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martes, 1 de marzo de 2011

Frente popular

Durante el fin de semana anterior el Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP) realizó su primera asamblea para definir el futuro de esta organización y el curso de su lucha por la inclusión en el espectro político-electoral de nuestro país.

Desde la perspectiva de la participación en esa asamblea, puede decirse que satisfizo las expectativas de sus organizadores, ya que abarcó a todo el país. También logró, al final de las deliberaciones, establecer niveles de cohesión colectiva aceptables para continuar sus proyectos de organización y movilización.

Esto no significa que la dirigencia central del FNRP haya alcanzado el objetivo de consolidar su liderazgo a nivel nacional, pues fue evidente la discrepancia entre el propósito de aislarlo al control de un reducido sector capitalino y la tendencia general a la creación de un liderazgo amplio y diversificado, de acuerdo con la multiplicidad ideológica y genérica de las bases.

Podría decirse que el FNRP ha salido avante en su primera prueba como estructura política en cierne, pero tiene un largo camino por recorrer para estar en condiciones de actuar, en la brega política, de manera orgánica y sistemática. Para conseguir esa capacidad necesita establecer un liderazgo nacional propiamente dicho y un plan de acción realista, no como partido sino como grupo de presión, por lo menos en esta etapa de su accionar primario.

En este sentido, la estrategia del FNRP planteada en esa asamblea parece estar orientada a conseguir un cambio sustancial en las reglas del sistema político-electoral que garantice la participación democrática y la transparencia en los procesos electorales y sus resultados.

Este sería, a simple vista, el trabajo prioritario de la estrategia del Frente, pues el objetivo fundamental de una Asamblea Constituyente originaria no es posible conseguirlo sin la elección universal de sus integrantes, de conformidad con los Poderes constituidos, ya que las asambleas auto-convocadas solamente son factibles en un estado amorfo cuando la institucionalidad es arrasada por la violencia revolucionaria.

La otra tarea prioritaria, según las resoluciones de esta asamblea, es la organización de 25,000 estructuras locales para consolidar y ampliar las bases, lo cual es también trabajo que requiere de mucha dedicación, pero sobre todo de una cuidadosa coordinación, exenta de excluivismos ideológicos y gremiales, lo mismo que de exacerbados personalismos.

Esa labor organizativa y de formación de cuadros, de llevarse a cabo adecuadamente, constituiría el reto más formidable para los partidos políticos, no solamente por la carga de competición que representa sino por la instrumentación moderna que esto exige, además de la readecuación de las minutas doctrinarias y de nuevas formas de accionamiento político en las masas.

Por el momento, no es posible vislumbrar qué sucederá en lo sucesivo en la conducción del FRNP y el cumplimiento de las metas trazadas, entre ellos la demanda para el retorno a Honduras de su coordinador general, el ex-presidente José Manuel Zelaya Rosales, actualmente residiendo en República Dominicana no como exiliado político sino como invitado del gobierno de ese país caribeño.

Sin embargo, en el contexto nacional, la convocatoria y movilización del FNRP en las circunstancias actuales, sobre todo en lo que se refiere a la postración de los partidos políticos, principalmente del Partido Liberal, es un acontecimiento importante para la reflexión y el análisis sobre el desarrollo de nuestro sistema político y de los anhelos de democratización en la sociedad hondureña.

DIARIO TIEMPO

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