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miércoles, 28 de septiembre de 2011

Receta simple para una dictadura y la respuesta de la Resistencia Popular

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“Se viene el estallido de mi guitarra, de tu gobierno también
y si tenes alguna duda veni agarrala que esta dura
Si esto no es una dictadura... Que es?”
- Bersuit Vergarabat

La política regional de remilitarización tiene en Honduras un claro ejemplo de una nueva estrategia de hegemonía imperialista que parece más bien desempolvar las viejas costumbres dictatoriales que garantizaban el control absoluto sobre las poblaciones y los recursos de América Latina hace no mucho tiempo atrás.
El Golpe de Estado del 28 de junio del 2009 marcó un nuevo ritmo a las hipócritamente libres y ciudadanas democracias centroamericanas. El asalto de las Fuerzas Armadas en contra el presidente Manuel Zelaya Rosales dio a entender que el tiempo de la cabeza agachada y la subordinación al poder civil había quedado en el pasado.
La confabulación de la empresa privada y los demás poderes del Estado por su lado mostraron que para los grupos de poder cualquier medida es valida con tal de no permitir el avance de los pobladores y pobladoras que reclaman su derecho a una vida más digna.

Receta simple para una DictaduraA pesar que en la primera mitad de la década de los noventa con la implementación del modelo neoliberal y la apertura democrática se dieron algunos avances en la desarticulación de las Fuerzas Armadas como amenazas al estado de derecho, la amenaza no fue disipada del todo.
La estrategia de control se mantuvo y simplemente se cambio al enemigo ya al final de la década de los noventa. Siguiendo una nueva campaña la presencia militar norteamericana se fortaleció está vez en contra de las maras fortaleciendo a la policía y reviviendo a las desorientadas Fuerzas Armadas en la lucha contra el terrorismo que hace unos días conmemoró su primera década recordando el derrumbe de las torres gemelas del World Trade Center en Nueva York y el inició de una nueva polarización del mundo entre buenos y malos, lo que volvió a dar excusas para las campañas mundiales del US ARMY para garantizar la paz de los pueblos.
En esas campañas han participado soldados hondureños como es el caso de la Tropa Xatruch entrenada al calor de las balas y del desierto en la invasión estadounidense contra Irak. Estos elementos militares ahora libran una nueva batalla en un terreno muy distinto al del medio oriente, ubicándose en las fincas campesinas del valle del Aguan al nororiente de Honduras con el propósito de eliminar la lucha de los campesinos y campesinas sin tierras en un fenómeno de represión que retomaremos más adelante en este artículo.
Claro está que la estrategia no está solo en dar nuevos enemigos, estas campañas siempre vienen acompañadas con maletas de dólares para los héroes que deciden luchar por la paz y la democracia. En el caso de la Iniciativa de Seguridad para la Región Centroamericana (CARSI por sus siglas en ingles) el compromiso actual es de un desembolso mayor a los 13 millones de dólares para la Policía Nacional en su enfrentamiento contra el crimen organizado.
Inmediatamente después del Golpe de Estado de hace ya más de dos años en Honduras toda la comunidad internacional retiró su apoyo y reconocimiento al gobierno de facto presidido por Roberto Michelleti a excepción del US Aid (agencia de cooperación de los Estados Unidos) que mantuvo su colaboración para tareas humanitarias y la colaboración permanente entre las fuerzas armadas de ese país y las de Honduras.
Luego de meses de cabildeos internacionales y con la llegada de Porfirio Lobo Sosa en elecciones custodiadas bajo esas Fuerzas Armadas se logró el objetivo del reconocimiento pleno de Honduras llegando hasta su momento final en la pasada Asamblea de la Organización de los Estados Americanos (OEA).
En este periodo no solo se ha mantenido el apoyo a los aparatos represivos si no que el mismo se ha profundizado como nunca antes visto. Retomando el mismo proceso del conocido como Plan Colombia que ha fortalecido la presencia militar norteamericana en ese país con 7 bases militares y del Plan Merida de México que ha desatado niveles de violencia que no se venían desde la Guerra Civil como bien hace la comparación el compañero Tomás Andino en su artículo “La Guerra que viene (la colombianización de Honduras)” se profundiza la militarización en nuestros países con el llamado a la lucha contra el narcotráfico.
En febrero de este año, justo antes de la visita del presidente Barack Obama a la región, el secretario de Estado adjunto de la Oficina de Asuntos Antinarcóticos y Aplicación a la Ley de Estados Unidos, William Browfield visitó Honduras para anunciar el aporte de más de 200 millones de dólares para Guatemala, Honduras y El Salvador en una nueva etapa de la estrategia del continente que consolidaría una especie de “sombrero” que permitiría la coordinación entre los distintos esfuerzo norteamericanos en los países antes mencionados.
Esto además que recientemente en junio pasado se realizó en Guatemala una conferencia en la que Centro América consiguió compromisos de apoyo financiero internacional por unos 2 mil millones de dólares, en su mayoría créditos blandos, para financiar un ambicioso plan regional de seguridad que requiere en total unos 6 mil millones de dólares para los próximos cinco años, según fuentes oficiales. Este plan incluye por supuesto a las Fuerzas Armadas de Honduras junto a las de El Salvador, Guatemala, Nicaragua y República Dominicana.
Sacando cuentas los números poco a poco van asustando, pero esto no es todo. Con la aprobación de la Ley de Seguridad Nacional más cosas se asoman para Honduras con la aprobación de un régimen de aportación en base a impuestos destinados al fortalecimiento de los aparatos de seguridad. Esta ley aplica impuestos al sistema financiero, a las comidas, bebidas, minería, telefonía celular y cooperativas.
El calculo de cuanto ingresará aun no está claro pero se vuelve más preocupante cuando la misma ley anuncia que se permitirá la inversión de parte de estos recursos para generar más ganancias y que será administrado por una equipo conformado por los aparatos de seguridad, la empresa privada y el Foro Nacional de Convergencia como si fuera la sociedad civil aun cuando se sabe no es representativo de los intereses de la población.
Con está inyección de recursos las Fuerzas Armadas y la Policía se convertirán rápidamente en un sector de poder no solo armado si no económico como lo eran en el tiempo de las dictaduras, tanto así que hasta la misma arcaica oligarquía hondureña reaccionó preocupada ante la decisión de Lobo de avanzar en esta iniciativa como un nuevo premio a los elementos militares que ha protegido con altos cargos en su gobierno como agradecimiento por permitirle llegar a la presidencia de Honduras en continuación abierta y pública del Golpe de Estado.
Es importante subrayar que esto no es una simple jugada de los gendarmes hondureños si no un paso más en una estrategia continental iniciada por los Estados Unidos que luego de una improductiva y desgastante década de combates en el medio oriente ha descuidado demasiado a su patio trasero y como siempre Honduras es un aliado fundamental. Esto debido a que sigue contando con una de las bases militares norteamericana más grandes en Palmerola, Comayagua y con la variante que a diferencia de otros momentos de la historia el país se encuentra agitado por el desgaste político oligárquico y las iniciativas populares aglutinadas en el Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP) que se ha convertido en el principal referente político del país.

Respuesta popular

Desde el Golpe de Estado más de 200 personas han sido asesinadas por razones políticas y se reportan más de 5 mil violaciones directas a los derechos humanos, más las distintas violaciones cometidas contra los derechos de toda la población que supera los 8 millones de habitantes.
A pesar de tanto dinero invertido en seguridad Honduras tiene la tasa más alta de homicidios del continente con 77.5 por cada 100 mil habitantes, casi diez veces más de la taza promedio mundial superando casi cinco veces a México y siendo el doble de Colombia. A todas luces está es una consecuencia directa del Golpe de Estado que disparó los niveles de violencia en el país. Es fundamental señalar que a pesar de la enorme fuerza FNRP, que tiene presencia en todo el país y fuera del mismo con más del 70 por ciento de la población identificada como Resistencia, no se ha registrado la muerte de ningún elemento del ejercito o la policía, siendo una violencia generalizada y focalizada solo de un lado hacia el otro.
La Resistencia Popular aglutinada en el FNRP y desde junio de este año también en el brazo político electoral llamado, desde este pasado domingo 25 de septiembre, Resistencia Popular (RP) que participará por primera vez en las elecciones del 2013 ha gozado de gran apoyo internacional con comités de apoyo en todos los continentes, teniendo como uno de tantos ejemplos la carta firmada por 87 congresistas de los Estados Unidos que exigían desde mayo de este año que se detuviera el apoyo económico a las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional hasta que no se aclarará su participación en los asesinatos y la represión política contra la población. Esta petición ha sido ignorada por parte de la Secretaria de Estado y del Departamento de Defensa de ese país.
En este mes de octubre será la inscripción del Partido Político del FNRP, siendo la primera opción partidaria popular con opciones reales de enfrentar a la oligarquía en toda la historia nacional. La inscripción se da en medio de la represión que no ha cesado desde junio de hace dos años con un aceleramiento en los asesinatos políticos en los últimos días siendo los casos de los compañeros Emo Sadloo y Medardo Flores los más recientes, así como el asesinato del joven estudiante Nahum Guerra hace poco menos de un mes en plena jornada de defensa a la educación pública.
En este marco el FNRP ha llamado a sus bases a retomar la lucha en las calles, anunciando un próximo paro cívico que detendrá al país. Esto se suma al lanzamiento de una campaña de denuncia internacional al gobierno de Lobo por el incumplimiento de los acuerdos políticos que permitieron el reconocimiento internacional así como de la violencia política que demuestra la faceta militar del régimen en pleno desenvolvimiento.
Las Fuerzas Armadas y Policía Nacional se han acomodado de nuevo en el poder y esto se demuestra claramente en la presencia militar en el valle del Aguan que marca el paso a una militarización completa del país, como etapa avanzada del Golpe. Una respuesta contundente es necesaria de parte de la Resistencia Popular.
La respuesta a estos ataques ha sido la no violencia por decisión de las distintas asambleas, que han optado por mantener el trabajo de organización popular, de formación político ideológica y de retomar la movilización y a esto sumarle la participación electoral en una estrategia escalada de enfrentamiento contra la oligarquía.
Hay sectores que señalan la participación electoral como un desacelaramiento del enfrentamiento, pero no se puede olvidar la historia del pueblo hondureño que siempre ha estado sometido a los dos partidos tradicionales de la oligarquía: el Liberal y el Nacional, así como a las Fuerzas Armadas y que ha demostrado en las multitudinarias concentraciones de los distintos departamentos durante los últimos dos meses, que el hecho de tener una opción política propia ha venido a dar nuevas energías a una población que se ha mantenido en combate por más de dos años y que quiere vencer.
El Golpe de Estado fue un despertar pero el proceso de conciencia sigue siendo necesario. La resistencia ha ido asimilando que la única victoria real es el retomar todo lo que mantiene secuestrado la oligarquía, entendiendo también que los niveles de organización deben seguir fortaleciéndose y no apresurarse en iniciativas que aunque suenen muy bien en el discurso no van de acorde con la realidad organizativa y de estructuración que existe en el país. Esto no quiere decir un menosprecio a las estructuras que tanto le han costado al movimiento popular pero es necesario aceptar que aun falta mucho por hacer para ser una amenaza real a la oligarquía. El enfrentamiento se ha vuelto practico e ideológico lo que lo vuelve más fuerte que nunca.
En el Leninismo clásico el Partido es el orientador del movimiento de masas, pero en la asamblea de este pasado domingo la estructura amplia del FNRP mostró la claridad necesaria para orientar y mantener la imagen de lucha frontal que ha caracterizado a la RESISTENCIA POPULAR que ahora cuenta con un instrumento más de lucha. Las puertas siempre están abiertas para incorporarse a la estructura que se ha ido creando en medio del combate, esperamos que pronto se vayan sumando los compañeros y compañeras que han optado por hacer la lucha desde afuera auto excluyéndose de un proceso cuyos únicos enemigos son el imperialismo, la oligarquia, el bipartidismo y los aparatos represivos.
Honduras se ha convertido en la frontera de América Latina, teniendo de un lado la posibilidad de una nueva era de dictaduras y del otro del nacimiento de un proceso popular revolucionario que cree en el enfrentamiento no violento, creando una política colectiva y frontal. Ambos lados son irreconciliables uno con el otro y no podrán coexistir en el mismo espacio por mucho tiempo. En ambos casos hay muestras de acumulación de fuerzas muy aceleradas y será necesario observar muy de cerca lo que sucede ya que marcará directamente los destinos de todo el continente.
La amenaza es latente, pero también lo es la esperanza.

Gerardo Torres Zelaya
Secretario General Organización Política Los Necios (OPLN)
Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP)
Honduras

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