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viernes, 9 de septiembre de 2011

La venganza de don Mario " Roberto Quesada "


A Emo, hondureño de verdad… nunca invasor económico.
El virus del poder es peor que otros que recorren el globo terráqueo. Y no solo el poder político o económico sino también en otros tipos de poderes, como el religioso. Aunque parezca contradictorio: a muchos religiosos los contagia la arrogancia, la vanidad y la avaricia.
Existe también otro tipo de poder que causa vanidad, arrogancia y otras taras, puede ser en un atleta sobresaliente, un artista, pero generalmente con esta presunción no se daña a nadie, incluso los más civilizados hasta tienen indulgencia para este tipo de divas y divos.
Existen los “divos’ y “divas” prefabricados, como cuando son creados bajo cierta circunstancia política con propósitos definidos como enajenar a un pueblo, defender a diente y colmillos a sus amos, o despotricar y difamar a la oposición. Dentro de este contexto existe quienes por una coyuntura están frente a un medio de comunicación o equis programa y que por esas circunstancias, de la noche a la mañana, como dicen los españoles, se haya vuelto “famosillo”. Es diferente pero a veces también son nocivos para el bien colectivo, independientemente de la ideología que defiendan.
Muchas veces hay quienes poseen la combinación: el poder económico y político. Lo que en verdad viene a ser una redundancia, cuando se tiene el poder económico, sobre todo en países como el nuestro, los políticos por si solo se acercan como con radar, como abeja al panal, parodiando una canción de Juan Luis Guerra, y se creen infalibles, inmortales e imbatibles. No obstante la historia nos lo repite, que estos pequeños mortales barnizados de dioses, no pueden sostenerse con sus pies de barro.
(Mientras esto escribo, escucho en Interpretando la Noticia, de Radio Globo, la noticia del asesinato de Emo en nuestro país, un hondureño más hondureño que muchos, con lágrimas en los ojos digo y escribo que Emo no muere solo se multiplica. Así como van las cosas, los fascistas pretenden acabar con todo Honduras y quedarse ellos con nuestra patria…¿ hasta cuándo seguirá el pueblo hondureño agachando la cabeza y dejando que utilicen su corazón como tiro al blanco…? Lloro, le explico lo sucedido a mi hijo de seis años, mostrándole la imagen de Emo en la pantalla y créanme que me siento cierto alivio de que mi hijo no sea de Honduras… puta, como duele la barbarie que están haciendo contra nuestro pueblo).
Bueno, acaba de regresar Lucy, mi esposa, amiga de Emo (aquí tenemos fotos de Emo y Lucy abrazados), quien estaba en la tienda comprando los preparativos para el primer día de clases de Robertito. Nos abrazamos. Lloramos. Pero yo debo de continuar con la idea de este artículo que no era Emo, no hacerlo sería proclamar la rendición, estar de rodillas ante los asesinos y eso nunca. Disculpen lectores/as, y si pueden, como yo, reenfoquémonos en el artículo.
Pues les hablaba del virus del poder, a veces mezclado político y económico, por tanto más enajenante. Y que a algunos los utilizan como canes para defender (¿morder?) , vociferar (¿ladrar?), y así se da la vida en estos países latinoamericanos… pero hoy que existe un movimiento latinoamericano que des-oye la voz del amo, pues todo es riesgo, peligro. Y así es como le ha sucedido a un padre ex presidente, que tenía la esperanza de que su hija fuera presidenta, y con esto él obtener una libertad que no se merece.
Por supuesto, me refiero al ex presidente Alberto Fujimori, dictatorial y asesino, que no por bueno está en prisión, allí junto a su achichincle Vladimiro Montesinos, quien soñaba y añoraba que su hija Keiko fuera presidenta del Perú para liberarlo a él de una justa prisión: hijo de tigre sale rayado; hija de sirvenguenza, sale doblada.
Pero lo que son las cosas de la vida, Alberto Fujimori, en 1990, tuvo como contendiente al escritor Mario Vargas Llosa. Fujimori, hábil en el teje y maneje de la manipulación y el soborno político, obviamente, tenía todas las de “ganar”. Así fue, y desde entonces, tras su derrota, Mario Vargas Llosa se instaló en España y se hizo español.
Eso sí, español con doble nacionalidad, nunca ha dejado de ser peruano, y tenía siempre el dedo sobre la llaga. Cuando se dan las recientes elecciones pues nunca olvidó que Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos se la debían, por todo. Y siendo ambos prisioneros de su propia vanidad de poder, los Vargas Llosa contaban con todo a su favor para la bendita revancha.
Se da la primera vuelta en las elecciones entre Keiko Fujimori y Ollanta Humala. Nadie gana, viene una segunda vuelta. Y allí salta Mario Vargas Llosa, y antes de que gane la hija del ex presidente arrogante dictador y enemigo personal, prefirió unirse a Humala (y cuesta creer, con su ultraderechismo, que Mario Vargas Llosa tenga cierta afinidad con Humala), y no es que Vargas Llosa se haya convertido en aliado de Ollanta, no, sino que percibió, más como escritor que como político, que su venganza estaba en dejar vestida y alborotada como presidenta a la hija de Alberto Fujimori, y a su padre preso (y el triunfo de Humala fue tan mínimo que, ¿quién puede descartar que fue la campaña de Vargas Llosa contra Keiko y a favor de Ollanta que le otorgó esa mínima diferencia ganadora?… ¿qué mejor venganza contra sus contendientes políticos… y que a él, al escritor, a la vez le da la gran sensación de boca, de degustar, de haber hecho una gran ficción en vida real a costa de sus enemigos?
Moraleja: No proclames a tu hija presidenta, cuando hayas dejado enemigos escritores durante su ascenso. Bien por don Mario.
Nueva York NY 7 septiembre 2011.
Robertoquesada@hotmail.com

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