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domingo, 14 de noviembre de 2010

Policía amenazó con “botarlo muerto en un cerro” a joven que grabó video de rechazo a Cardenal

Entréganos la cámara y te dejamos ir, de lo contrario no te llevaremos a la posta, sino que te botaremos muerto en un cerro”, amenazó la Policía al joven que grabó un video de los manifestantes que rechazaron la presencia del Cardenal, Óscar Andrés Rodríguez Madariaga, arzobispo de Tegucigalpa, después de que éste inauguró una iglesia.

La amenaza a muerte fue denunciada por la organización española, Acción de los Cristianos para la Abolición de la Tortura (ACAT), en una carta enviada al Comisionado Nacional de Derechos Humanos de Honduras, Ramón Custodio, a quien piden investigar, con urgencia, el ataque policial a los manifestantes.


Entre ellos, estaba el muchacho que salió de su casa a filmar la manifestación, quien captó la golpiza contra los vecinos y las vecinas, y al negarse a entregar la cámara a los policías, lo detuvieron de forma arbitraria, indica ACAT en el documento divulgado por el Observatorio Ecuménico del Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI) en Honduras.



El joven que fue golpeado al subir al carro patrulla, antes y durante su detención le condicionaron entregar la cámara para dejarlo ir: “…de lo contrario no te llevaremos a la posta, sino que te botaremos muerto en un cerro”. En la delegación policial lo amenazaron de nuevo: “una cara nunca se nos olvida, la policía siempre anda en las calles”.



Los policiales llevaron al agraviado a la delegación del Zonal Belén, donde fue encontrado por la familia, después de que lo anduvieron buscando, y a quienes intentaron extorsionar pidiéndoles “150 mil lempiras para gastos de hospital”, reveló ACAT.



La Policía amenazó a la familia que si denunciaban el cobro, “ellos tramitarían una denuncia contra el joven por agredir a un policía con una piedra”. La madre del agredido refutó que en el lugar de la protesta no hay piedras, es pavimentado.


La ACAT ha pedido al Comisionado, Custodio López, investigue “especialmente las golpizas indiscriminadas ante personas desarmadas, el lanzamiento de proyectiles lacrimógenos al cuerpo de las personas y las detenciones y amenazas”, para juzgar y castigar a los responsables conforme a la ley.



“… estas agresiones [policiales] se van repitiendo en diferentes zonas de Honduras”, reitera la ACAT.


Recalcan a Custodio “que el derecho a la libre expresión y a la libre manifestación pacífica está contenido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y es obligación de los Estados su debido cumplimiento”, expresan.



La gente gritó reclamos y lanzó huevos al carro del Cardenal. Ya habiéndose retirado éste, la Policía propinó violentas golpizas a los manifestantes; lanzó gases lacrimógenos, al menos uno directo a la cara del joven de 18 años, Mario Leonel Valle, lo que le provocó, contusiones y heridas abiertas”.



La ACAT recuerda al Comisionado Custodio “que todo operativo policial debe cumplir con los estándares de derechos humanos, incluido el uso proporcionado de la fuerza y, nunca, lanzando botes de gases directamente a los cuerpos de las personas”.


Antecedentes:


El Cardenal se opuso al retorno de Manuel Zelaya, en cadena nacional de radio y de televisión al instalarse el régimen de facto, mientras le llamaba “amigo”, le advirtió no regresar a Honduras, porque de hacerlo habría “derramamiento de sangre”.


Según la constitución hondureña, violada y defendida por el golpismo, ningún hondureño puede ser expatriado, y el Estado es laico. El cardenalato, con derecho a expresarse, no constituye un ente político que habilite para hablar en nombre de un gobierno en cadena de radio y de televisión.


A escasos 10 días del Golpe, Rodríguez acusó a Zelaya, de “mentir internacionalmente”, de dividir al pueblo “sembrando una lucha de clases”, de ser un gobierno corrupto y validó como legítimos los juicios falsos de los tribunales.


El Cardenal Rodríguez se alió al golpe de Estado, que defendió como “sucesión constitucional”. No condenó, hasta hoy, los crímenes y violaciones a los derechos humanos por la violencia institucionalizada. Evade discutirlo y se limita a hablar de reconciliación y perdón, sin explicar de qué y cómo.



Rodríguez ha emitido juicios favorables a Micheletti y al humanismo cristiano de Porfirio Lobo. Pero, se refiere con menosprecio a una parte de la población a la que trata como marginal, en un acto moral excluyente ajeno a la doctrina cristiana.



Ha dicho que “no entiendo que es lo que les he hecho para que me odien tanto”, quejándose del repudio popular manifiesto, en especial del pueblo en resistencia, a quienes llamó “grupúsculos”, y reclamó que le manchan las paredes, con los mensajes de protesta dejados en los muros de la Catedral,

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