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lunes, 4 de abril de 2011

Comentarios II " Oscar Amaya Armijo "

No cabe duda que tras la demostración de contundencia mostrada por el Frente Nacional de Resistencia Popular FNRP, por su capacidad de convocatoria y movilización, ya es tiempo que las diez familias oligárquicas o sus representantes que asaltaron el gobierno, abandonen su prepotencia y humildemente acepten la beligerancia del frente y negociar los términos para la convocatoria a la gran Asamblea Nacional Constituyente, para aprobar una nueva Constitución de la República y refundar Honduras. De no hacerlo cuanto antes, solo queda el camino de la autoconvocatoria de la constituyente por parte de la resistencia nacional, lo que equivaldría a configurar un poder paralelo al oligárquico, con tanta fuerza, que su consecuencia más inmediata sería la expulsión de la oligarquía del poder de la nación y con todo lo que ello implica en materia económica, política y social. Salvo que la miopía, el reaccionarismo ultramontano y la mezquindad oligárquica se impongan, estaremos al borde de una guerra de exterminio fratricida que nadie quiere, más que aquellos que aspiran a mantener incólumes sus bastardos intereses económicos y de clase. Pero debe quedar claro, por lo que se observa, que el ejército y la policía, aún cuando usen todo su armamento, llegarán al momento en que serán incapaces de detener la furia del pueblo hondureño en rebeldía. De aquí que la Junta de Comandantes deba revisar la participación del ejército en una contienda contra hondureños que no son sus enemigos, pues, ni los soldados ni la oficialidad, no son miembros de la oligarquía; sus raíces son populares y viven en los mismos niveles de pobreza que el resto de la población a la que reprimen. Los generales y coroneles, la oficialidad y los soldados, deben quitarse las anteojeras reaccionarias y prejuiciosas, y analizar, desde otras perspectivas, la actual lucha de los hondureños, que no busca más que adecentar esta democracia representativa que solo ha servido para postrarnos en el más abyecto subdesarrollo. ¿Qué prefieren las Fuerzas Armadas: el desprecio generalizado del pueblo hondureño o defender los intereses de diez familias extranjeras que en menos de un siglo nos robaron el país? ++++ Una táctica de la oligarquía es segmentar la lucha del FNRP al pretender separar las distintas demandas de las organizaciones que lo integran para invisibilizar el frente, tal como aspira con la lucha magisterial. Estos ataques por separados llevan la impronta -además- de que los hondureños se aíslen en la lucha y olviden los objetivos ulteriores que son la asamblea constituyente y la refundación de Honduras. En realidad, las luchas sociales y económicas no son inseparables de la lucha política por la democratización del país, en tal sentido el FNRP debe vanguardizar todas las luchas de los hondureños para actuar al unísono. Nadie debe irse solo, por muy pequeña que sea una reivindicación. +++++ En igual sentido se encuentra el problema universitario. Existe el peligro de que la Universidad Nacional Autónoma de Honduras pierda el mandato constitucional de regentar la educación universitaria. Al parecer, en este problema, solamente los estudiantes han tomado conciencia de este peligro, pues existe un tímido o escaso protagonismo de autoridades, docentes y trabajadores. La rebeldía de los estudiantes se debe a que ya comenzó un proceso de desautorización del Consejo Nacional de Educación Superior con miras a dar mayor beligerancia a las universidades privadas que se dedican al comercio de la educación. Otro tanto ocurre con la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán, donde existe la pretensión de quitarle la misión exclusiva y estatal de formar maestros y compartirla también con las universidades privadas. Esta pretensión de la oligarquía de arrebatarle al Estado la educación pública para convertirla en otro negocio más, debe constituirse en otra objetivo más del FNRP, movilizando al pueblo para acompañar a la comunidad universitaria en esta lucha, pero sin olvidar el objetivo fundamental: La refundación de Honduras. ++++++ La oligarquía es muda, ciega, producto de su carencia de formación humanística. Solo basta oírlos hablar o “analizar” la coyuntura. Los “analistas” no les ayudan a comprender el momento actual, no se enteran de las grandes transformaciones que se operan en el pueblo hondureño, de su desarrollo ideológico y la retoma de conciencia. El dinero los obnubila, los pierde la ganancia, la acumulación de dinero. Son tan tontos, tan enajenados, que piensan que los alcaldes les administrarán la educación, la pondrán en niveles nunca alcanzados hasta ahora. Ignoran que el magisterio está plagado de estudiosos, que cargan licenciaturas, maestrías y doctorados, muchos de ellos investigadores de gran valía; pero no, para los diputaditos con ínfulas de intelectuales, pero tan atrasados como las vacas de sus establos, consideran a los maestros delincuentes, mareros y criminales, quienes por esta razón deben ser garroteados y, en el extremo de los casos, exterminados. No se duda de que en esa ley de municipalización de la educación haya la mano metida de un maestro, de esos que no les importa vender su alma por las cuatro monedas de una consultoría; incluso, se sabe dónde y quiénes redactaron esa ley más las que buscan la privatización de todo el sistema educativo. La oligarquía y sus representantes no creen en sus mentes vacías e insulsas, creen en la fuerza del tolete, del gas pimienta y de la bala viva. El poder de su tontera reside en el filo de una bayoneta; no pueden con el intelecto de un maestro, de aquí la criminalización de sus luchas. Del bloque de poder dominante, éste que usurpa el poder es el más tonto, solo basta examinar la pobre conducta de los “ministros”; se gastan horas en sus consejos de ministros discutiendo sobre cuál de los toletes es más efectivo para reprimir a los maestros y al pueblo en general. La oligarquía topó, ya no tiene cuadros lúcidos para enfrentar a los intelectuales de la resistencia, carecen de relevos, y lo peor del caso es que carecen de voluntad para cambiar sus ideas bobaliconas sobre educación. Son tan tontos los oligarcas que creen que el 30 de marzo no pasó nada en Honduras, para ellos nunca existió el Paro Cívico, y solamente caerán en la cuenta de su endeble poder cuando estén empacando sus bártulos para marcharse a la gusanera de Miami. +++++ Muchos entienden que Juan Orlando Hernández, presidente del Congreso golpista, tenga poco alcance para entender lo que ocurre en Honduras, pues de repente no leyó completamente El príncipe de Niccolo Maquiavelli o quizás nunca se enteró de que alguna vez Stefan Sweig publico el libro José Fouché o nunca estudio completo el Derecho Romano de Petit. En cambio, es inaudito que Pepe Lobo se haga el tonto si él, además de estudiar en la escuela de Marxismo leninismo del PCUS, abrevó las aguas de los pobres manuales de marxismo que circulaban en la década del setenta. Es probable que en sus anaqueles figuraran las Obras completas de Marx y Engels, la Economía política de Nikitin, el Materialismo Histórico, de Kursanov; las Categorías de la dialéctica Materialista de Alexandrov; los 52 tomos de la Obra completa de Lenin, en fin los clásicos del marxismo, incluyendo a Mao. Pepe, entonces, deviene obligado a utilizar los recursos de la dialéctica materialista para analizar la coyuntura con lucidez y llegar a conclusiones valederas sobre la actual crisis política. No importa que él sea un hijo de la oligarquía, que defienda sus intereses de clase, que se muera por la propiedad privada, pero sus constructos marxista deben llevarlo a sopesar la realidad con mayor ecuanimidad que los burdos tontos que le rodean; pero no, pesa más en Pepe sus feudos de la Empalizada que lo que aprendió en la células del Partido Comunista de Honduras. Es inaudito escuchar a Pepe hablando de la misma manera que lo hace un furibundo anticomunista, que lo único que leyó fueron las recomendaciones de las tiras cómicas de la Alianza para el Progreso que los gringos difundieron en la década del sesenta para combatir la revolución cubana. Nadie le pide a Pepe que traicione el bloque de poder dominante como lo hizo valientemente Mel Zelaya, pero al menos que se comporte dentro de eso que algunos ilusos llaman democracia, y busque soluciones consensuadas con quienes hoy le exigen respeto a los derechos sociales y económicos conquistados. Es una cuestión de no retroceder a las prácticas cavernarias, anteriores a la falsa democracia representativa o mantener una dignidad relativa frente a las diez familias que lo dominan o distanciarse al menos de las voraces pretensiones del Fondo Monetaria Internacional. Deben ser ilusas estas peticiones, pero en el marco de la vieja democracia representativa que existió en Honduras, un comportamiento de este tipo le servía a las clases dominantes mantener, en relativa calma, el modo de vida burgués. Continuará)

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