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jueves, 2 de diciembre de 2010

La conspiración de las derechas por Juan Antonio Martínez H

Ante el avance de social de las corrientes progresistas en Latinoamérica, las derechas parecen no quedarse de brazos cruzados y han diseñado toda una estrategia continental para intentar contener todo asomo de solidaridad o simpatía para con los gobiernos del Sur animados en cambios estructurales a favor de sus pueblos, secularmente avasallados por una oligarquía omnímoda.

Es natural que el pánico a perder las canonjías y privilegios de los que tradicionalmente hayan gozado, les impela a unir los dispersos reductos del conservadurismo en América, para dar la batalla a los avances sociales en el Continente.
La defenestración del presidente Zelaya parece haber sido la primera jugada de las consolidadas derechas en el ajedrez político latinoamericano. Era natural que fuera Zelaya la primera víctima del paroxismo conservador, porque además de ser Honduras un país estratégico por su ubicación geográfica en la región, el ex presidente, Manuel Zelaya, exhibía una delirante admiración por los gobernantes progresistas del Sur y los vientos de cambio que inducían, eran consecuentes con su liberalismo pro socialista. No importa cuáles hayan sido la consecuencias de la ruptura del orden constitucional en Honduras, lo importante para las derechas es que, con el golpe de Estado, “se logró frenar el ímpetu socialista de Zelaya y sus aspiraciones continuistas”, y de eso se ufanan constantemente.


Indudablemente que, para que el proyecto golpista tuviera éxito en nuestro país, los conspiradores se agenciaran el asesoramiento de reconocidos “halcones” de la política norteamericana como Otto Reich, subsecretario de Estado para asuntos hemisféricos en el gobierno de Bush y un experto en promoción de golpes de Estado; hábil traficante de armas y drogas en el sonado caso Irán-Contras e inductor del efímero golpe contra Chávez. Éste, junto a su pupilo Carmona, fueron los responsables visibles de la campaña contra Zelaya en EE.UU. con el fin de ganar el apoyo de congresistas republicanos y funcionarios del gobierno de Obama al golpe de estado militar en Honduras.


Vale la pena mencionar que las derechas en Latinoamérica siempre han recostado su influencia en el hombro de la política de seguridad norteamericana que es basada en ideas de predominio mundial y defensa de su sistema democrático liberal, delineada por una “estrategia de seguridad” y afinada después de los acontecimientos del 11/09/01. De ahí que, ante la instauración de regímenes de izquierda en el Continente, haya buscado apoyo de la derecha anidada en el Pentágono que, aunque el Ejecutivo a través del Consejo de Seguridad sea el responsable de tales estrategias, es en el Pentágono donde reside “la materia gris” que las diseña.


Pero las nuevas autoridades de Washington, si bien no estaban a gusto con la proximidad de Chávez con Zelaya, no querían que éste fuera separado de manera abrupta ni mucho menos extrañado del país, sino mediante “otra forma” que los golpistas confabulados nunca entendieron. De allí su desavenencia con Llorens y el origen de los “desvisados” y el por qué ahora, Micheletti quiera ver a Llorens como embajador en el infierno. Esto queda claro en documentos clasificados que WikiLeaks dio a conocer al mundo revelando secretos de la política exterior norteamericana y que TIEMPO informó, al principiar la semana, de manera exquisita a sus lectores.


La pregunta ahora es, ¿si la reunión tripartita que sostuvieron recientemente en nuestro país los presidentes derechistas Uribe, Martinelli y Lobo tiene algo que ver con la acusación lanzada por Nicaragua que algunos países, incluyendo a Honduras, estarían conspirando, aprovechando el diferendo limítrofe con Costa Rica, para tratar de desacreditar al gobierno sandinista? ¿O será parte de esta estrategia, la denuncia hecha por Lobo y su Ministro de Seguridad, de la existencia de armas y el posible adiestramiento de subversivos en Nicaragua?


Lo que sí parece posible, es que Lobo haya sido disuadido por los ilustres pontífices de la derecha, que recién lo visitaron, a no ceder ante la exigencia de la OEA, para que el ex presidente Manuel Zelaya regrese al país con la seguridad debida a su dignidad y respeto a su familia. Esto, supuestamente, por la actitud displicente del gobierno de Lobo y las recientes declaraciones de su Ministro de Relaciones Exteriores, en el sentido de que no importa tanto la reinserción de Honduras al seno del organismo regional. También, porque de pronto cesaron todos los esfuerzos que se hacían para encontrar una salida política para evadir el acecho jurídico de los parcializados órganos de justicia.


De ser así, significa que las derechas, tal como lo ha dejado al descubierto WikiLeaks, siguen gozando de buena salud y conspirando para mantener a los pueblos latinoamericanos, dentro de los esquemas de atraso y subdesarrollo.


juan_antonio_martinez_hernandez@hotmail.com

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Hermanos hondureños quiero que sepan que cuando en Nicaragua se dice que Hondura está conspirando en contra de este país, nos referimos a los golpista. Quisiera que eso quede bien claro.
Por otro lado sabemos aquí en Nicaragua que los ataques continuarán, ya que la derecha internacional no descansa y cuenta con muchísimos recursos de toda clase.
Viva el pueblo hondureño!

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