En cuanto al Presidente Hugo Chávez, queda descartada la hipótesis de que fue “sorprendido” como ingenua paloma por el frio y calculador Presidente colombiano, pues en sus declaraciones Chávez confirmó que viene haciendo esfuerzos hace algún tiempo y que los seguirá haciendo para abogar por el retorno de Honduras a la OEA.
Si fue intencional y de común acuerdo con el Presidente Santos, uno podría pensar que ese paso tiene motivos de corte progresista al menos de parte del venezolano, en virtud de la indiscutida trayectoria de solidaridad mostrada por el gobierno bolivariano con el gobierno del Presidente Zelaya y luego con la Resistencia hondureña. Pero aunque he buscado esos motivos progresistas, no los encuentro por ningún lado. En cambio, la información disponible apunta en la dirección contraria:
1) Toda la intencionalidad del proceso es lograr el ingreso de Honduras a la OEA y restablecer negocios con la dictadura mediante PETROCARIBE, lo cual solo beneficia al régimen golpista y no a la Resistencia hondureña, como vimos párrafos atrás;
2) la orientación política que aplico el Presidente Chávez es diametralmente opuesta a la decidida en la Asamblea Nacional del FNRP del pasado 26 de febrero, que decidió apostar por un proceso de Auto Convocatoria constituyente a fin de sacar al golpismo del poder, y no por fortalecerlo; y,
3) ningún órgano directivo de la Resistencia hondureña fue informado con antelación de la maniobra y, en cambio, los organismos golpistas estaban bastante enterados y fueron tomados en cuenta en la operación.
Si lo que quería el Presidente Chávez era ayudar al Pueblo Hondureño y a la reconstrucción de la democracia en Honduras, lo primero que debió hacer era consultar con la Resistencia popular, a través de su Coordinador Nacional, y a su vez, este consultar con los organismos de conducción internos para tomar una decisión colegiada sobre el proceso, y no imponerlo como un hecho consumado desde afuera.
Hizo todo lo contrario: se entendió primero con el aliado estratégico de los Estados Unidos, el Presidente Santos, luego entre ambos se entendieron con el gobierno de Porfirio Lobo, ofreciéndole negocios con PETROCARIBE, y después, según lo dicho públicamente por el Coordinador General del FNRP, le consultaron a Manuel Zelaya Rosales del plan mediante una sencilla llamada telefónica. Ni que decir de los organismos de conducción del FNRP y de la base de la Resistencia que lo supimos por los cables internacionales.
Duele decirlo pero las evidencias disponibles, apuntan en el sentido de que el gobierno bolivariano ha decidido entenderse con nuestro enemigo, el régimen golpista, además de fortalecerlo económicamente, en base a intereses que no son los de nuestro Pueblo. Aquí no veo cómo puede haber beneficio para la duda.
¿Cuál es la lógica de esta conducta política del Presidente Chávez? ¿Qué intereses hay de fondo en esa conducta? La siguiente es una hipótesis a partir del estudio del contexto y de algunos antecedentes.
Las razones económicas del giro venezolano hacia Colombia
Colombia y Venezuela rompieron relaciones diplomáticas y comerciales en julio de 2010 tras que el entonces Presidente de Colombia, Álvaro Uribe, acusara a Venezuela ante la OEA de apoyar a la guerrilla de las FARC y el ELN, en momentos en que desarrollaba una ofensiva para su desarticulación. Previo a eso ya existía un ambiente tenso por la incursión militar colombiana que destruyo un campamento de las FARC en Ecuador y por la firma en octubre de 2009 de un Convenio con Estados Unidos por el cual se autoriza la construcción de siete bases militares en territorio colombiano.
La ruptura de relaciones produjo una difícil situación económica para las burguesías de ambos países, pues las exportaciones de Colombia a Venezuela cayeron de 7 mil millones de dólares en 2008 a 1.5 mil millones en 2009, además de problemas de no pago de las transacciones comerciales a colombianos por un monto de casi 800 millones de dólares y la suspensión de importantes obras de infraestructura petrolera y portuaria que resultan estratégicas para la economía venezolana, como la construcción de varios oleoductos y un canal seco con salida al océano pacifico, a ser usados para el comercio con los países suramericanos y asiáticos. A su vez, proyectos similares planificaba Colombia para beneficio de su oligarquía hacia el Caribe.
A lo anterior hay que sumar que la economía en Venezuela tuvo serios problemas en 2010 por la caída de los precios del petróleo, las consecuencias de la crisis financiera internacional, una crisis energética causada por una aguda sequía, la nacionalización de 12 instituciones bancarias y la corrupción.
Asimismo, el ALBA como proyecto de integración de países políticamente afines, parece haber disminuido su perfil desde 2010 ante el surgimiento de UNASUR, un marco de integración más amplio que involucra no solo a países con identidad ideológica progresista (como el ALBA), sino una pluralidad de países entre los que se encuentra regímenes de derecha, como Colombia, y regímenes de centro izquierda, como Brasil, que lo lidera. A su vez, importantes eventos políticos influyeron para que los gobiernos de países del ALBA volvieran más su mirada hacia sus intereses políticos nacionales que hacia afuera, como venía sucediendo desde 2004. Estos acontecimientos políticos fueron, por un lado, las amenazas constantes de Golpes de Estado en Bolivia y Ecuador, así como el golpe consumado en Honduras; el avance de la oposición derechista en Venezuela en 2010 así como una serie de desastres naturales en varios países.
En ese contexto se produjeron importantes replanteamientos políticos en Colombia y Venezuela. En el caso de Colombia, la burguesía industrial y comercial desplazo del poder al sector terrateniente representado por Uribe, caracterizado por una práctica y un discurso confrontativo y militarista que volvía inviable la reapertura de relaciones comerciales y la integración capitalista; por ello fue llevado a la presidencia Juan Manuel Santos, un empresario derechista que, como fue dicho, fue ministro de defensa aunque con un discurso “conciliador” y pragmático, proclive a la distensión con Venezuela, según lo aconsejaban los nuevos tiempos. Desde entonces, Santos ha desarrollado una agenda de ampliar relaciones con otros países que lo ha llevado a una intensísima actividad diplomática internacional.
Por su parte, el gobierno venezolano decidió priorizar su relación integracionista con Colombia incluso por encima del proceso de integración que venía gestándose en la ALBA. Al poco tiempo de haber tomado posesión el Presidente Santos en agosto 2010, se produjo la reapertura de relaciones diplomáticas y comerciales y el inicio de un proceso de integración para retomar los proyectos paralizados e incluso constituir inversiones mixtas colombo-venezolanas.
Giro en lo político a colaborar con regímenes de derecha
El gobierno venezolano se siente tan presionado por el cerco militar que le tiende el imperio con sus siete bases en el vecino país y por la necesidad de contar con una relación económica estable con su contraparte colombiana, que está dispuesto a tomar medidas que antes habrían sido impensables de su parte. Una expresión de esa voluntad conciliadora con la derecha es su afán por demostrar a Colombia, a la OEA y al mundo que apuesta por las elecciones y que no exporta la lucha armada.
En esa línea el gobierno de Hugo Chávez se ha mostrado dispuesto a colaborar cada vez más con su homólogo colombiano en materia de represión política a la izquierda insurgente. A partir del año 2010, ambos países firmaron un convenio de “seguridad” por la cual se comprometieron a capturar militantes de izquierda, o “subversivos”, en ambos lados de la frontera. De esa forma, combatientes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y del Ejercito de Liberación Nacional (ELN) también de ese país, son capturados en territorio venezolano y luego se los entrega, nada más ni nada menos que al gobierno más represivo de América, donde les espera cárcel, tortura o muerte.
Se puede estar de acuerdo o estar en desacuerdo con la opción armada de estos movimientos, pero no existe una justificación válida para capturar y entregar a un gobierno fascista como el colombiano a activistas políticos de izquierda que no causan daño en Venezuela.
Esto es una muestra del éxito que está teniendo la política norteamericana de enseñar los dientes a través de sus bases, los Golpes de Estado y la reactivación de su IVa Flota.
No me cabe duda que la incursión militar de la OTAN en Libia y recientemente en Costa de Marfil, han profundizado ese curso pacificador del gobierno bolivariano y la mejor muestra de ello fue lo fácil en que Chávez fue embarcado por el gobierno colombiano en esta estrategia “normalizadora” en Honduras.
Los motivos del Departamento de Estado USA
Pero Colombia y Venezuela solo juegan el juego que ya ha sido diseñado por el Departamento de Estado Norteamericano. ¿Cuál es ese juego?
En el contexto latinoamericano, Honduras no es un país de mayor importancia económica; pero si política e integracionista. Es el único país latinoamericano donde hubo un Golpe de Estado que no pudo ser revertido y en donde existe un movimiento popular que oscila entre un planteamiento insurreccional y electoral. Por eso, en un contexto regional en el que los Golpes de Estado están en la agenda del Estado norteamericano, Honduras se convierte en un referente peligroso porque sus niveles de movilización han inspirado a otros movimientos sociales en el mundo.
Para el imperio es importante que el caso hondureño constituya un modelo de reconversión de una resistencia popular en un movimiento electoral que finalmente consolide el Estado oligárquico. Es importante para ellos dejar como precedente que puede darse un golpe de estado y legitimarlo al cabo de uno o dos años con un proceso electoral en el cual la resistencia se incorpora como oposición, y que aleje el espectro de la Revolución.
En el plano económico, Honduras tiene tres fronteras con países vecinos y a pesar de nuestra debilidad económica, es poco viable hablar de integración centroamericana, de un TLC y de un Plan Mesoamérica (antes Plan Puebla Panamá) exitosos sin nuestro país.
En función de lo anterior, es clave la incorporación de Honduras a la OEA, así como al SICA --que ya se logro--, y para ello el lobby del Departamento de Estado norteamericano ha conjuntado un espectro de fuerzas que van desde la ultraderecha colombiana (Santos) y la centroizquierda salvadoreña (Funes) para lograr aquel propósito, sin necesidad de quemarse como ocurrió en las negociaciones del Pacto de San José.
Pero esta estrategia no puede funcionar si no se persuade a la Resistencia a colaborar. Y el más influyente actor internacional que puede tener credibilidad ante la Resistencia y ante el mismo Manuel Zelaya Rosales es, ni más ni menos, el líder latinoamericano que en otro momento actuara como nuestro aliado principal, el Presidente Hugo Chávez; ahora dispuesto a colaborar con el dictador Porfirio Lobo Sosa en “normalizar” la crisis hondureña –incluidos los réditos que puede dejarle las ventas que pueda hacer en Honduras con Petrocaribe-- aun cuando se lleve de encuentro el proyecto de refundación de país que nos hemos propuesto los resistentes.
Una necesaria rectificación
Mientras los hechos no digan lo contrario, todo indica que el Presidente Chávez ha sido arrastrado a este vergonzoso rol por el matrimonio que hoy lo une con uno de los regímenes más reaccionarios y represivos de América.
No se da cuenta que combatiendo a las fuerzas insurgentes o haciendo de bombero de los procesos insurreccionales de América Latina, de la mano con el régimen colombiano, a largo plazo está debilitando su propio proyecto bolivariano.
Es nuestro deseo que el Presidente Chávez rectifique cuando todavía está a tiempo de hacerlo, en consideración a la trayectoria que tuvo antes, la cual fue consecuente con los intereses de la Resistencia popular.
Pero de no suceder esa rectificación, es nuestra potestad como Pueblo soberano no prestarnos a esa intención que solo beneficia a los enemigos del cambio en Honduras, y continuar el curso definido por nuestra Asamblea Nacional del FNRP “Campesinos Mártires del Aguan” por la Refundación de nuestro país.
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