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martes, 10 de mayo de 2011

¿Engañará el golpismo a la OEA? " Roberto Quesada "

"El poder constituyente solo le pertenece al pueblo y nadie le puede arrebatar ese derecho. Los ciudadanos y ciudadanas ejercen su derecho a transformar el presente y el futuro.”—Rafael Correa, presidente de Ecuador, luego de salir victorioso en la consulta popular.

Se trata no solo del golpismo hondureño ni de los extranjeros que se hacen pasar por hondureños sino del golpismo internacional, que ha tomado a Honduras no solo como experimento para revivir los golpes de Estado como freno contra las democracias participativas de America Latina sino también como su centro de operaciones.

Decimos que no solo se trata del golpismo hondureño porque en Honduras han desfilado y desfilan golpistas de Venezuela, de Miami, de Washington, y también mensajeros del fascismo de Colombia, de Panamá y de otros países. Esto despeja toda duda de que nuestro país, Honduras, se ha convertido en un campo de operaciones internacional, y lo que menos les interesa a todos estos visitantes no invitados por las grandes mayorías, es nuestro pueblo hondureño. Sin duda, nos han tomado como conejillos de indias, Honduras que se hunda y parte sin novedad.

No olvidar, en ningún momento y bajo ningún concepto, que el golpe de Estado militar fue asestado a través de Honduras a Latinoamérica: se usa Honduras para golpear la Alba y de carambola a Unasur. El objetivo primordial del golpe en Honduras es desestabilizar las democracias latinoamericanas y con ello relevar a gobiernos que buscan autonomía por marionetas controladas con una llamada telefónica o con el resplandor de unas monedas.

La historia de los “engaños” desde el golpe de Estado en Honduras ha estado a la orden del día: falsa la firma de renuncia de Mel: falso el diálogo para retrotraer al presidente Zelaya, en donde, por cierto, participaron por el lado del pueblo renombrados intelectuales: Jorge Arturo Reina, Rodil Rivera Rodil y Víctor Meza, este último ha dicho que actuaron de buena fe y creyendo en la palabra de la contraparte representante del golpismo. Esa buena fe los hizo caer en el más grande engaño, en el más grande fraude contra el pueblo hondureño. Falsa fue también la votación de un Congreso falso porque de antemano se sabía que era golpista; una Corte de Justicia que por la mañana dice sí y por la tarde no. Y todos estos “triunfos” del engaño e inescrúpulo, que ellos en su argot conspirador llaman astucia e inteligencia, tienen al pueblo ya alerta, tanto así que ya no cree en nada ni nadie.

Este proceder recuerda lo que decía la Secretaria de Estado Hillary Clinton en su audiencia de confirmación ante el Senado de Estados Unidos, que “debemos utilizar lo que se ha llamado el “smart power”, el rango completo de herramientas que están a nuestra disposición – diplomáticas, económicas, militares, políticas, legales y culturales – escogiendo la herramienta correcta, o combinación de herramientas, para cada situación. Con el “smart power”, la diplomacia sería la vanguardia de nuestra política exterior.” Luego, Clinton reforzaba este concepto afirmando que “el camino más sabio es primero utilizar la persuasión.”

No se sabe si es coincidencia o aplicación del llamado “smart power”, que si lo simplificamos en lenguaje más accesible para todos sería una especie de “acariciarte, y que te confíes, hasta cuando sientas la puñalada te darás cuenta de la trampa, para entonces todo intento de defensa será inútil”.

La convocatoria a estos diálogos, que en principio suenan como la alternativa perfecta para la solución de la crisis, han tenido relativo éxito en Honduras, es probable que ahora se quiera probar en un escenario más amplio, y quizá se le haya puesto un camino de alpiste a Unasur a través del presidente Hugo Chávez, para que éste, tal como sucediera a nuestros intelectuales hondureños, crea en la buena voluntad de las partes involucradas, le de luz verde al regreso de Honduras a la OEA, dejando a medio camino al presidente Manuel Zelaya en su retorno. Una vez instalados en la OEA, florecerán mil triquiñuelas para que Zelaya no regrese, y entonces no será una derrota solo al pueblo hondureño sino especialmente al presidente Hugo Chávez, un revés diplomático a Unasur y a la unidad latinoamericana. Para entonces cualquier reclamo, cualquier intento por salirse de la emboscada, serán solo gritos perdidos en la selva.

De ocurrir la hipótesis planteada, el único ganador sería el golpismo hondureño e internacional, pues de ser cierto lo que reiteradas veces ha dicho en su lenguaje coloquial el presidente Pepe Lobo, que a él le tiran de un lado y de otro (entiéndase desde la ultraderecha golpista y desde algún sector de la Resistencia), lo que también puede interpretarse de que él se autodefine como auténtico demócrata, su gobierno quedaría más debilitado que nunca, pues ese nuevo fraude no cruzaría de brazos al pueblo hondureño sino que aceleraría la convulsión social, y aun perteneciendo a la OEA, el gobierno de Lobo sería visto, y tratado, por gran cantidad de países como el gobierno de la falsedad o del primer experimento en esta nueva era del “smart power” en America Latina.

Por su parte Unasur y todos los países latinoamericanos, como Nicaragua, que estén implementando --o pensando en hacerlo--la democracia participativa, estarán a merced de recibir el segundo golpe ya con el experimento corregido y aumentado. Descartando desde ya que las Naciones Unidas y la OEA se volcarán por unanimidad a la condena y mucho menos a la expulsión del país donde se ejecute; si antes ocurrió fue porque el golpe en Honduras los tomó desprevenidos, causó tal indignación porque era algo que no se esperaba que se repitiera en este nuevo siglo, en este nuevo milenio.

La OEA, aunque parezca hiperbólico no lo es, estaría abriendo la ventana para retornar a los años terribles de la guerra sucia, en donde, en países como del que procede el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, hubo miles de muertos, torturados, desparecidos, exiliados y las canchas de futbol fueron convertidas en campos de concentración. Y así a lo largo y ancho de América Latina.

En este sentido respaldamos lo expresado por la directora ejecutiva del Centro por la Justicia y el Derecho Internacional, Viviana Krsticevic, La Opinión (Los Angeles, CA 06-05- 11):
“Desde una perspectiva de derechos humanos y de defensa del derecho a la democracia, la enmienda de los hechos ocurridos en el marco del golpe en Honduras no consiste únicamente en la restitución de los derechos de Manuel Zelaya —que por cierto deben ser reparados— sino en el restablecimiento del Estado de Derecho. Para ello, es fundamental que exista un sistema de tutela de garantías que funcione de manera diligente, independiente e imparcial; un sistema en el que sean remplazados los funcionarios que participaron en el golpe de Estado. Por ello, la reintegración de Honduras a la OEA, más allá de pactos políticos entre grupos de poder nacionales o extranjeros, debe ser producto de un examen objetivo sobre el respeto a los principios del Estado de Derecho, los mismos que desafortunadamente siguen ausentes.”

De otra manera, tanto los presidentes/as de Unasur como del resto de América Latina, deben tomar el hábito, si no lo tienen, de dormir siempre con pijama.

Nueva York 8 mayo 2011. Feliz día de la madre.

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