CON LOS GOLPISTAS SOMOS IRRECONCILIABLES- Editorial FNRP EL Progreso

A medida el tiempo pasa, las posiciones alrededor del futuro de nuestro país define con mayor claridad los intereses de los distintos sectores participantes.

Si bien existen dos grandes vertientes, una de los que se agrupan alrededor del proyecto golpista y la otra, quienes nos declaramos en resistencia frente al golpe y la continuación del mismo con el régimen actual, tanto entre los golpistas como en la resistencia se manifiestan tendencias diferentes.

Entre los que abrazan el proyecto golpista están los que plantean que haya más rudeza contra los sectores populares que reclaman sus derechos, son quienes alimentan la animosidad bestial de las hordas policiales y promueven lo que bien podría ser el renacer de la guerra de baja intensidad, consistente en la identificación de luchadores y luchadoras de la resistencia, a quienes se les hace seguimiento, se les secuestra, martiriza y asesina empleando un modo de operación que hace aparecer los crímenes como actos de delincuencia común.

Otros privilegian la táctica mediática, la manejan funcionarios del régimen y personalidades religiosas ligadas al golpismo, así como dirigentes de la clase empresarial. Manejan un discurso de falsa reconciliación y manipulan las aspiraciones y reclamos populares, presentándose ante sus medios de comunicación como los benefactores y preocupados por el dolor del pueblo.

Pero a fin de cuentas golpistas son unos y otros y coinciden en atacar a la resistencia e impedir la convocatoria a la constituyente como la venimos reclamando desde antes de 28 de junio de 2009.

Y porque los golpistas sí tienen un propósito común bien definido contra las clases populares, es que se debe poner bien claro a qué le apuestan algunos sectores que dicen estar en resistencia pero que coquetean con el régimen de Pepe Lobo y/o se les ve entusiasmados con la idea de participar en un proceso electoral en el marco excluyente de la legislación actual, cuyos mecanismos fueron concebidos para sostener un bipartidismo oligárquico.

Celebramos el paso que ha dado Manuel Zelaya en su condición de Coordinador del Frente, al expresar que él es simplemente de la resistencia, con lo cual parece haber comprendido que liberal y resistencia son como agua y aceite, que no pueden mezclarse.

Sin embargo, aquí en el país hay quienes están empecinados en revivir ese cadáver político del Partido Liberal con el claro propósito de alcanzar una cuota en el próximo proceso electoral, cuya función será el de sostener el proyecto golpista. Pero el pueblo los está identificando y les sabrá dar el castigo por traicionar el anhelo de la refundación de Honduras.

Ese mismo rechazo será el que reciban aquellos que en actitud oportunista se divorcien de las decisiones colectivas del Frente y opten por proyectos aislados para satisfacer sus mezquinos apetitos personales y de pequeños grupos acostumbrados a vivir de las migajas que caen de la mesa de la oligarquía.

Definitivamente, en el Frente somos irreconciliables con los golpistas, tanto declarados como solapados