El titulo de este escrito corresponde a un anuncio o consigna publicitaria de la campaña política electoral que se convirtió en un grito victorioso para que Manuel Zelaya Rosales se convirtiera en Presidente de Honduras.
De esa época electoral a esta fecha muchas lunas han pasado, sin embargo la consigna de Urge Mel… Viene Mel cobra vigencia o se pone en moda de nuevo pero paradójicamente en la mente y boca de Porfirio Lobo Sosa, nada menos que el presidente de la Honduras post-golpista. Lo ha dicho (a un periodista de Europa) y lo reitera. “Póngale como quiera pero en Honduras hubo un golpe de Estado”, a confesión de parte relevo de pruebas, dicen los abogados.
Le ha dicho al presidente Leonel Fernández que “está dispuesto a ir a Santo Domingo a traerlo y brindarle todas las garantías necesarias -y sigue diciendo- ya hablé con el Presidente de la Corte Suprema y el Fiscal General de la República y me aseguraron que no lo van a molestar”. Indudablemente que Pepe Lobo sabe que su “gobierno” se ha deteriorado de tal forma que ya agotó las posibilidades de búsqueda y encuentro de aprobación a la “legitimidad” de su gobierno con tutela democrática gringa, y que en el concierto internacional le han puesto las reglas claras de cuáles deben ser las condiciones mínimas del regreso de Zelaya a Honduras.
En esto Manuel Zelaya debe de medir milimétricamente cada paso que va a dar, él sabe con qué clase de personajes trata, él no debe olvidar que su fortaleza la tiene en la Resistencia Nacional y que cada uno de esos pasos debe de darlos en consecuencia con los lineamientos establecidos en dicha instancia nacional.
Hay que ser claros: ¿Qué busca Porfirio Lobo? ¿Reconciliación nacional? ¿Otro ardid más? ¿Fábulas para seguir engañando? ¿Quiere sinceramente una posibilidad verdadera para buscar la reconciliación del país?
Para llegar a una posibilidad real de paz y convivencia Pepe Lobo debe crear las condiciones internas en lo político, en lo jurídico, en lo sicológico y en lo moral, sin ser pesimistas nosotros creemos que esas condiciones no están dadas y que hay que trabajar duro para alcanzarlas. Leemos los diarios y vemos que un extranjero que se hace pasar por hondureño, o sea un personaje putativo, que se llama Ricardo Maduro Joest, tiene el descaro en su condición de extranjero de decir que un hondureño como Manuel Zelaya no puede venir a Honduras. ¡Por Dios santo en qué país vivimos! Y los medios golpistas hacen grandes despliegues de la noticia.
También vemos, leemos y escuchamos a Jorge Arturo Reina junto a Arturo Corrales hablando de la Comisión de Verificación producto del Pacto Tegucigalpa /San José. ¿Y qué es eso? Acaso todo eso junto al Plan Arias no fueron papeles y más papeles manipulados por la Embajada Americana que al final no sirvieron siquiera para usarlos en el servicio sanitario. Lo primero que debe hacer Pepe Lobo, así como hizo aceptando el golpe de Estado, es desmontar toda la farsa golpista y aceptar los errores garrafales cometidos, que han salpicado de sangre la conciencia nacional, y que nos han hecho pasar sonoras vergüenzas a nivel internacional, actos que para algunos retorcidos del patio eso importa poco, porque en esta “nueva vida democrática tutelada” hemos incorporado cínicamente la desvergüenza a la cotidianidad política.
La idea central -si Pepe Lobo y sus cómplices juegan limpio- es que la reconciliación es posible, aunque sea un duro proceso. Ellos deben aprender de los errores y poder con ese aprendizaje trazar las nuevas líneas que nos conduzcan a una convivencia más humana y fraternal. Para ello Pepe Lobo debe desmantelar las estructuras del crimen político que han montado desde el 28 de junio y que siguen impunemente reprimiendo a miembros de la Resistencia Popular a lo largo y ancho del país.
Otra condición, quizá la más importante, debe ser el juzgamiento de los actores del golpe de Estado, o por lo menos, los victimarios deben ir pensando en una solicitud del perdón que pasa por la inclusión de ciertos elementos, sin los cuales tal reclamo sería apenas un cínico ardid para evitar las consecuencias de sus actos pasados en las nuevas circunstancias. Una solicitud de perdón formulada ante aquellos que han sufrido en el pasado a manos de las personas, instituciones golpistas y que ahora se les reclama, supone como mínimo cuatro componentes:
1.- El claro reconocimiento de que se causó un mal y de la magnitud del sufrimiento infringido.
2.-Resultar convincente acerca del arrepentimiento por el daño provocado.
3.-Clara disposición individual o de grupos a remediar o a compensar de algún modo a sus víctimas.
4,-Una explicación y NO UNA JUSTIFICACION de las razones que cree lo indujeron a actuar de manera tan ignominiosa y aborrecible.
En lo político, nacional e internacionalmente Pepe Lobo acepta la Asamblea Nacional Constituyente, lo ha reiterado, esto significa que ha ido descifrando las nuevas realidades que lo rodean, para él y la embajada norteamericana el primer frente a convencer es el frente interno representado por la derecha más recalcitrante y retrógrada que existe, que más parecen lobos totalitarios con piel de corderos democráticos.
Pepelobo, tiene la palabra.
(JOAQUIN BALDEMAR ALVARADO)
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