La interpretación del conflicto que enfrenta a los maestros y el gobierno de facto es usualmente limitada y a ese yerro contribuyen los medios de comunicación que intencionalmente evaden el contexto para esconder la verdadera causa que le da vida: la profundización violenta del modelo neoliberal con todos los ingredientes corruptos que caracterizan a la oligarquía y a las transnacionales, ambos acostumbrados al saqueo de los exiguos recursos del Estado y a la sobreexplotación de los trabajadores. Un modelo que afecta a todo el pueblo.
Las contantes movilizaciones de los maestros bajo la represión en las calles de distintas ciudades y comunidades de menor tamaño llevaron al régimen a invitar nuevamente a los dirigentes magisteriales a reiniciar pláticas para superar la crisis y los resultados fueron los previstos: los representantes del régimen no pueden ceder mientras los que en verdad tienen el poder no lo ordenen. La alianza dominante no quiere hacer las más mínimas concesiones porque para mantenerse en el poder tienen seguro el apoyo de la administración norteamericana.
De tal modo la mesa de negociaciones no solo convoca a maestros y representantes del régimen. No, de un lado de la mesa se sienta la oligarquía y las transnacionales, entre las que destacan las petroleras, banqueros, maquiladoras y las que ahora tienen en su poder las comunicaciones; del otro, los trabajadores de la industria y los servicios (entre ellos los maestros), campesinos y otros pequeños productores por cuenta propia.
Los de un lado tienen el apoyo y las exigencias de los organismos internacionales de financiamiento que vigilan celosamente el cumplimiento de las estrategias de dominación imperiales y de las transnacionales; también hay asientos ocupados por los órganos represivos y de inteligencia; los del otro, a buena parte del pueblo que ha entendido que la contradicción fundamental se apoya en los intereses de clase, y en su batallar son acompañados por aliados que se identifican con las mismas causas en otros países, los que se han incorporado al internacionalismo de la dignidad. Esta es la expresión esencial de la contradicción; la apariencia es lo que vemos en los medios.
Los testaferros que siempre logran algo para su beneficio personal hablan como bufones en nombre de los “poderes del Estado” – poderes asaltados por la clase dominante desde su creación -. El del ejecutivo amenaza con que no confundan su infaltable mueca como muestra de debilidad porque él es duro y puede actuar en consecuencia; y no deja de tener razón, como pistolero del oeste norteamericano ya ha puesto varias muescas en su pistola, desde el día en que formalmente asalto la presidencia hasta la fecha de hoy cuando ya hay muchos muertos, heridos, per-seguidos, abusadas sexualmente y exiliados.
El bolito de la Corte, tribunal menos serio y con mucho menos prestigio y aceptación del pueblo hondureño que el de trespatines, impuesto en ese cargo por Carlos Flores Facussé -el hombre de la embajada norteamericana y por lo mismo siempre gozando de la confianza de la oligarquía y las trasnacionales- se muestra ante el público como funcionario de “grandes principios y respetuoso de la ley” al que pepe lobo no puede convencer para que cambie su decisión y deje entrar al Manuel Zelaya ¡Vaya Chabacanada! ¿A quién pretenden engañar? Ese pobre diablo no tiene autoridad sobre nada. En la cola, sí, en la mera cola, el fiscal general que también le debe el cargo a Flores Facussé por razones muy conocidas, el que asimismo se presenta como “intransigente y fiel a la ley”.
Por último los diputados que de hecho son los que han prestado los servicios más importantes a la oligarquía y las transnacionales, “honorables miembros” del organismo que ya tuvo un maleante a la cabeza que lleva el deshonrado título de “héroe nacional”. Aceleraron la promulgación de leyes que les permite a los dueños del país apoderarse de minas, ríos, tierras e instituciones del aparato de estado; imponer precios a su antojo y, en suma, arrancar las concesiones del Estado que les venga en gana.
Otras políticas dan cuenta de su odio/miedo a los trabajadores, campesinos y sus aliados a partir de sus intereses de clase, de lo que siempre han tenido conciencia a diferencia de tantos que ingenuamente creen que todos somos iguales ante la ley. Legalizaron la contratación temporal con el propósito de eliminar las pocas reivindicaciones económicas y sociales de los asalariados así como el decreto 18-2008 que apenas intentaba facilitar el proceso de legalización de tierras entregadas por el INA a campesinos sin tierra como manda la Ley de Reforma Agraria.
De la misma manera la emprendieron contra el estatuto del docente y la educación pública apuntando a la privatización por razones que van más allá del interés económico aunque tal aspecto siempre se considera dentro de sus planes de acumulación. Se proponen fortalecer aún más el aparato ideológico para mantener la influencia manipuladora sobre el pueblo. No les bastan los medios de comunicación a su servicio (radio, televisión y prensa escrita) y las grandes iglesias igualmente a su disponibilidad, ahora han abierto la posibilidad de masificar las empresas de formación ideológica que ya tienen los partidos políticos de su propiedad a través del modelo empresarial de una educación privada políticamente inocua, que no engendre contradicciones, fiel a sus intereses.
Van por la línea del pensamiento único: el cerebro de cada hondureño debe quedar herrado como la piel de las bestias, con la profunda creencia de que el poder de los empresarios debe ser absoluto, porque son ellos los que saben qué hacer con el país y no los descamisados, como dijo uno de los “empresarios” que se encuentra entre los connotados asaltantes del Estado que luego del golpe de Estado el “héroe nacional” todavía en ciernes lo premió con un regaló de 2.4 millones de lempiras del erario público “para la defensa de la democracia”.
Como saben que estas políticas no son suficientes para perpetuarse en el poder, no les bastó eliminar la Ley de Participación Ciudadana, ahora van por la destrucción total de la organización sindical del tipo que sea (obrera, campesina, magisterial…); siempre apadrinados por el imperio y los organismos de financiamiento internacional.
Ejército y policía, defensores armados del modelo del control absoluto, son de los que comen migajas del tamaño que les conceden sus galones ganados en ese campo de batalla cuyo enemigo siempre fue el indefenso pueblo hondureño. Vale recordar que la cortísima guerra de 1969 que la providencia les ofreció para que se reivindicaran evidenció que el lema “Honor, lealtad y sacrificio” es una pieza de humor del peor gusto. Todo está documentado, no pueden negar el papel que jugaron en esa oportunidad con las rarísimas excepciones de valor y honestidad que se conocieron de tan pocos oficiales y soldados.
La historia del ejército y la policía está marcada fundamentalmente por el uso del garrote y las bombas lacrimógenas; no por las armas de guerra porque para aplastar al pueblo, su tradicional enemigo, no son necesarias y cuando las usan tienen el propósito de atemorizar o cometer asesinatos selectivos.
Este es el escenario ancestral de Honduras ahora con más y profundas confrontaciones que expresan con mayor claridad los intereses de clase. Y el Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP) se mantiene en su propuesta fundamental del regreso de Manuel Zelaya a su país y la puesta en marcha de una Asamblea Nacional Constituyente.
La suerte está echada y para esta obra no está prevista la fecha de la caída del telón, pero no cabe duda que al final el pueblo ganará porque sobran las muestras de su perseverancia y valentía. Esta es, sin duda, la lucha de todo el pueblo, las luchas de los maestros, obreros, campesinos corren a cuenta de todo el pueblo.
Tegucigalpa MDC 02 abril de 2011
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