Suspendidos

Ni en los gobiernos liberales, ni en los mandatos de los militares producto de un golpe de Estado, salvo en el gobierno del doctor Suazo Córdova, en el espurio sietemesino del “primer héroe nacional del siglo XXI” y en el actual de don Porfirio Lobo Sosa, se había visto tanta represión contra los grupos populares y los maestros de Honduras.

El gremio de maestros, acompañado del Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP), padres de familia y estudiantes, inició un movimiento en contra de la ley llamada de participación ciudadana para el mejoramiento de la educación, que, según los docentes, lleva a la municipalización del sistema educativo y, posteriormente, a la privatización del mismo.

Como también, para buscarle una solución al enorme problema que confronta el Instituto Nacional de Previsión del Magisterio (Inprema), que ha sido sometido al más vil saqueo económico, mediante la corrupción entronizada dentro de esa institución, que lo ha dejado descapitalizado, y con el peligro de que los maestros retirados del sistema no sigan gozando de la jubilación, y que los que están por jubilarse no logren ese beneficio.

Durante más o menos tres semanas, los maestros se mantuvieron en las calles, pidiendo el diálogo con el Presidente, quien sostuvo que no se sentaría a una mesa de negociación si los mentores permanecían protestando en las calles, y amenazó con suspenderlos con dos, seis y doce meses de acuerdo a las fechas que ponía como topes para que se presentaran a las aulas.

Atendiendo a la mayoría de asambleas departamentales, la Federación de Organizaciones Magisteriales de Honduras (FOMH) acordó el retorno a clases para proceder al diálogo, con la condición de que si al dieciséis de abril no se resolvía nada, se volvería nuevamente a la lucha.

Previamente, el Gobierno había declarado ilegal la huelga magisterial y, en Consejo de Ministros, decretó la suspensión de 305 maestros, en quince departamentos, cuya lista fue publicada el día viernes en algunos diarios de circulación nacional.

Si la huelga magisterial no siguió el proceso establecido por la ley, la declaratoria de ilegalidad por parte del Gobierno tampoco se ciñó a los pasos que se deben seguir, que son: arreglo directo, mediación, conciliación y arbitraje (de acuerdo al Código de Trabajo) y de un solo “pencazo”, como diría un ex gobernante golpista, decretó ilícito el movimiento de los maestros y condenó a los trescientos cinco mentores al cese de sus labores por dos o seis meses.

Si las golpizas a fuerza de toletes, las intoxicaciones, vejaciones, muertes y todo tipo de represiones que sufrieron los manifestantes, fueron fuertes y contundentes, esta condena a vivir sin sueldo por dos o más meses, es lo peor que este Gobierno ha hecho en contra del pueblo.

Está presionando de manera injusta a un gremio que lo que busca es reivindicar sus derechos y sus conquistas, y defender el derecho que el pueblo tiene a una educación popular y gratuita. Está estrujando a los maestros para acosarlos por el hambre física, por la necesidad; ignorando que, a pesar de todo lo que haga por reprimirlos, nunca podrá aplacar el hambre y la sed de justicia que anidan en la mente de todo hondureño consciente y que, en la lucha magisterial, adquieren características de estandarte popular.

Por muchos velos que use para cubrir la realidad hondureña, nunca podrá esconder la verdad que se vive en las entrañas de Honduras. Un Gobierno que se escuda en el lema del humanismo cristiano y está actuando de manera contradictoria al significado de las dos palabras, no es humano ni es cristiano, es totalmente todo lo opuesto.

Esa acción de privar del pan a los maestros y a sus familias sólo puede verse en un gobierno totalitario y tiránico, para el cual, la dignidad humana y la seguridad de los gobernados salen sobrando o les vale un pepino.

Rectifique, señor presidente Lobo. Esa actitud antihumana y anticristiana lo va a señalar por el resto de su mandato y por los años que le quedan de vida. Con el pueblo se dialoga, no se le somete a padecimientos para humillarlo y doblegarlo. Errar es de humanos… Si usted es inteligente, tendrá que rectificar.