El proceso constituyente y la soberanía alimentaria

Hace más o menos cinco siglos atrás, en el territorio actual de Honduras cohabitaban cerca de 400 mil habitantes, distribuidos en diferentes pueblos. Estos pueblos cultivaban y producían lo que consumían. Con sus sistemas “rudimentarias” de producción, domesticaron (cultivaron) diferentes tipos de granos básicos que aún constituyen nuestra dieta alimenticia, aunque los descendientes de aquellos pueblos, ahora, languidecen en la miseria, como una denuncia viva frente a nuestra ingratitud como sociedad y como Estado.


La Colonia y el Estado republicano quitaron las tierras a indígenas y campesinos con el argumento de “progreso” y la “modernización” agraria. Supuestamente la acumulación de las tierras fértiles en manos de “empresarios” y terratenientes garantizaría mayor producción, y de mejor calidad. Así fue cómo se engrosó al ejército de campesinos sin tierras, condenados a arar suelos frágiles en las montañas, mientras las tierras fértiles fueron entregadas a los “grandes” productores bajo la promesa del desarrollo nacional.

Cinco siglos después, y luego de fallidos ensayos de reformas agrarias, nos damos cuenta que la apuesta fue y es un rotundo fracaso. Seguimos siendo un país agrícola pero incapaz de “producir” lo que consumimos. Ilusionados con la producción para la exportación. Nos dicen que la exportación genera divisas (dinero), pero ¿dinero para quién? Está demostrado que la exportación y el libre mercado, más temprano que tarde, terminará diezmándonos de hambre. Ya estamos en ello.

¿POR QUÉ SUBE EL PRECIO DE LOS FRIJOLES?

Sube el precio de los frijoles en el mercado, y la explicación es, “el tiempo errático”. Es decir, los efectos del cambio climático. O, “los coyotes especulan con el grano”. Pero, ¿verdaderamente es el cambio climático y/o los coyotes quienes desabastecen de frijoles a Honduras?

¡El país no tiene capacidad de almacenaje de granos básicos! Como en las peores épocas del nomadismo humano, el Estado padece un déficit crónico de una cultura de previsión. En estas condiciones el hambre es nuestro destino.

Las y los campesinos, empobrecidos y abandonados a su suerte, hacen lo que humanamente pueden para alimentar a Honduras arando suelos esterilizados. Pero ellos/as no pueden hacer más milagros sin una política agraria que les garantice más tierras, semillas, asesoramiento técnico, sistema de almacenaje, red caminera hacia mercados internos, etc.

Mientras el Estado suicida siga apostando y apoyando sólo a la producción de la palma africana y a otros monocultivos para la exportación y para el enriquecimiento de los ricos y nuevo ricos, el hambre y el empobrecimiento seguirán deglutiendo a más del 70% de la población, amenazando incluso a los mismos ricos.
¡No estamos condenados a seguir pavimentando nuestra historia nacional con tumbas de niños carcomidos por la desnutrición!

¿ES COMPATIBLE EL LIBRE MERCADO CON LA AGRICULTURA CAMPESINA?

El libre mercado, bajo el mito de la producción agropecuaria para la exportación, tiene por finalidad aniquilar por completo lo que queda del aparato de producción campesina. La agro exportación es monocultivo. Y el monocultivo no sólo expulsa al campesinado hacia las ciudades a mendigar, sino, sobre todo, significa pérdida de la diversidad del patrimonio agrícola de miles de años que nos heredaron nuestros ancestros.

El monocultivo, con el tiempo necesariamente, promueve los productos transgénicos. Y éstos están hechos para que las corporaciones empresariales controlen todo el sistema de producción/ alimentación en el mundo. ¡Y ay de los pueblos que no se sometan a sus intereses!

El hambre y la sed son tácticas previstas para aplacar el despertar de los pueblos insubordinados. A eso, en estrategia militar del Imperio se llama biopolítica. El Imperio decide quién vive y quién muere.

¿ES POSIBLE UNA SOBERANÍA ALIMENTARIA EN HONDURAS?
La soberanía alimentaria consiste en la potestad de los pueblos para decidir libremente qué y cómo producir sus alimentos en equilibrio con la Madre Tierra. Esto implica asumir como política permanente de Estado el producir lo suficiente para satisfacer la demanda del mercado interno y almacenar un porcentaje de la producción como reserva nacional. Si queda remanentes, se exporta.

En Honduras es posible una soberanía alimentaria. La nueva Constitución Política debe incorporar este derecho como una política de Estado de cumplimiento obligatorio. Pero no es suficiente con que el Estado financie y promueva la agropecuaria campesina y empresarial para garantizar la soberanía alimentaria.

Cada uno de nosotros/as debemos asumir la tarea fundamental de consumir lo nuestro. La soberanía alimentaria sólo es posible si dejamos de escupir al espejo de nuestra realidad sociocultural y abandonamos la idealización de lo foráneo. En nuestros diferentes ecosistemas y pisos ecológicos contamos con una gran variedad de productos nativos cuyos potenciales nutrientes aún ignoramos. Allí están, en buena medida, las soluciones a nuestras desgracias cuyas soluciones siempre hemos buscado fuera sin resultados.

Han intentado inocular en nuestra consciencia colectiva el sentimiento y el pensamiento de la impotencia. Nos repiten hasta el cansancio que porque somos empobrecidos carecemos hasta del mínimo poder para transformar nuestra realidad. Y no es verdad. Incluso en este reino del libre mercado para la exportación, Ud. y yo tenemos el poder para decidir qué consumir y qué no consumir. Allí se juega no sólo nuestro futuro, sino el de nuestra Madre Tierra.

¡Impulsemos el proceso constituyente para avanzar hacia nuestra soberanía alimentaria!

ZORZAL es el trabajo mancomunado que realiza, Radio Santa Rosa, OCDIH, INESHCO, CÁRITAS y CASM. Es un esfuerzo por apoyar el proceso de construcción de ciudadanía y de abrir espacios al “empoderamiento” de la población en la toma de decisiones de la nación.

La presente, es la publicación número 11 que hace ZORZAL, desde su fundación.

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