistencia popular en contra, y algunos de los peores índices de violencia y miseria existentes en la región centroamericana.
Las elecciones de noviembre de 2009, con solo un 21,5 por ciento de asistencia, que no fueron reconocidas por las instituciones mundiales y gobiernos nacionales, llevaron a la Primera Magistratura al conservador Porfirio Lobo, un títere de Washington y de la derecha interna, quien enfrenta el rechazo del Frente Nacional de la Resistencia Popular (FNRP), organización surgida a raíz del golpe, el rechazo de la comunidad mundial, y una inexistente institucionalidad nacional, pues nada ha hecho en el orden interno, salvo tratar de controlar el país con mano dura, léase asesinatos de líderes populares y profesionales de la prensa que escriben la verdad de lo que sucede en el pequeño país de unos siete millones de habitantes.
En un llamamiento internacional divulgado desde Tegucigalpa, la capital hondureña, el FNRP exhortó esta semana al pueblo y al resto de los países a convertir el venidero día 28 en otra jornada de lucha, no para recordar, señaló, la caída de la democracia, sino para continuar exigiendo la implantación de una Asamblea Constituyente que redacte una nueva Constitución Nacional (tal como pretendía Zelaya), el retorno a la legalidad institucional y la construcción, plantea el texto, de una sociedad mas justa para todas y todos.
La resistencia, añade, crece diariamente y se extiende por la nación, coordinando las distintas agendas políticas y sociales en un solo proyecto unitario para construir los pilares de una Honduras diferente.
Entretanto, Estados Unidos, por medio de su Secretaria de Estados, Hillary Clinton, presiona para que Honduras retorne a la Organización de Estados Americanos (OEA) —de la cual fue expulsada tras el golpe — y sea aceptada en otros foros internacionales, pero hasta ahora sin éxito.
Si Washington, que en su política exterior de doble moral primero aparentó repudiar el golpe, luego lo aceptó, y ahora lo apadrina, utilizó a Honduras como balón de ensayo para luego tratar de continuar con golpes militares (que apoya, como antes lo hizo en Chile con Augusto Pinochet, por ejemplo) contra otros gobiernos populares de América Latina.
Los políticos norteamericanos deben haberse percatado de que no resulta tan fácil como imaginó la aceptación de las botas militares por detrás del entorchado presidencial en la América Latina actual.
MÁS POBRES Y MÁS VIOLENTOS
Honduras, que bajo el gobierno de Zelaya ingresó en la Alternativa Bolivariana para los pueblos de América (ALBA) y logró algunas mejorías en la calidad de vida de los más pobres (se estima que la miseria atañe a un 70 por ciento de la población) se encuentra ahora inmersa en uno de sus peores momentos en el orden interno.
En el tiempo que perteneció al ALBA, resultaron éxitos notables la Campaña de Alfabetización, la Operación Milagro para devolver la visión a la ciudadanía más necesitada, la entrada en PETROCARIBE, con la compra de petróleo a precios subsidiados, la construcción de viviendas, resoluciones a favor de la infancia, la juventud y la mujer, entre otros muchos programas. Medidas gubernamentales nunca antes conocidas, que despertaron la esperanza de una mejor vida para los más pobres.
Ahora ocurre lo contrario. Un reciente Informe de Desarrollo Humano (IDH) 2009 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) demostró que Honduras posee una mayoría de jóvenes en su población (mas de tres millones en edades de 12 a 30 años), quienes sufren exclusión, desempleo y violencia acrecentada a partir del fascista régimen de Roberto Micheletti, la cara visible del golpe, y luego de Lobo.
Presentado en un céntrico hotel de Tegucigalpa, y entregado al ilegal gobierno, el texto reveló que el índice local de desarrollo humano sigue estancado en un 0,7 por ciento desde junio del pasado año, por debajo de la media de América Latina, indicó Rebeca Arias, la representante del PNUD en la nación centroamericana.
Uno de los sectores más golpeados por la miseria es la infancia, ya que los niños se ven obligados a trabajar a partir de los ocho años, mientras pueden observarse en las calles niñas embarazadas de solo 12 años, explicó la economista Glenda Gallardo, la investigadora principal del informe, quien añadió que nada indica que la situación cambie, pues no hay, precisó, una política de desarrollo local o del gobierno, en tanto los jóvenes desconfían de las instituciones públicas, como los partidos políticos. El 94 por ciento de los encuestados consideró corruptos al Gobierno y al Congreso Nacional.
El análisis del PNUD reveló que es muy bajo el número de adolescentes en la secundaria, situación que se repite en la Universidad.
Los alumnos de bajo nivel económico representan el 0,4 por ciento de los asistentes a la Universidad, y el 74 por ciento de la juventud no está estudiando.
Actualmente, hay más de un millón de desempleados en Honduras, y de cada 10, siete son jóvenes, lo cual hace meditar sobre el futuro de ese dependiente país. Tal situación obliga al exilio a los hondureños, y ya se sabe qué les espera en Estados Unidos. Recuérdese la Ley Arizona, que penaliza como delincuentes a los inmigrantes indocumentados.
El sector femenino hondureño tampoco escapa a la profundización de la crisis socio-económica de la nación.
En ese sentido, la activista Gilda Rivera, del Centro de Derecho de Mujeres y de la coalición Feministas en Resistencia, refirió en entrevista de prensa que "las élites dominantes hondureñas y sus aliados internacionales —las ultraderechas latinoamericanas y estadounidenses, entre otros— no están dispuestas a aceptar las más mínimas transformaciones que permitan una mejoría en las condiciones de vida de la mayoría de la población, en especial de la históricamente excluida."
Para Rivera, el informe de este mes de la Comisión Internamericana de Derechos Humanos (CIDH) refiere que "constató las violaciones de los derechos humanos en el contexto del golpe de estado, recibiendo denuncias del asesinato de numerosas personas, entre ellas nueve periodistas, defensores de derechos humanos, hostigamientos a líderes comunitarios, comunicadores sociales, maestros, sindicalitas y miembros del FNRP".
La activista precisó que la situación se debe a la total impunidad con que actúan los militares y los grupos paramilitares pagados por la derecha debido a las decisiones de la Corte Suprema de Justicia, como es el sobreseimiento definitivo a los soldados y jefes acusados de participar en el golpe y el despido de tres jueces y una magistrada, que asumieron una postura critica y de denuncia a la falta de institucionalidad existente.
Las mujeres, puntualiza, son usadas como botín de guerra en las comunidades en resistencia. Son violentadas sexualmente, y luego exhibidas como trofeos de guerra por los cuerpos represivos del Estado. Las activistas femeninas son perseguidas, amenazadas, hay intentos de secuestros y teléfonos intervenidos por los militares. El Instituto Nacional de la Mujer está dirigido en la actualidad por una seguidora del golpe de facto e impulsa acciones contra las féminas y sus organizaciones.
Estos datos apenas reflejan parte de la vida cotidiana de la sufrida ciudadanía hondureña. La lucha en esa nación por recuperar sus derechos institucionales será ardua y larga, pero el pueblo, que es el único capaz de recuperar la soberanía y las pocas conquistas realizadas por Zelaya, se mantiene firme. Tan firme como estuvo desde el primer día cuando su pequeño país fue victima del primer zarpazo militar de este siglo en América Latina
Las elecciones de noviembre de 2009, con solo un 21,5 por ciento de asistencia, que no fueron reconocidas por las instituciones mundiales y gobiernos nacionales, llevaron a la Primera Magistratura al conservador Porfirio Lobo, un títere de Washington y de la derecha interna, quien enfrenta el rechazo del Frente Nacional de la Resistencia Popular (FNRP), organización surgida a raíz del golpe, el rechazo de la comunidad mundial, y una inexistente institucionalidad nacional, pues nada ha hecho en el orden interno, salvo tratar de controlar el país con mano dura, léase asesinatos de líderes populares y profesionales de la prensa que escriben la verdad de lo que sucede en el pequeño país de unos siete millones de habitantes.
En un llamamiento internacional divulgado desde Tegucigalpa, la capital hondureña, el FNRP exhortó esta semana al pueblo y al resto de los países a convertir el venidero día 28 en otra jornada de lucha, no para recordar, señaló, la caída de la democracia, sino para continuar exigiendo la implantación de una Asamblea Constituyente que redacte una nueva Constitución Nacional (tal como pretendía Zelaya), el retorno a la legalidad institucional y la construcción, plantea el texto, de una sociedad mas justa para todas y todos.
La resistencia, añade, crece diariamente y se extiende por la nación, coordinando las distintas agendas políticas y sociales en un solo proyecto unitario para construir los pilares de una Honduras diferente.
Entretanto, Estados Unidos, por medio de su Secretaria de Estados, Hillary Clinton, presiona para que Honduras retorne a la Organización de Estados Americanos (OEA) —de la cual fue expulsada tras el golpe — y sea aceptada en otros foros internacionales, pero hasta ahora sin éxito.
Si Washington, que en su política exterior de doble moral primero aparentó repudiar el golpe, luego lo aceptó, y ahora lo apadrina, utilizó a Honduras como balón de ensayo para luego tratar de continuar con golpes militares (que apoya, como antes lo hizo en Chile con Augusto Pinochet, por ejemplo) contra otros gobiernos populares de América Latina.
Los políticos norteamericanos deben haberse percatado de que no resulta tan fácil como imaginó la aceptación de las botas militares por detrás del entorchado presidencial en la América Latina actual.
MÁS POBRES Y MÁS VIOLENTOS
Honduras, que bajo el gobierno de Zelaya ingresó en la Alternativa Bolivariana para los pueblos de América (ALBA) y logró algunas mejorías en la calidad de vida de los más pobres (se estima que la miseria atañe a un 70 por ciento de la población) se encuentra ahora inmersa en uno de sus peores momentos en el orden interno.
En el tiempo que perteneció al ALBA, resultaron éxitos notables la Campaña de Alfabetización, la Operación Milagro para devolver la visión a la ciudadanía más necesitada, la entrada en PETROCARIBE, con la compra de petróleo a precios subsidiados, la construcción de viviendas, resoluciones a favor de la infancia, la juventud y la mujer, entre otros muchos programas. Medidas gubernamentales nunca antes conocidas, que despertaron la esperanza de una mejor vida para los más pobres.
Ahora ocurre lo contrario. Un reciente Informe de Desarrollo Humano (IDH) 2009 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) demostró que Honduras posee una mayoría de jóvenes en su población (mas de tres millones en edades de 12 a 30 años), quienes sufren exclusión, desempleo y violencia acrecentada a partir del fascista régimen de Roberto Micheletti, la cara visible del golpe, y luego de Lobo.
Presentado en un céntrico hotel de Tegucigalpa, y entregado al ilegal gobierno, el texto reveló que el índice local de desarrollo humano sigue estancado en un 0,7 por ciento desde junio del pasado año, por debajo de la media de América Latina, indicó Rebeca Arias, la representante del PNUD en la nación centroamericana.
Uno de los sectores más golpeados por la miseria es la infancia, ya que los niños se ven obligados a trabajar a partir de los ocho años, mientras pueden observarse en las calles niñas embarazadas de solo 12 años, explicó la economista Glenda Gallardo, la investigadora principal del informe, quien añadió que nada indica que la situación cambie, pues no hay, precisó, una política de desarrollo local o del gobierno, en tanto los jóvenes desconfían de las instituciones públicas, como los partidos políticos. El 94 por ciento de los encuestados consideró corruptos al Gobierno y al Congreso Nacional.
El análisis del PNUD reveló que es muy bajo el número de adolescentes en la secundaria, situación que se repite en la Universidad.
Los alumnos de bajo nivel económico representan el 0,4 por ciento de los asistentes a la Universidad, y el 74 por ciento de la juventud no está estudiando.
Actualmente, hay más de un millón de desempleados en Honduras, y de cada 10, siete son jóvenes, lo cual hace meditar sobre el futuro de ese dependiente país. Tal situación obliga al exilio a los hondureños, y ya se sabe qué les espera en Estados Unidos. Recuérdese la Ley Arizona, que penaliza como delincuentes a los inmigrantes indocumentados.
El sector femenino hondureño tampoco escapa a la profundización de la crisis socio-económica de la nación.
En ese sentido, la activista Gilda Rivera, del Centro de Derecho de Mujeres y de la coalición Feministas en Resistencia, refirió en entrevista de prensa que "las élites dominantes hondureñas y sus aliados internacionales —las ultraderechas latinoamericanas y estadounidenses, entre otros— no están dispuestas a aceptar las más mínimas transformaciones que permitan una mejoría en las condiciones de vida de la mayoría de la población, en especial de la históricamente excluida."
Para Rivera, el informe de este mes de la Comisión Internamericana de Derechos Humanos (CIDH) refiere que "constató las violaciones de los derechos humanos en el contexto del golpe de estado, recibiendo denuncias del asesinato de numerosas personas, entre ellas nueve periodistas, defensores de derechos humanos, hostigamientos a líderes comunitarios, comunicadores sociales, maestros, sindicalitas y miembros del FNRP".
La activista precisó que la situación se debe a la total impunidad con que actúan los militares y los grupos paramilitares pagados por la derecha debido a las decisiones de la Corte Suprema de Justicia, como es el sobreseimiento definitivo a los soldados y jefes acusados de participar en el golpe y el despido de tres jueces y una magistrada, que asumieron una postura critica y de denuncia a la falta de institucionalidad existente.
Las mujeres, puntualiza, son usadas como botín de guerra en las comunidades en resistencia. Son violentadas sexualmente, y luego exhibidas como trofeos de guerra por los cuerpos represivos del Estado. Las activistas femeninas son perseguidas, amenazadas, hay intentos de secuestros y teléfonos intervenidos por los militares. El Instituto Nacional de la Mujer está dirigido en la actualidad por una seguidora del golpe de facto e impulsa acciones contra las féminas y sus organizaciones.
Estos datos apenas reflejan parte de la vida cotidiana de la sufrida ciudadanía hondureña. La lucha en esa nación por recuperar sus derechos institucionales será ardua y larga, pero el pueblo, que es el único capaz de recuperar la soberanía y las pocas conquistas realizadas por Zelaya, se mantiene firme. Tan firme como estuvo desde el primer día cuando su pequeño país fue victima del primer zarpazo militar de este siglo en América Latina
1 comentarios:
UFS mining shelters include the Rapid-Span, Supa-Span, and Alu-Span range of products, these structures are all easily disassembled and
cartable making them excellent for interim facilities with resale options.
Jundee brought up US$400 million of gold property alone, while Bronzewing, at this time owned by Navigator Strategies Ltd.
Gold is a platinum widely adorned and also highly valued globally.
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