Aunque
por el momento no se ha aprobado la nueva ley electoral y de las Organizaciones
Políticas, ya se presentaron los candidatos de las distintas corrientes para
las elecciones internas de las agrupaciones que se disputan el poder de la
nación.
Algunos
candidatos tienen credibilidad ante el pueblo, otros no reúnen las condiciones
mínimas, pero, ellos testarudos como son, se engañan y creen ciegamente que
pueden llegar a gobernar.
Sin
decir “agua va y agua viene”, estos ilusos consideran que continuarán con lo
mismo de siempre: el discurso vano y falaz; las promesas que en la
práctica son mentiras y demagogia; la compra de conciencias y la repartición de
los cargos públicos de acuerdo con la aportación financiera del interesado.
Hasta la saciedad y después del golpe de estado el pueblo pide a gritos el
cambio de conducta y actitud en relación a las formas de lucha para obtener el
poder público. A nuestro juicio, debe aprobarse una nueva ley electoral que
permita amplia participación al soberano y, eliminar las corrientes internas
que no son signos de democracia en los partidos porque los candidatos se
convierten en dueños omnímodos de los mismos.
Así
como está la situación, sin la aprobación de la nueva ley electoral, no pueden
haber cambios sustanciales y, volveríamos, a elegir candidatos que no son del
gusto y parecer de los hondureños. Como si esto fuera poco, los partidos
tradicionales del bipartidismo están atomizados por la ausencia de unidad
interna, siendo el Partido Liberal el más afectado en vista que algunos de sus
“dirigentes” participaron directa y activamente en el golpe civil militar del
28 de junio del 2009. A pesar de estar resquebrajados, el Partido Liberal y
Nacional, tratan de presentarse “como si no ha pasado nada” en sus filas
proponiendo candidaturas como tarjetas de navidad. Aunque no lo quieran
aceptar, la campaña electoral en la que ya están inmersos, será, a nuestro
juicio, más complicada, difícil y costosa que las anteriores por existir nuevos
fenómenos y hechos.
Paralelamente,
hay que tomar en consideración, el surgimiento de nuevos partidos cuya
militancia ha formado parte de la Resistencia Nacional, que siendo realistas y
a tono con la verdad, aglutina a las masas populares que no estuvieron ni están
de acuerdo con los golpistas. En tal sentido, es ya una realidad la existencia
de LIBRE y el FAPER que en este mes de octubre han realizado varias reuniones
para precisar el nombre con que los conocerá el pueblo hondureño y, además,
serán inscritos en el Tribunal Supremo Electoral. El partido LIBRE, que
significa Libertad y Refundación, es el que coordina y dirige, el ex mandatario
Manuel Zelaya, cuya esencia es la alianza de fuerzas políticas y sociales, y
que sin lugar a dudas aglutina a la mayoría de la resistencia nacional, que ha
luchado sin tregua en contra de los golpistas, y que tiene enormes
posibilidades de lograr un triunfo si es inscrito y aceptado sin cortapisas de
ninguna naturaleza. Aquí están las fuerzas de la izquierda revolucionaria y los
liberales en resistencia que condenan la actitud del Central Ejecutivo que
dirigen los Elvincistas y que vociferan, sin argumentos sólidos que mantienen
la fuerza y la unidad de la enseña rojo, blanco rojo de las milicias
eternamente jóvenes.
El
partido LIBRE que dirige Zelaya Rosales, es ya un partido con estructura
departamental y local, estatutos, línea política y estratégica cuyo centro es
la formación de una Constituyente que tenga la potestad de cambiar la Ley
Fundamental y así, enfilar al país por la refundación de una nueva Honduras.
A MEL
y su partido LIBRE solo le falta la recolección de unas cien mil firmas, a
pesar de que la LEY expresa que sólo son 43 mil, para ser aceptados por el TSE,
y participar, de esta manera en las próximas elecciones que se avecinan.
Por
su parte el FAPER, que dirige Andrés Pavón. Es la Fuerza y Acción Popular en
Resistencia que también se apresta a inscribirse como lo exige la ley electoral
y, que quiérase que no, ha escindido al movimiento de resistencia restando
fuerza al movimiento anti golpista. Lo correcto sería, que ambos partidos se
aliaran para lograr un triunfo definitivo sobre el bipartidismo y las demás
organizaciones que existen pero que no constituyen ninguna oposición por su
pequeña membresía. Además, está el partido Anti corrupción que dirige Salvador
Nasrrala y posiblemente otras que están por saltar al cotarro político.
Por
esta proliferación de partidos, la situación será distinta, y existe la
posibilidad de que LIBRE cuyo líder indiscutible es Manuel Zelaya Rosales, se
alce con el triunfo electoral, toda vez que se logre la unidad de todas las
fuerzas progresistas y revolucionarias del país y la ultraderecha no se
interponga con sus triquiñuelas y golpes bajos.
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